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Año XVI, 26 de abril de 2024


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Tareas pendientes marcan inauguración del Museo de la Memoria

 Pese a que todos los asistentes a la ceremonia reconocieron que este es un importante paso en términos de recuperar la memoria histórica del país y avanzar en la reconciliación, agrupaciones de derechos humanos manifestaron su preocupación por la falta de verdad y justicia en algunos de los casos de desaparecidos durante la dictadura militar.

F.M

  Martes 12 de enero 2010 12:44 hrs. 
Radio-Uchile

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 En una ceremonia que no estuvo exenta de polémicas, la Presidenta, Michelle Bachelet, inauguró el Museo de la Memoria.

Con sentidas palabras y visiblemente emocionada, la mandataria agradeció a quienes han luchado incansablemente por la concreción de proyectos como este.

Junto a los ex presidentes, Patricio Aylwin, Ricardo Lagos y Eduardo Frei, la jefa de Estado recorrió las dependencias de las nuevas instalaciones de calle Matucana en la que cada sección está dedicada a una parte de la historia de violaciones a los derechos humanos a partir del 11 de septiembre de 1973.

Una sala dedicada exclusivamente al ex presidente Salvador Allende y su discurso final, otro sector rememora el trabajo de las organizaciones de familiares de detenidos desaparecidos y ejecutados políticos y otras instancias impulsadas desde la Iglesia.

Los años 80 son recordados en una sección en la que recobran vida los recortes de publicaciones que se oponían al régimen dictatorial y las memorias de las protestas ciudadanas de la época. 

 Una iniciativa alabada por todos, pero también vista con cierto escepticismo por parte de familiares de víctimas de la dictadura. 

Lorena Pizarro, presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, se declaró “con sentimientos encontrados”, pues si bien, este museo representa la memoria, para ella, como para muchos otros, aún hay una gran deuda pendiente en materia de verdad y justicia. 

“Este museo es muy importante y por eso estamos aquí. Esto no es la culminación de un ciclo y mucho menos resuelve o nos deja satisfechas. La deuda es gigante. Hubiésemos preferido que el mismo esfuerzo, ímpetu y voluntad política que se puso en la construcción de este museo se hubiesen puesto en otros ámbitos, habría sido una sensación de que estamos frente a un gobierno que veló por el nunca más”, sentenció Pizarro. 

Idea que también es rescatada por la diputada socialista Isabel Allende, hija del ex presidente Allende, quien indicó que “es un paso importante. Esto va a quedar, pero falta mucho. Todavía tenemos familiares que no saben del paradero de sus seres queridos, por lo tanto, todavía tenemos que seguir trabajando. Pido que la justicia continúe con su labor, que los jueces tengan dedicación exclusiva y que es fundamental para que haya justicia y verdad que aprendamos de este pasado”.

Por su parte, el abogado de la Universidad de Chile, José Zalaquett, uno de los fervientes luchadores en materia de derechos humanos, prefirió ver el vaso medio lleno y destacó la gran cantidad de avances cuando se habla de verdad y justicia.

“En materia de verdad los informes Rettig y Valech no los discute nadie de buena fe en Chile desde ningún color político, salvo algunos radicalizados que no cuentan. La justicia tarda, es lenta e insuficiente, pero se ha impartido en mayor medida que en otros lugares, lo que no significa que sea un motivo para complacencia. Ha habido reparaciones significativas, todavía hay parte del vaso que está vacío, pero gran parte está lleno”, comentó el jurista.
 
Sin embargo, en medio del discurso, la mandataria fue interrumpida por dos mujeres que treparon hasta un poste de iluminación para pedir la libertad de presos políticos y mapuches, de hecho, una de ellas se identificó como hermana de Matías Catrileo, joven activista mapuche asesinado por un Carabinero en La Araucanía.
 
Desde 20 metros de altura, ambas mujeres lanzaron panfletos en los que manifestaban que el Museo de la Memoria olvida “que los asesinos de la dictadura siguen impunes” y que hay “más de cien presos políticos chilenos y mapuches”.
 
Pero ese no fue el único incidente de la ceremonia, pues minutos antes de su comienzo, el escritor peruano Mario Vargas Llosa recibió una pifiadera y gritos que pedían que se fuera del lugar cuando hizo arribo al museo, luego de haber apoyado públicamente la candidatura de Sebastián Piñera.
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