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Año XVI, 26 de abril de 2024


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Decano Raúl Morales:

“La universidad debe recobrar su rol histórico”

El decano de la Facultad de Ciencias y candidato a la rectoría de la Universidad de Chile no oculta el orgullo de haber retomado el camino de la formación de profesores hace años, una idea que se ha repetido con insistencia en la presente contienda electoral.

Vivian Lavín

  Viernes 23 de abril 2010 9:30 hrs. 
Dr. Raúl Morales

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Es azul por donde se le mire. Ingresó a la Universidad de Chile en 1976 y ya el año 1981, había obtenido los grados académicos de Licenciado y Doctor en Ciencias con Mención en Química. A mediados de los 80, partió a una estadía postdoctoral en la Universidad de Princeton en Estados Unidos becado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Tiene una importante trayectoria en la administración y gestión académica como Secretario de Estudios, Director del Departamento de Química, Director del Centro de Química Ambiental, Director de la Escuela de Ciencias, Director ejecutivo del Centro Nacional del Medio Ambiente y desde el año 2002 como decano de la Facultad de Ciencias siendo reelegido el año 2006. También fue presidente del Consejo Nacional de Decanos de Facultades de Ciencia del Consejo de Rectores.Tiene una amplia trayectoria en el campo de la fisicoquímica molecular, química atmosférica y ciencias ambientales por lo que ha obtenido importantes reconocimientos.
Actualmente, es el único candidato que postula por primera vez al cargo de rector de la Universidad de Chile.

En el debate realizado esta semana en la Facultad de Medicina, el director de Comunicaciones del Hospital Clínico se preguntaba a quién se le podía ocurrir postular al cargo de Rector de la Universidad de Chile cuando, prácticamente, por donde se la mirara era un institución en problemas cuyos indicadores iban a la baja. Usted mismo citaba las palabras de un decano que decía que la Universidad de Chile iba en “caída libre”…¿cree que podrá detenerla?

Por supuesto que sí. Hoy más que nunca tenemos que tener conciencia de que la Universidad de Chile tiene que recobrar su rol histórico como la institución que ha guiado los destinos de la educación chilena. No es posible que hoy estemos frente a una realidad que nos tiene como observadores cuando debiéramos ser los actores que orientan los temas de educación, de ciencia y tecnología, de arte y cultura.

Se habla mucho del rol que le cabe al Estado en esta situación. ¿Es este un problema del modelo en general de la educación chilena u obedece a que no se han tomado las medidas precisas en los momentos adecuados?
El Estado chileno, desde el año 1998, ha mantenido en lo medular una política de financiar la demanda y no de subsidiar la oferta que es lo que ofrecen las Universidades públicas y estatales. No hemos sabido leer qué es lo que ha ocurrido fuera de la Universidad de Chile y hemos permanecido a la espera de soluciones que nunca llegaron.  Hoy, nos encontramos probablemente en el punto más bajo de todas estas décadas y estamos empezando una relación con un nuevo gobierno que por las características que tiene va a seguir subsidiando la demanda con mayor fuerza de lo que ha sido históricamente. Frente a esto, la Universidad de Chile debe cambiar su estrategia.

¿Cómo debiera hacerlo?
Creo que debe retomar la conducción y su liderazgo nacional sobre la base de la inclusión. Hoy, nuestra Universidad no puede seguir mirando al resto del sistema universitario como enemigo. Por el contrario, tenemos que ayudar a ordenarlo frente al país. El rector Víctor Pérez y quien fue hasta hace pocos meses su prorrector y actual candidato, Jorge Las Heras, han mantenido en estos cuatro años la visión que apunta a una universidad que quiebra el sistema más que integrarlo…

…Usted ha sido muy crítico con el rompimiento en el seno del Consejo de Rectores…

Es cuestión de revisar la historia y leer a uno de nuestros grandes rectores, como lo fue Juan Gómez Millas, quien como ministro de educación primero, y luego como rector de la Universidad de Chile es quien genera el mayor aporte de recursos a las universidades como un todo para restablecer estándares de calidad en todo el país. El no miró exclusivamente a la Universidad de Chile, sino que al conjunto de las universidades, sin embargo, nuestro plantel tenía el rol ordenador y directivo que en definitiva, es un rol inclusivo. No hemos sido capaces de leer lo que se hizo antes ni tampoco interpretar los acontecimientos actuales que nos tienen en una situación de crisis a nivel nacional de toda la educación superior.

