Por supuesto, está Beatriz Sánchez, quien mantiene una constante buena valoración pública, fruto del buen trabajo de las pasadas elecciones; Jorge Sharp, el eficiente alcalde de Valparaíso, que con poco ha podido hacer mucho; Pamela Jiles, quien con una tremenda lucidez, ha logrado develar las mañosas estrategias del gobierno, junto con mantener su cercanía con la gente; y Giorgio Jackson, quien mantiene un mensaje claro y nítido en sus puntos de vista.
Efectivamente, la derecha tiene razones para estar preocupada. No obstante, las verdaderas respuestas a la gobernabilidad del Frente Amplio no están en las manoseadas encuestas, están en el propio Frente Amplio, en sus bases, en sus movimientos, en sus partidos, en los parlamentarios, alcaldes, concejales y cores.
Un futuro gobierno frenteamplista no puede tener puesta la discusión en la calculadora electoral municipal. La preocupación debe estar puesta en ofrecer un programa municipal honesto y real, de cara a la gente, programa que deban cumplir los próximos concejales y alcaldes frenteamplistas.
La posibilidad que la gente vea al Frente Amplio como una alternativa real de gobernanza, radicará en los proyectos de ley que propaguen en el Congreso sus parlamentarios, no en arrebatos infantiles y sesgados, como los del diputado Mirosevic en contra de una de sus pares. Entiendo y también comprendo a los parlamentarios que la TV y los micrófonos les pasó la cuenta. Se sintieron un peldaño más por sobre sus amigos y compañeros de ruta, pero es momento de volver a ser caminantes, ruteros, de a pie, y sentirse parte de todes, como par, no por encima.
Coincido con el alcalde Sharp que la verdadera gobernanza está en el mundo local, en los municipios, y que el Frente Amplio debe jugársela por la mayor cantidad de alcaldías y concejalías. Y coincido también con la diputada Pamela Jiles, respecto a la importancia de valorizar los atributos propios de los que componen el proyecto y colocarse a disposición del conjunto.
Hay una oportunidad vital para nuestro país, para nuestra gente, para los niños del Sename, para nuestros adultos mayores, para los desamparados, para los abandonados por el sistema. Esa oportunidad que la Derecha y la ex Nueva Mayoría tuvieron, pero no cambiaron nada.
Ahora, el Frente Amplio tendrá la oportunidad, pero solo si logra avanzar en una mirada colectiva y no en la búsqueda de supremacías internas, que tanto daño hace a cualquier organización; la tendrá sólo si se vuelve a reconectar con lo básico, con lo simple, lo diverso, lo distinto, lo amable, si vuelve la mística que supera la política tradicional y se retoma la fe abandonando la desconfianza, superando lo individual y retomando el proyecto de muches y con todes.