Sergio Barrientos, director del Servicio de Sismología de la Universidad de Chile señaló que no existe un método científico para adelantar este tipo de desastres naturales, aunque aclaró que los maremotos sí son predecibles y que le corresponde al Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile dar la alerta.

El terremoto que este sábado sacudió a la zona centro-sur de Chile fue el segundo más fuerte de nuestra historia, solo superado por el de Valdivia en 1960. Además, sobrepasó en 180 veces la energía liberada por el reciente terremoto de Haití.

Desde los años ochenta existían estudios y estimaciones de que un terremoto de estas magnitudes se iba a producir en la zona central de nuestro país, debido a la pasividad que en el último tiempo había presentado esta área de la falla geológica que hace de Chile un país altamente sísmico.

Sin embargo, según el director del servicio de sismología de la Universidad de Chile, Sergio Barrientos, el nivel de desarrollo de la tecnología actual no permite pronosticar ningún tipo de sismos y, por definición, estos son sorpresivos.

"No tenemos una metodología desde el punto de vista científico que funcione todo el tiempo y al menos el 50 por ciento del tiempo. Hay varias aproximaciones, pero en esta región no ocurría un terremoto durante mucho tiempo, por lo tanto, es esperable que ocurra un terremoto en los próximos años y no se puede saber si es que son cinco, diez o veinte, cincuenta años o mañana, por lo tanto, hacer una predicción en este momento desde el punto de vista científico no es una posibilidad. No es posible pronosticar terremotos", explicó el experto.

En el caso de los maremotos, la situación es diferente. Las leyes de la sismología indican que si convergen una serie de factores, como un sismo submarino de alta intensidad, es muy probable que una ola gigante azote las costas de la zona afectada.

Además, en nuestro país el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile tiene desplegado una serie de instrumentos de medición que permiten establecer actividad anormal de las aguas y tiene la obligación, por ley, de emitir las alarmas correspondientes. 

Luego del terremoto grado 8.5 que tuvo su epicentro bajo el mar, 45 kilómetros al este de Concepción, el servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada descartó de plano la posibilidad de un maremoto. 

Horas más tarde, olas de más de 15 metros arrasaron con diversas localidades de las regiones del Maule y Bio Bío, además de la isla Juan Fernández. Como consecuencia, el ministro de Defensa Francisco Vidal, debió asumir que el servicio de Oceanografía de la Armada cometió un error al no dar a tiempo la alarma de maremoto. 

Sin embargo, el sismólogo de la Universidad de Chile, Sergio Barrientos, reconoce que pese a todos los indicios, pronosticar un maremoto no es tarea fácil y por eso se producen errores de este tipo.

"La autoridad nacional sobre este tema es el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada. En general, lo que se hace en los diferentes sistemas de alertas de maremoto en todo el mundo es confiar en el aspecto sicológico y si es que ocurre un terremoto superior a 8 grados bajo el mar es considerado una posibilidad. Pronosticar un maremoto no es una tarea sencilla porque se requiere de mucha información y oportuna, cosa que uno no siempre tiene.
Este ente oficial anotado por ley tiene la autoridad sobre este tipo de situaciones, ellos tienen sus expertos, sus sistemas de información, sistemas de instrumentos y ellos son los encargados de emitir la posible generación como el escape", argumentó Barrientos.    

Las consecuencias del terremoto de Chile a nivel geológico están lejos de terminar. Las cerca de cien réplicas que hasta el minuto se han registrado en la zona centro-sur no dejarán de ser percibidas sino hasta más de un mes, aunque  de acuerdo a los expertos estas bajarán en intensidad y frecuencia a medida que avanza el tiempo.