Anoche fueron deportados desde Argentina, donde cumplían condena por otros delitos, y trasladados hasta Santiago para ponerlos a disposición del juzgado de garantía y luego de la justicia militar.

En el Centro de Justicia son formalizados los ex lautaritas Marcelo Villarroel y Freddy Fuentecilla, imputados por el asesinato del cabo de Carabineros Luis Moyano en el asalto al BCI, en 2007.

A la salida del cuartel Borgoño de la PDI, desde donde fueron escoltados por un alto contingente policial, Villarroel declaró: “Ténganlo claro, la subversión podrá dormir, pero no va a desaparecer nunca".

Luego de ser formalizados por el juzgado de garantía, los imputados serán llevados ante la justicia militar, que investiga la muerte del cabo Moyano.
Además de Fuentecilla y Villarroel, en estos hechos fueron implicados Juan Aliste Vega, Carlos Gutiérrez Quiduleo, actualmente prófugos de la justicia, y Víctor Hugo Jerez Reyes, alias "Danny de Vito”, único detenido por el atraco.

Anoche, el subsecretario del Interior, Patricio Rosende, manifestó la posición oficial del gobierno poniendo énfasis en el trabajo que se realizó para la consecución de la deportación.

Rosende afirmó que la llegada a Chile de Villarroel y Fuentevilla fue fruto de múltiples gestiones que incluyó abogados que el gobierno contrató en Argentina y que monitorearon permanentemente el caso. 

“Ahora es el turno de la justicia para que se apliquen las gestiones que corresponden”, agregó el subsecretario.

Respecto de los otros dos involucrados en los hechos que aún están prófugos, señaló que espera que los nuevos detenidos puedan entregar información sobre su paradero.

“La justicia tarda muchas veces, pero siempre llega. En Chile no hay impunidad para ningún delito y esto es la prueba de ello”, sentenció.