Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 16 de julio de 2024


Escritorio

Jorge Volpi:

“México se ha cerrado casi por completo a América Latina”

Con su ensayo El insomnio de Bolívar. Cuatro intempestivas sobre América Latina en el siglo XXI bajo el brazo, el escritor mexicano vino a recibir el Premio José Donoso 2009 y con ello, a insistir en la idea de lo poco que queda de América Latina.

Vivian Lavín

  Martes 15 de junio 2010 21:00 hrs. 
jorge volpi

Compartir en

Dice el escritor Jorge Volpi que fue en Salamanca, esa que no presta ni arropa al que no tiene talento natural, como joven estudiante mexicano que salía por primera vez de su país y pisaba suelo europeo, donde descubrió que era latinoamericano. Esa dudosa categoría que nos pone a todos quienes hemos nacido bajo Río Bravo hasta por acá, donde acaba el continente, que durante tantos años no ha sido más que el patio de atrás de Estados Unidos. Allí se dio cuenta que compartía una suerte de nacionalidad latinoamericana con ecuatorianos, argentinos o chilenos, entre tantos otros.

Ese descubrimiento lo llevó décadas después a Jorge Volpi a escribir un ensayo llamado El insomnio de Bolívar. Cuatro intempestivas sobre América Latina en el siglo XXI , que luego resultó ganador del II Premio de Ensayo  Casa de América 2009 y es el que trae Volpi bajo el brazo cuando viene a recibir otro premio más, el Premio José Donoso 2009 que entrega la Universidad de Talca, uno de los reconocimientos más importantes que entregan las letras chilenas.

Traducido a más 25 lenguas, Volpi fue uno de lo que vino a romper con las generaciones literarias anteriores como parte de la Generación del Crack, con una narrativa que salía de los cánones y que buscaba ser literatura, a secas, más que literatura latinoamericana.

El escritor mexicano Carlos Fuentes en la presentación del libro de Volpi que se realizó en Guadalajara a fines de noviembre, dijo que el nombre de América Latina “es inapropiado. Es un concepto que inventó Napoléon III en la decisión de imponer un Imperio francés con Maximiliano en contraposición con el Imperio anglosajón. Bolívar nunca habló de América Latina. Sin embargo, el nombre pegó a pesar de ser perfectamente artificial, porque el verdadero debiera ser afroindoiberoamérica, para tomar en cuenta todos los componentes. Pero como nadie puede tomarse el tiempo de llamarla así, optamos por América Latina y esta manera de llamarnos, pienso deforma lo que somos”. Jorge Volpi, esta vez en Santiago de Chile, responde a Fuentes: “Concuerdo con él por completo, puesto que ese nombre buscaba desde Francia, arrebatarle a España por un lado y a estados Unidos, por otro, la influencia  central sobre nuestros países. Aún así, es el término que ha quedado entre los propios latinoamericanos, ya que nunca decimos ni Iberoamérica ni Hispanoamérica, quizás por el rechazo casi visceral al componente español”.

Un camino paradójico. “En México, todos nos sentimos latinoamericanos, pero la cuestión es que nadie viaja al resto de América latina, se desconoce por completo lo que pasa al sur México si no es por las noticias. Por lo que eso de sentirse latinoamericano es más bien un proceso de imaginación sin que haya un componente muy real. Nunca había viajado antes de los 28 años a América Latina ni tampoco tenía amigos fuera de México, y de pronto, en España, quienes no éramos de allí nos sentíamos latinoamericanos, más bien en oposición a los españoles. Pero sobre todo nos dimos cuenta que el desconocimiento de un país a otro era gigantesco”, dice Volpi.

Llama la atención que esta desinformación y desconexión entre los habitantes de lo que hoy llamamos América Latina, no fue así en épocas pretéritas, cuando no se contaba con las tecnologías de la información como las actuales,  pero sin embargo, había una comunicación fluida, tanto así que lograron traspasar sus ideas de tal modo que permitieron, por ejemplo, la lucha emancipadora. “Esta es la gran paradoja de nuestro tiempo. Hasta el siglo XIX y entrado el siglo XX, el contacto cultural entre nuestros países era mucho mayor. Era posible encontrar los grandes diarios de Buenos Aires o de México, prácticamente, en todas las capitales; las revistas literarias circulaban entre los grupos de escritores de todos los países; los grupos de teatro y ópera itineraban de norte a sur; la radio intentaba escapar de las fronteras nacionales, etc. Y sin embargo, ahora, cuando tenemos comunicaciones casi instantáneas en donde internet ofrece redes sociales, el contacto es mucho menor. Parece que la globalización provoca que las corrientes centrales lleguen a todas partes sin embargo, el contacto entre las periferias se vuelve mucho más difícil”, explica Volpi.

El autor del ensayo El insomnio de Bolívar. Cuatro intempestivas sobre América Latina en el siglo XXI, se hace una pregunta:¿Qué nos queda, pues, a los latinoamericanos para alguien que se detenga a mirarnos otra vez? Y responde: “Nada de lo que distinguió a América Latina en el siglo XX queda en pie. Se marcharon los dictadores y los guerrilleros, el realismo mágico y nuestro exotismo tropical han perdido su atractivo. Los intercambios culturales se han vuelto irrelevantes y las altas y bajas de la democracia nos han normalizado hasta el aburrimiento”.

Lo que constituía el verdadero sueño de Bolívar, una región unida como un país, ya es para Volpi una historia pasada. Lo que se constata cuando “México se ha cerrado casi por completo a América Latina. Casi toda la dinámica de población y económica mexicana se dirige hacia Estados Unidos. Para la mayor parte de los sudamericanos, no así para Chile, ingresar a México es muy difícil. De manera simbólica, seguimos pensando que la cultura es más cercana hacia América Latina que hacia Estados Unidos o Canadá, y sin embargo, en todos los otros sentidos nuestra relación de mexicanos se dirige más hacia el norte que hacia el sur”.

Bachelet: Liderazgo paradojal

En esta misma línea, el rol de los intelectuales también ha cambiado de manera dramática. Otrora, eran ellos quienes denunciaban a los dictadores y muchas veces, eran las únicas voces críticas en sus países, sin embargo, hoy mantienen un sospechoso silencio. “La transición de la democracia de la mayor parte de América Latina ha terminado pasando que ese papel tan relevante que tenían los intelectuales como voceros se ha perdido. También, generaciones nacidas a partir de mediados de los 60 en adelante, tienen un enorme desencanto hacia la política en general, y particularmente, hacia los políticos. La crítica política hoy es patrimonio exclusivo de politólogos y comentaristas de radio y televisión. Sin embargo, la vida política sigue teniendo muchos problemas, sobre todo, debido a las inequidades, los problemas ligados al narcotráfico, a la educación y problemas políticos de representación y pluralidad. De todos modos, aunque sea muy marginal, los escritores tienen aún un campo  para seguir contribuyendo a la reflexión sobre los enormes desafíos que seguimos teniendo”.

El personaje político que mejor evalúa Volpi es la ex Presidenta Bachelet, que “me parece un modelo de un político latinoamericano cuyo protagonismo personal no es tan grande, cuya cercanía con la gente es mucho mayor y cuyas acciones, incluso en los momentos en que se equivocaba, terminaba tratando de dar cuenta de ellos y modificarlos constantemente. Me parece el liderazgo más sólido y honesto. Y la paradoja de la democracia, puesto que a pesar de ser la mejor evaluada, los electores optan por cambiar de coalición”.

Síguenos en