¿Y todo esto se puede hacer desde la rectoría de Universidad de Chile?

Sin duda. Este es el lugar donde hay que hacerlo. Cuando hablamos del sistema educacional chileno lo componemos todos y tenemos que valorar lo que hacen otros. Pero la Universidad de Chile tiene que hacerlo desde una posición de liderazgo que incluya, incorpore y guíe. En la medida que discriminemos y dividamos al sistema no estaremos contribuyendo a la tarea trascendente que tiene la Universidad de Chile.

Cuando habla de inclusión, usted señala en su libro Horizontes de la Crisis Universitaria Chilena “que la Universidad de Chile y demás universidades estatales deberían volver a instalar la PAA como condición sine qua non de un sistema de selección único, en su rol de instituciones de educación pública que están orientadas a servir, principalmente, en el rescate de talentos intelectuales promisorios pero desfavorecidos …y así no perder un principio fundamental de construcción de país como es su movilidad social”. Si resulta elegido, ¿dejará la Universidad de Chile la PSU como sistema de selección e ingreso?
La Universidad de Chile se ha ido elitizando ya que su sistema de selección favorece a los estudiantes que tienen una posición socioeconómica más privilegiada. La PSU es una buena prueba de selección de los quintiles más altos de la sociedad, pero el rol de la Universidad de Chile y que me diferencia de este último rectorado que ha olvidado a los segmentos 1 y 2, es que tenemos que ser una universidad nacional. Por esto la Universidad de Chile debe abrir mecanismos de selección complementarios a la PSU, que hoy es más bien una herramienta asignadora de recursos. No hay olvidar que el segmento 1 y 2 que hoy tienen puntajes sobre los 450 puntos reciben aportes del Estado a través de los aranceles de referencia con cargo a becas y fondos de créditos solidario, pero esos segmentos no entran a la Chile porque no tienen los conocimientos mínimos que representan los 600 puntos que requieren las carreras que tenemos. De modo que estamos seleccionando sobre la base de una inequidad que se da en nuestro país, y nosotros tenemos que ir más allá seleccionando sobre la base de otros mecanismos, como aptitudes, de habilidades, de dedicación al estudio, porque a nosotros nos interesan los buenos estudiantes. Ahora, si los incorporamos sin un programa de remediación de conocimientos como un Bachillerato, donde en dos años puedan alcanzar los estándares que la Universidad requiere de sus estudiantes, les haríamos un pésimo favor. Este es un tema doble que implica ampliar el sistema de selección y luego, darles un tratamiento especial de formación.

Usted ha dicho que la Universidad de Chile es una Universidad pública hacia fuera y privada hacia adentro. Si resulta elegido, ¿cómo piensa cambiar esta situación?

Al mirar las cifras de los balances anuales, la Universidad de Chile ha venido creciendo a tasas mayores que el crecimiento promedio resto del país y, sin embargo, dentro de la Universidad encontramos grandes diferencias desde el punto de vista de recursos para sus funcionarios, estudiantes y académicos. Este es otro elemento del modelo que yo he venido planteando desde hace tantos años: no es posible ni comprensible que todos estemos de acuerdo en repartir el intangible como es el prestigio, el conocimiento adquirido y sin embargo, a la hora de conseguir los recursos económicos decimos que cada unidad académica debe arreglárselas como pueda. Creo que habla muy mal de una entidad pública. En estos últimos cuatro años, se han acentuado estas diferencias y nos demuestra que la Universidad de Chile se ha transformado en un reflejo del país: con brechas salariales importantes y donde la distribución entre sus distintas unidades es inequitativo, desarrollándose aquéllas que tienen mayores recursos económicos. Ese doble discurso, yo no lo acepto.

