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El primer gol del pueblo chileno

Columna de opinión por Vivian Lavín A.
Miércoles 16 de junio 2010 16:06 hrs.


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El primer gol del Pueblo chileno no tiene ninguna relación con el fútbol que por estos días arrecia con ocasión del Mundial. Este es otro gol que data de 1971 y corresponde al nombre que le dio el artista visual Roberto Matta al mural que pintó junto a la Brigada Ramona Parra en una de las paredes que bordeaban la entonces piscina municipal de la comuna de La Granja. Con sus clásicas figuras deformadas y coloridas en torno a las más diversas actividades recreativas y culturales, Matta hacía a su modo, un homenaje a la comuna, a su gente y a las posibilidades que les entregaba a todos ellos el entonces gobierno de la Unidad Popular.

Catorce manos de pintura no fueron suficientes para que 38 años más tarde fueran retiradas y con ellas se descubriera este mural, que pronto será reconocido como uno de los pocos que en el mundo se mantienen precisamente en el lugar en el que fue construido. Su hallazgo permitió volver a soñar a través de los ojos de Matta e imaginar un espacio cultural que le permitiera a quienes habitan el sector sur de Santiago, donde gozar de la música, el teatro, la danza o la plástica. El gobierno regional lo entendió así cuando dispuso una suma cercana a los 2 mil millones de pesos del Fondo de Desarrollo Regional para construir un centro que impresiona al visitante por su arquitectura, dimensiones y diseño en una área, como es la zona sur de nuestra capital, completamente olvidada del circuito cultural, pero demasiado poblada como para mantener por tanto tiempo una inequidad de este tipo que, en parte fue reparada con el monto más alto que se ha entregado en décadas para un proyecto de infraestructura cultural. Con esa suma construyeron dos mil 800 metros cuadrados,  un anfiteatro para más de mil 200 personas, salas de exposiciones, de música y otras disciplinas artísticas, además de una biblioteca y cafetería, en medio de un parque de tres mil metros cuadrados que está en la esquina de Vespucio con Santa Rosa y a pasos de la Estación del Metro del mismo nombre.

El terremoto que vino a moverlo todo, también lo hizo con la inauguración del Espacio Matta que estaba proyectada para el mismo 27 de febrero y que hubo de ser aplazada hasta mediados de abril, cuando abrió sus puertas y a partir de entonces no ha de dejado de funcionar en una actividad frenética que tiene a sus funcionarios contentos, pero agotados. El viernes recién pasado, cuando eran pasadas las 8 de la noche, se iniciaba el concierto de una orquesta de jóvenes no videntes, mientras en las salas adyacentes se hacían clases de danza moderna, en otra de ballet  infantil, en un subterráneo jóvenes bailaban el ritmo de la calle, en tanto que en la parte superior se presentaba el Buchettino, que merece un breve comentario aparte. Es la historia de Pulgarcito, que como pudiera pensarse, no es representada sino que relatada por la  formidable de María Izquierdo frente a una audiencia que escucha tendida en camitas. Lo que está escuchando, construyeron una pequeña barraca con literas y camitas, en las que el público se recuesta y mientras María narra la historia, sonidos y movimientos se producen desde el exterior, produciendo una experiencia a veces perturbadora, pero tremendamente interesante cuando se logra que todos los presentes vuelvan a ser esos niños que alguna vez escucharon un cuento, sobre todo, esos cuentos infantiles clásicos que resultan de una violencia y maldad aterradora.

Toda esta oferta cultural son los verdaderos goles que debemos celebrar porque el Espacio Matta ha venido a cambiar una situación de inequidad cultural insostenible; porque miles de familias que no tenían otro panorama que ir al centro comercial cada fin de semana cuenta ahora con una posibilidad diferente y enriquecedora; porque estamos seguros que de estas nuevas audiencias saldrán nuevos artistas que vendrán a renovar la escena chilena; porque, por fin, la cultura no es tratada como una hermana pobre.

Esperamos que los empresarios del sector así lo entiendan y respalden esta iniciativa con dinero y no sólo con aplausos para que junto a Roberto Matta, podamos gritar muchas veces más ¡gol del pueblo chileno!

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.