Un mes ha pasado desde el terremoto que azotó la zona centro y sur del país dañando tanto a construcciones viejas como a nuevas y modernas edificaciones.

Impactantes han sido las imágenes de edificios nuevos con graves fallas estructurales que han sido declarados inhabitables e incluso evaluados por las autoridades para demolición, dejando prácticamente en la calle a cientos de familias.

Esta situación ha fijado la mirada en las inmobiliarias y constructoras, las cuales han sido fuertemente criticadas por la ausencia o lentitud de sus respuestas. Y si bien algunas han ofrecido soluciones, en muchos casos no son realmente lo que parecen.

Álvaro Meneses del edificio Sol Oriente en Macul, proyecto de la inmobiliaria Viva y la constructora Sigro, declaró que a un mes del terremoto la inmobiliaria les ofreció ayuda, pero para optar a ella hay que aceptar algunas inconvenientes condiciones.

“La inmobiliaria propuso entregar ayuda sin ninguna condición, sin embargo, nos enviaron un documento en el que colocan varias restricciones como ceder nuestros derechos del seguro a favor de ellos. Además, la constructora nos ofrece a tres inspectores de obra de su confianza para que elijamos y que supervisen las reparaciones, situación que no satisface a ninguno de los involucrados”, afirmó el afectado.

Cabe señalar que el condominio Sol Oriente fue decretado por la municipalidad para demolición, sin embargo la inmobiliaria ha presentado recursos para evitarlo. En este sentido, los vecinos no saben qué hacer: si cobrar los seguros, aceptar la propuesta de la empresa o aprontarse a costear la demolición como lo indica la ley.

Otro caso emblemático fueron los edificios Don Luis y Don Tristán de Maipú, de la inmobiliaria  Francisco de Aguirre y la constructora  MIG, la que durante mucho tiempo estuvo ausente ante la crisis.

Marco Ortiz, propietario de un departamento en Don Luis, señaló que la inmobiliaria ha tomado un rol publicitario intentando demostrar que se ha acercado a los vecinos, pero ofreciendo una solución, al menos, deficiente.

“El contacto ha sido real, pero sólo para ofrecer ayuda moral y lo último fue un ofrecimiento de 200 mil pesos por departamento por única vez. Me parece un chiste y no entiendo cómo la Cámara de la Construcción no ha tomado parte en nada, al parecer, el silencio otorga”, señaló el vecino de Maipú.

Una de las inmobiliarias que destacó en la prensa por ser la primera en brindar soluciones a sus clientes fue Paz, responsable del Edificio Emerald de Ñuñoa. Las opciones que brindaron iban desde aceptar las reparaciones, trasladarse a otro proyecto de la inmobiliaria o la devolución total del valor del departamento dañado.

Sin embargo, estas implican cotizar el bien a un “valor histórico”, al que se vendían los departamentos antes de su construcción. Así la pérdida al comprar la oferta con el valor del mercado, iría entre 6 y 18 millones de pesos, sin indemnización alguna.

En este sentido, Cristián Flores, vocero de los vecinos del Emerald, manifestó que se hicieron asesorar por la Asociación de Consumidores Inmobiliarios (ACOIN), lo pero la empresa no acogió la contrapropuesta elaborada. Además añadió que no están reclamando más que lo que les corresponde según indica la ley.

“La comunicación con ellos está muerta, quisimos dialogar para analizar la contrapropuesta que era equilibrada y no pretendemos lucrar con la compañía, sólo reclamamos lo justo, pero tampoco queremos que ellos lucren con nuestra desgracia. Acá es claro que ellos construyeron mal, la ley establece que al comprar un bien defectuoso tiene derecho a ser plenamente indemnizado. Queremos sólo lo que es justo, pero al ver que la empresa se niega al diálogo tuvimos que preparar acciones legales que se presentarán en los tribunales en las próximas horas”, sostuvo Flores.

Así, presentar acciones judiciales contra los responsables de los daños, figura como una opción considerable ante la falta de respuestas o la poca seriedad de las propuestas efectuadas para quienes resultaron doblemente dañados por este terremoto.