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Decepción cierra Cumbre de Copenhague

No se hizo historia. Una serie de acuerdos voluntarios y no vinculantes fueron el resultado de dos semanas que estuvieron lejos de determinar acciones concretas para enfrentar el Cambio Climático. Una fría despedida que dejó como saldo miles de ambientalistas arrestados y sin posibilidad de voz ni voto.
 

Loreto Soto

  Viernes 18 de diciembre 2009 20:57 hrs. 
Radio-Uchile

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Si pudiésemos mirar los rostros de quienes llegaron hace dos semanas a Copenhague, Dinamarca, a la Cumbre sobre el Cambio Climático y los comparáramos con los que se retiraran hoy, ciertamente  sus expresiones serían radicalmente distintas. Y es que la esperanza que implicaba este encuentro que incluso fue bautizado como “la última oportunidad para salvar la tierra”, contrasta con la decepción de no haber logrado acuerdos que marcaran el cambio que se necesitaba para hacer una diferencia en este sentido.

Durante estos quince días, se abordaron temas como la justicia climática y la deuda ambiental. De hecho, la principal postura que emanó de esta instancia tenía que ver con la responsabilidad que debían asumir los países desarrollados, responsables de la mayor cantidad de emisiones de gases que provocan el efecto invernadero, en relación a los países en vías de desarrollo, que son los que están sufriendo las peores consecuencias de este fenómeno.

Por lo mismo, una de las primeras apuestas fue solicitar el financiamiento del primer mundo para que las naciones más pobres pudieran invertir en tecnología para mitigar los efectos del progresivo aumento de la temperatura.

Todo para lograr que las metas que se fijaran durante la reunión pudieran ser concretadas por la totalidad de los estados que formaron parte del cónclave. En el último borrador de la “Declaración de Copenhague”, se propone una reducción global de las emisiones en un 50 por ciento de aquí al 2050 en relación con las que se presentaban a principios de los 90.

Además fija en dos grados centígrados la subida global de temperaturas máximas para evitar graves interferencias en el clima, aunque se precisa que el acuerdo será revisado en 2016, cuando se podría limitar esa subida a 1,5 grados, tal como pidieron los países más vulnerables. Por otro lado, se sugirió a los grandes contaminantes disminuir, individual o colectivamente, en un 80 por ciento sus emisiones para en el mismo periodo y fijar recortes para el 2020.

Pero estas medidas no significan nada sin un acuerdo vinculante que obligue a los estados a cumplir con estas metas, lo que recién podría ver luces el próximo año en México.

¿La llegada del Mesías?

Y mientras la alicaída cumbre intentaba sobrevivir, la expectación ante la llegada del Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, encendió las esperanzas entre los asistentes.

Y pese a que, en la última jornada de la reunión, el mandatario hizo un llamado a terminar de hablar y empezar a actuar, no demostró intenciones de modificar la postura de su país sobre la disminución de las emisiones. Estados Unidos fue uno de los pocos países que no firmó el Protocolo de Kyoto y junto a China, es una de las potencias más contaminantes.

Pero ninguno de los dos gigantes parecen ceder lo que, según los expertos, perjudicaría enormemente a los resultados de la cumbre pues, según ellos, no tendría sentido sin el compromiso de quienes más generan gases efecto invernadero.

 “Estas medidas deben asegurar que el acuerdo sea creíble y que todos llevemos a cabo nuestras obligaciones, sin esa transparencia cualquier acuerdo estará vacío de contenido, no concibo un acuerdo en el que todos y cada uno de nosotros no intercambiemos información en forma clara y transparente, no tendría sentido, sería una victoria vacía”, concluyó Obama.

El infierno de los ambientalistas

La detención preventiva de más de mil 500 activistas y el mayor despliegue de contingente de seguridad que se haya visto en la ciudad danesa mantuvo contenidos a los miles de representantes de organizaciones civiles que conformaron una historia paralela en Copenhague.

Y es que el ínfimo avance que se logró en la cumbre resulta aún más frustrante para las personas que tendrán que lidiar con las decisiones políticas que emanen de la instancia y que, además, teniendo el conocimiento técnico y la potestad ciudadana, no tuvieron derecho a voz ni a voto.

El chileno, Eduardo Giesen, coordinador para América Latina y el Caribe del Programa de Justicia Climática y Energía de la Federación Amigos de la Tierra Internacional, aseguró que “el proceso ha estado viciado por una falta de transparencia increíble, tanto en la operación de la conferencia como en su desarrollo. A las organizaciones ciudadanas se nos ha vetado”.

Además, Giesen recalcó que “el proceso ha sido muy malo, en términos de contenidos, es decir, no se está alcanzando un acuerdo legal, vinculante, que comprometa las reducciones necesarias por parte de todos los países, particularmente de los países industrializados, no se compromete tampoco el financiamiento necesario para cometer esta enorme tarea en los países en vías de desarrollo”.

Es así como poco a poco se cerraron las posibilidades para lograr un acuerdo histórico en la materia que asegurara el mejoramiento sustancial del panorama para las generaciones venideras.

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