Dentro de las promesas emblemáticas de las otras candidaturas, como la del rector Pérez, se señala la recuperación de la educación pública que es un elemento que también está en su propuesta y más aún, la Facultad de Ciencias en la que usted es decano ya lo ha implementado. ¿Cómo piensa reflejarlo o repetirlo al resto de la Universidad?
El rector Pérez ha planteado que le gustaría enfocarse en la educación, pero nosotros ya lo hicimos. Incluso tuvimos que vencer fuertes oposiciones al interior de la propia Universidad de Chile. Ingeniería, en ese minuto, no fue precisamente la Facultad que nos apoyó para sacar la carrera de Licenciatura en Física y Matemáticas adelante, la que es hoy un claro ejemplo del aporte a la Universidad de Chile y al país, ya que no podemos abandonar ciertos campos que son fundamentales y estratégicos para el crecimiento nacional. ¡No podemos sólo pensar en que hay que hacer las cosas sino que hay que hacerlas! Durante cuatro años, el Campus Juan Gómez Millas ha gastado decenas de reuniones para arribar a un proyecto de desarrollo de las Artes, Humanidades y Ciencias Sociales…¿por qué hemos perdido cuatro años y no empezamos desde el comienzo a dar las bases y los apoyos económicos necesarios para guiar en esa dirección a la Universidad? Basta ir a conocer, después de cuatro años, la realidad de ese Campus y de una promesa que aún no se cumple. En el tema educacional es lo mismo, no podemos esperar hasta el 2015 para hacer las cosas. La Universidad de Chile tiene las condiciones para hacerlas ahora.

Para hacer enormes cambios, se requieren enormes recursos. Concretamente, ¿cuáles son las diferencias con los otros candidatos respecto de cómo financiar sus propuestas?
Hay un mito respecto de los “recursos”. Basta ver cómo las universidades que están bajo la cota mil se prodigan y crecen gracias al sistema educacional como está planteado hoy desde las esferas de gobierno. La Universidad hoy debe abrirse a los espacios donde efectivamente están los recursos y no negarse a ellos. ¿Cómo es posible que justifiquemos que no podemos tener pedagogías por falta de recursos? Nosotros  en la Facultad de Ciencias ya los hemos hecho ¿Qué pasa con la Educación Física? Después de 30 años no hemos sido capaces de instalar un semillero de deportistas chilenos como fue antaño. ¿Cómo es posible que la Universidad de Chile, que es una institución estratégica de país ,se niegue a formar profesionales en trabajo social que incorporan en su tarea temas fundamentales como la drogadicción, el alcoholismo o la violencia intrafamiliar, por una cuestión de recursos?

Cuando se habla de las diferencias entre lo que perciben académicos de una facultad u otra y que el modo de relacionarse entre ellas se asimila al de feudos… ¿cómo piensa materializar la “gestión integradora” que propone?

Hemos heredado una estructura de distribución económica que no se ha querido cambiar debido a la comodidad. Hay que generar un proceso gradual que genere principios de vida, y por eso postulo que valores como la transparencia, equidad y reconocimiento tienen que instalarse al interior de la Universidad, si es queremos ser la institución paradigmática de nuestro país. Transparencia para entender qué ocurre con el tema financiero al interior de nuestra universidad a completitud. Equidad para darle a cada uno lo que le corresponde de acuerdo a su jerarquía y dedicación.

Si alguien le pregunta, ¿cuál es su caballo de batalla, qué responde?
Diría que el reconocimiento al mundo académico. Creo que no es posible que al mundo profesional lo estemos arrinconando a tal nivel que se sienta como un componente externo a la Universidad. No es posible que estemos echando a los profesores por cambio de jerarquía cuando en la realidad no están siendo evaluados por lo que efectivamente hacen y fueron contratados. Se los planteé, para decirlo en esos términos profesionales, al ingeniero Víctor Pérez y al médico Jorge Las Heras, quienes son dos típicos profesionales del quehacer social nacional, cómo no eran capaces de defender los intereses de los profesionales al interior de la Universidad de Chile, y que yo, siendo un científico, es decir, alguien que no sigue la actividad liberal, soy capaz de reconocer la importancia y valor de nuestros abogados, arquitectos, agrónomos, etc.
Por esto postulo que la integración debe ser el eje articulador que va a permitir hacer crecer a la Universidad los próximos años.

Finalmente, quiero preguntarle al químico atmosférico, al científico ambiental que es Raúl Morales, ¿podrá alguna vez Santiago tener un aire limpio?
No creo, debido a las condiciones geográficas en que está instalada la ciudad, que es un cordón montañoso circular, y a su crecimiento sostenido debido al aumento del radio urbano. Y esto toca en parte a la Universidad de Chile porque uno de los candidatos ha planteado vender grandes extensiones de terreno, como Rinconada de Maipú, pero estas zonas son protegidas, silvestres, que combaten la contaminación. De modo que la Universidad de Chile no sólo tiene un rol de ayudar a cuidar la calidad del aire sino que también de velar por el futuro del país en lo que es materia ambiental.

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