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Año XVI, 26 de abril de 2024


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El relato de Allamand de la carrera presidencial

“La elección de 2009 era de Piñera y de ningún otro”

El libro La estrella y el arcoiris. Cómo, después de 20 años, fue derrotada la Concertación, escrito por el senador RN Andrés Allamand y la ex diputada UDI Marcela Cubillos, detalla una serie de juicios y estrategias políticas y comunicacionales que derivaron en el triunfo de Sebastián Piñera en las últimas elecciones presidenciales.

Francisco Mardones

  Viernes 23 de abril 2010 18:39 hrs. 
Radio-Uchile

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El libro destaca la inmensa importancia que tuvieron los partidos políticos de la Alianza por Chile en el debate al interior del comando de Piñera, sobre todo en temas que causaron estragos en el entorno del entonces candidato.

El relato parte explicando un contexto político en el que se grafica la percepción que existía acerca de la Concertación como una coalición casi imposible de vencer y cómo esa apreciación fue cambiando con el paso del tiempo.

Corrigiendo errores internos

Vencer algunos problemas internos dentro de la “centro-derecha” como “la intolerancia a la diversidad de que son tradicionalmente prisioneros” la UDI y RN y la “incapacidad de histórica de gestar alianzas más allá de sus fronteras”, entre otras razones como “el déficit de institucionalidad y la pesada imagen de ingobernabilidad de la coalición” que en ese tiempo era opositora.

Justamente fueron algunos de esos axiomas los que debieron sortear en medio de la campaña presidencial, que enfrentaron a unos con otros, con diversos argumentos.

Es así como Allamand contrapone la postura demasiado amigable de los “bacheletistas-aliancistas” (Joaquín Lavín y Pablo Longueira) con la posición más confrontacional del “desalojo” (Allamand) y la tesis del “nuevo trato” propuesto por Piñera, que terminó por encantar a muchos, incluso a varios concertacionistas decepcionados.

Luego de hacer un recorrido por diversos eventos que marcaron los últimos dos gobiernos de la Concertación y el trabajo de la Alianza por Chile, como el Hospital de Curepto, calificado como una “inauguración de utilería” o el Transantiago, los autores del libro se enfocan en el trabajo de campaña.

En busca del candidato y su discurso

En el proceso, Allamand destaca el pronto apoyo de la UDI a la figura de Piñera como carta presidencial, lo que fue planteado por la directiva y reforzado por una serie de propuestas documentadas que hacían referencias a la necesidad de “tener la humildad de apoyar a tiempo al candidato de la Alianza mejor posicionado”, es decir, Sebastián Piñera.

La estrategia política de la campaña, según Allamand, debía ir ligada a los conceptos de “cambio” y “futuro”. La pregunta era: ¿a qué tipos de cambio? Se estudiaron las campañas de Barack Obama en Estados Unidos, de Nicolás Zarkozy en Francia y del mismo Joaquín Lavín en 1999. Finalmente surgió el eslogan de “La nueva forma de gobernar”.

Esto se materializó en un discurso marcado por la ofensiva política hacia la Concertación, con conceptos como “gobernar con sentido de urgencia”, no creyendo que existe todo el tiempo del mundo para seguir prometiendo “lo que no cumplieron hace veinte, quince o diez años atrás”.

Junto con la línea programática también surgieron los primeros “dolores de cabeza”, como los califica el libro.

Había que competir con un gobierno ascendente en la aceptación popular, como lo fue la administración Bachelet.

La estrategia elegida fue no atacar a Bachelet ni a Frei, el candidato por “walk over” de la coalición de gobierno, sino a la Concertación.

Durante la campaña además, Allamand y Cubillos le dan un rol especialmente importante a la figura de Marco Enríquez Ominami, a quien vio como el encargado de “remecer a la clase política y contribuir a reemplazar a la Concertación”, además de enfrentarse a Frei y la coalición de gobierno mientras “Piñera mirara desde lejos”.

Dolores de cabeza

Pese a toda la fría planificación, los primeros meses de campaña no fueron fáciles, de hecho, uno de los más grandes problemas a enfrentar fue la urgencia de “cerrar el flanco de la separación entre política y negocios”, por lo que Piñera debería hacer un fideicomiso voluntario para que su campaña presidencial fuera “viable”.

Tema complejo fue la participación de Sebastián Piñera en FASA, dueño de Farmacias Ahumada, la que se vio en medio del despreciable caso de colusión para subir el precio de los medicamentos.

Este caso, sumado a la propiedad mayoritaria de acciones de LAN, Chilevisión y Blanco y Negro (Colo Colo), derivaron en que el equipo más cercano a Piñera elaborara una serie de estrategias tanto jurídicas y económicas como mediáticas para dejar bien parado al candidato, sobre todo aludiendo a que si no había una legislación al respecto era porque el gobierno concertacionista no la había impulsado correctamente –incluso el mismo libro plantea que el propósito de la Concertación era mantener ese flanco abierto para atacar a Piñera-.

Otro dolor de cabeza fue la bombástica entrevista en que Mónica Madariaga afirmó que Sebastián Piñera estuvo preso por el caso del Banco de Talca y en el que ella reconocía haber intercedido indebidamente ante la justicia para que fuera puesto en libertad.

Según Allamand y Cubillos “el asunto no daba para tanto”, pero lo que sí producía riesgo era que Piñera se viera vinculado a la dictadura militar a través de una de sus ministras.

Gracias al desmentido de José Piñera, hermano del candidato, quien aseguró que nunca pidió ningún favor a Madariaga y que “Sebastián jamás estuvo en la cárcel”, el abanderado dijo ser “víctima de un acto injusto, ilegal y arbitrario” y se cerró el tema que además, según el libro, “había ocurrido veintisiete años atrás”.

Otra bomba que amenazó a Piñera fue la que aprovechó de tirar Frei en el primer debate televisado, en el que Transparencia Internacional hacía alusión al uso de información privilegiada por parte de Sebastián Piñera en el proceso de compra de acciones de LAN, que coincidió precisamente con el peor debate del RN.

Comienzan las disputas internas

En medio de la campaña, hubo varias diferencias de opinión, pero como dijo Allamand en la presentación del libro, “sólo se incluyeron las que se pueden saber”.

Una de ellas surgió en medio de la franja televisiva y tenía que ver con la unión homosexual. Diversos especialistas colaboraron en la creación de un documento titulado Acuerdo de Vida en Común en el que abordaban la situación de parejas homosexuales y heterosexuales que vivían juntos, pero que no contaban con una regulación legal.

Según el libro, Piñera siempre tuvo claras intenciones de legislar sobre la materia, pero se encontró con la reticencia del ala más conservadora de la derecha, representada en su esencia por José Antonio Kast, Juan Antonio Coloma y Carlos Larraín.

Claro que todos se encontraron con la firme y decidida postura de Piñera: “Esta iniciativa no apunta ni a debilitar el matrimonio ni a crear un matrimonio gay encubierto, sino que resolver problemas reales de gente real”, afirmó.

Apuntando a que “la elección de 2009 era la elección de Piñera y de ningún otro” y a que Marco Enríquez Ominami no venció a Frei en la primera vuelta porque carecía de una estructura partidista que le dieran más peso y porque se fue diluyendo y perdiendo consistencia en el tiempo, el libro repasa las últimas estrategias en la franja de segunda vuelta, donde aseguran que en el comando de Apoquindo 3000 se terminó celebrando, pero “pidiendo la hora”.

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