En medio de la sesión de la comisión de Salud de la Cámara Baja, el ministro Jaime Mañalich hablaba del “pequeño Transantiago” del sistema hospitalario. Se refería a la deuda de 75 mil 578 millones de pesos que derrumba a la salud pública por dentro y que, según las proyecciones, alcanzaría los 252 mil 400 millones de pesos a fin de año.

El ministro Mañalich, junto al director de Fonasa, Mikel Uriarte, contestaba así, con variados antecedentes, cuadros, estadísticas y documentos en mano, a los diputados que habían pedido un detalle del déficit del sistema hospitalario.

Las principales causas que habrían derivado en la actual cifra son el endeudamiento por compra de medicamentos e insumos médicos, la mayoría de ellos a la Central Nacional de Abastecimiento (Cenabast) y un explosivo aumento en el ítem remuneraciones, los que se acentuaron en los meses de enero y febrero pasado.

En la mira están 56 hospitales del país y Fonasa, el principal financiador público de salud del país que se verá seriamente perjudicado, pues es el organismo encargado de administrar los recursos en el sistema municipal y en los hospitales.

El director del Fondo Nacional de Salud, Mikel Uriarte, manifestó que “sobre el 55 por ciento de la deuda de los hospitales, es menor a 45 días, y cuando ésta es de muy corto plazo siempre es inmanejable”.

Claro, porque en los primeros meses del año, Fonasa excedió el promedio de contrataciones con cerca de 350 funcionarios que pasaron a planta.

El diputado UDI de la comisión, Juan Lobos, indicó con documento en mano que “entre febrero y marzo, aumentó en 20 mil millones de pesos el gasto por remuneraciones en los distintos servicios de salud”, lo que a su juicio es una clara muestra de que la Concertación intentó amarrar cargos antes de dejar La Moneda.

Según el parlamentario, el gobierno de Sebastián Piñera heredó un “desastre”, pues “antes del terremoto estuvo la Concertación y cuando uno escucha a los diputados de izquierda hablar y mentir respecto de la génesis de este problema realmente me parece escandaloso”.

El ministro de Salud, Jaime Mañalich, por su parte ya delineó los pasos que seguirá la actual administración para mejorar el sistema.

De hecho, ya instruyó a Fonasa “generar mecanismos eficaces y modernos de captación de los recursos que le corresponden” al servicio, además de elaborar un calendario y una pauta de trabajo con los directores de servicios de salud en las áreas más gravemente endeudadas para elaborar un plan de contingencia” que reduzca el nivel de endeudamiento.

Además, se revisará con el comité de adquisiciones de Cenabast un nuevo mecanismo moderno de licitaciones para reducir en un 15 por ciento los pagos que se hacen a través de esta vía.

De todas formas, los diputados de la Comisión de Salud de la Cámara enviarán un oficio al Ejecutivo para que emita informes acerca de las causas que originaron el agujero económico en el sistema hospitalario.

A su vez, la cartera de Salud encargará a la Contraloría General de República una investigación para determinar cómo es que la el monto adeudado creció desde los 60 mil millones de pesos de fines del año pasado a 76 mil millones en los primeros dos meses del año en curso.

Escenario complejo para el sistema hospitalario que además, afrontará uno de los inviernos más duros de la historia, con instalaciones precarias, falta de camas y un potencial y creciente número de personas en riesgo de contraer enfermedades viviendo en los campamentos que se formaron después del terremoto.

El diputado socialista  y ex presidente del Colegio Médico Juan Luis Castro, manifestó que 56 hospitales del país están en un “corralito financiero” y necesitan “oxigenar los recursos para absorber las listas de espera que hoy no tienen una situación clara”.

En total, son más de doce millones y medio de usuarios del sistema público de salud que podrían verse perjudicados en su atención por la crisis de recursos que deberá afrontar el modelo en los próximos meses.