El Colegio de Arquitectos, en conjunto con la Asociación de Municipalidades, hizo un llamado a resguardar el patrimonio cultural y no demoler en forma apresurada las construcciones dañadas por el terremoto del 27 de febrero.
El presidente del gremio, Patricio Ross, recordó que la decisión de demoler corresponde a los alcaldes luego de un informe favorable del director de obras de la comuna, pero advirtió que muchas veces faltan profesionales idóneos para estos cargos.
A juicio de Ross, lo inhabitable no es sinónimo de demolible, por lo que construcciones como las de adobe que pueden estar dañadas y no ser aptas para albergar personas actualmente pueden ser reconstruidas en el futuro.
Para el Presidente del Colegio de Arquitectos, el evitar las demoliciones no es sólo una alternativa más económica para los propietarios sino que además se cumple con preservar el patrimonio y la identidad cultural.
“Además de la pérdida económica con la destrucción de los edificios está la pérdida de la identidad. Hay pueblos que son característicos, casas que son características tanto en la ciudad como en las casas patronales. Hay mucho que se puede recuperar al menos parcialmente, entonces hay que asesorarse por aquellas personas que saben y que no son muchas”, explicó Ross.
Patricio Ross afirmó que el gran terremoto puede ser una oportunidad para sentar las bases de una gestión sustentable del patrimonio, creando un plan transversal que considere múltiples aspectos como la educación, el aprecio por los bienes culturales, entre otros.
Estas declaraciones coinciden con la aparición de un estudio de la Conferencia Episcopal de Chile donde se da cuenta de que hay 437 templos con daños y que, de ellos, 82 deberán ser demolidos.
Una de las parroquias afectadas en Santiago es San Vicente de Paul, donde el párroco Ignacio Gramsh explicó los daños en la capilla.
“Han venido del municipio, han venido del Arzobispado de Santiago, además un ingeniero estructural y en la práctica nadie discute que va a haber que demoler la capilla”, señaló el sacerdote.
El costo de los destrozos en las iglesias católicas bordearía los 140 mil millones de pesos, lo que se suma a los serios daños que tienen cientos de construcciones, muchas de ellas patrimonio que desde el Colegio de Arquitectos llaman a proteger.
El Colegio de Arquitectos, en conjunto con la Asociación de Municipalidades, hizo un llamado a resguardar el patrimonio cultural y no demoler en forma apresurada las construcciones dañadas por el terremoto del 27 de febrero.
El presidente del gremio, Patricio Ross, recordó que la decisión de demoler corresponde a los alcaldes luego de un informe favorable del director de obras de la comuna, pero advirtió que muchas veces faltan profesionales idóneos para estos cargos.
A juicio de Ross, lo inhabitable no es sinónimo de demolible, por lo que construcciones como las de adobe que pueden estar dañadas y no ser aptas para albergar personas actualmente pueden ser reconstruidas en el futuro.
Para el Presidente del Colegio de Arquitectos, el evitar las demoliciones no es sólo una alternativa más económica para los propietarios sino que además se cumple con preservar el patrimonio y la identidad cultural.
“Además de la pérdida económica con la destrucción de los edificios está la pérdida de la identidad. Hay pueblos que son característicos, casas que son características tanto en la ciudad como en las casas patronales. Hay mucho que se puede recuperar al menos parcialmente, entonces hay que asesorarse por aquellas personas que saben y que no son muchas”, explicó Ross.
Patricio Ross afirmó que el gran terremoto puede ser una oportunidad para sentar las bases de una gestión sustentable del patrimonio, creando un plan transversal que considere múltiples aspectos como la educación, el aprecio por los bienes culturales, entre otros.
Estas declaraciones coinciden con la aparición de un estudio de la Conferencia Episcopal de Chile donde se da cuenta de que hay 437 templos con daños y que, de ellos, 82 deberán ser demolidos.
Una de las parroquias afectadas en Santiago es San Vicente de Paul, donde el párroco Ignacio Gramsh explicó los daños en la capilla.
“Han venido del municipio, han venido del Arzobispado de Santiago, además un ingeniero estructural y en la práctica nadie discute que va a haber que demoler la capilla”, señaló el sacerdote.
El costo de los destrozos en las iglesias católicas bordearía los 140 mil millones de pesos, lo que se suma a los serios daños que tienen cientos de construcciones, muchas de ellas patrimonio que desde el Colegio de Arquitectos llaman a proteger.
El Colegio de Arquitectos, en conjunto con la Asociación de Municipalidades, hizo un llamado a resguardar el patrimonio cultural y no demoler en forma apresurada las construcciones dañadas por el terremoto del 27 de febrero.
El presidente del gremio, Patricio Ross, recordó que la decisión de demoler corresponde a los alcaldes luego de un informe favorable del director de obras de la comuna, pero advirtió que muchas veces faltan profesionales idóneos para estos cargos.
A juicio de Ross, lo inhabitable no es sinónimo de demolible, por lo que construcciones como las de adobe que pueden estar dañadas y no ser aptas para albergar personas actualmente pueden ser reconstruidas en el futuro.
Para el Presidente del Colegio de Arquitectos, el evitar las demoliciones no es sólo una alternativa más económica para los propietarios sino que además se cumple con preservar el patrimonio y la identidad cultural.
“Además de la pérdida económica con la destrucción de los edificios está la pérdida de la identidad. Hay pueblos que son característicos, casas que son características tanto en la ciudad como en las casas patronales. Hay mucho que se puede recuperar al menos parcialmente, entonces hay que asesorarse por aquellas personas que saben y que no son muchas”, explicó Ross.
Patricio Ross afirmó que el gran terremoto puede ser una oportunidad para sentar las bases de una gestión sustentable del patrimonio, creando un plan transversal que considere múltiples aspectos como la educación, el aprecio por los bienes culturales, entre otros.
Estas declaraciones coinciden con la aparición de un estudio de la Conferencia Episcopal de Chile donde se da cuenta de que hay 437 templos con daños y que, de ellos, 82 deberán ser demolidos.
Una de las parroquias afectadas en Santiago es San Vicente de Paul, donde el párroco Ignacio Gramsh explicó los daños en la capilla.
“Han venido del municipio, han venido del Arzobispado de Santiago, además un ingeniero estructural y en la práctica nadie discute que va a haber que demoler la capilla”, señaló el sacerdote.
El costo de los destrozos en las iglesias católicas bordearía los 140 mil millones de pesos, lo que se suma a los serios daños que tienen cientos de construcciones, muchas de ellas patrimonio que desde el Colegio de Arquitectos llaman a proteger.
