Respecto de las nuevas Bases Curriculares de la Educación Parvularia (BCEP), publicadas hace algunos días, no nos queda más que aplaudir la iniciativa, como una forma de fomentar la educación en los más pequeñitos, siendo un escalón, preferentemente, importante para la posterior adquisición de conocimientos.

El documento nos muestra  objetivos de aprendizaje y orientaciones  para el trabajo pedagógico e implementación directa en el aula,  como un referente para la organización integral de una trayectoria formativa de calidad, respetuosa de las características  y necesidades  y demandas de las niñas y niños, de modo que potencien el desarrollo y el aprendizaje en esta etapa decisiva, a través de proyectos educativos innovadores. Además, se abren puertas hacia la inclusión social, la diversidad, la interculturalidad, el enfoque de género, la formación ciudadana y el desarrollo sostenible.

Iremos visibilizando sus avances y consecuencias, más temprano que tarde, quedando en evidencia en su formación y la construcción que realicen, posteriormente, del mundo como sujetos de derecho.

Garantizar la educación desde los primeros años otorga beneficios para toda la sociedad que busca avanzar en conjunto hacia contextos cada día más justos,  dignos y de respeto por el entorno, la cultura y la sociedad.

Sin duda, la educación para infantes se ha visto fortalecida por nuevas políticas, pero necesitamos seguir avanzando. Tenemos la convicción que la educación es el pilar fundamental y transversal de importantes temas como la salud, delincuencia, justicia, aspectos de desarrollo social, entre otros. Cuando entendamos, analicemos e internalicemos la importancia de la educación pre-escolar, recién ahí, podremos tomar determinaciones y optar por el crecimiento y desarrollo de nuestro país. Y esto parte desde el principio, aunque suene redundante y algunos quieran comenzar con los cambios a nivel universitario. Educa a los niños y no será necesario educar a los adultos.