André Racz, dibujante, grabador y pintor. Nació en Cluj, en la región de Transilvania Rumania, en 1916. Falleció en Englewood, New Jersey, Estados Unidos, el 29 de septiembre de 1994.
De origen judío, debió huir de su país en tiempos de las grandes guerras. Se radicó en Portugal. En 1938 se trasladó a los Estados Unidos formando parte de la vanguardia rumana que participó en el Pabellón Rumano de la Feria Mundial de Nueva York. Se estableció en ese país donde llegó a ser ayudante de Stanley William Hayter en el Taller 17 entre los años 1943 y 1945 junto a Mauricio Lasansky.
Su hermano gemelo también artista, se radicó en Brasil donde desarrolló una reconocida carrera artística bajo el nombre de Emerich Marcier.
Habiendo conocido a Nemesio Antúnez y Enrique Zañartu, viajó a Chile en 1946 y luego en varias oportunidades motivado por su matrimonio con la chilena Teresa Orrego Salas. Hacia 1950 hizo clases de grabado a Carmen Silva, Carlos Faz y Ricardo Irarrázaval, entre otros.
En 1953 se integró como profesor a la Facultad de Artes de la Universidad de Columbia, donde se retiró 30 años después como profesor emérito.
Convertido al catolicismo desarrolló un gusto por la imaginería barroca colonial americana y de íconos rusos. Así también las exposiciones que realizó en Santiago conmovieron por sus obras de profundo sentido religioso.
Realizó ilustraciones para algunas ediciones de la poetisa Gabriela Mistral como Desolación, el Poema de las Madres. Maqueta que fue publicada por editorial del Pacífico en 1950. Su grabado del rostro de la Premio Nobel de Literatura es uno de los más popularmente conocidos.
En 1957 una beca Fullbright le trajo a la Universidad de Chile como profesor visitante.
Apreciado maestro de la Universidad de Columbia, después de su retiro sus alumnos continuaron visitándole en su estudio personal en la isla de Vinalhaven, en Demarest, New Jersey, cerca de la costa de Maine. Su generosidad en compartir sus conocimientos y su actitud artística se reflejaron en sus propias palabras expresadas en una entrevista: “La enseñanza es como la jardinería. Plantas una semilla, pero no la dejas ahí, no si esperas que algo crezca. Al hacer arte la persona aprende sobre sí misma, se vuelve autocrítica, toma decisiones y desarrolla su confianza”.
Dos de sus hijos chilenos son reconocidos artistas, Simone en la cerámica y André Racz en cinematografía.