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Año XVI, 16 de julio de 2024


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El mínimo de la pobreza

A pesar de que los expertos respaldan la idea de implementar un incremento moderado al salario mínimo para no afectar el empleo - tal como lo propone el Gobierno - de todas formas reconocen que los 170 mil pesos no son suficientes para costear un nivel de vida digno, sino que obligan a los trabajadores y sus familias a mantenerse en bordeando la línea de la pobreza.

Loreto Soto

  Jueves 17 de junio 2010 21:13 hrs. 
pobreza

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Históricamente, la discusión sobre el reajuste al salario mínimo genera conflictos ya que toma cuenta factores técnicos a nivel económico y, además, aspectos sociales como la dignidad y la calidad de vida de las personas.

Este año, el Ejecutivo planteó un incremento de tres por ciento, que implicaría pasar de los 165 mil pesos que establece el mínimo hoy en día a 170 mil. Y pese a que los trabajadores abogaron por llegar a los 180 mil pesos, se presume que lo máximo que podría aumentar la cifra este año después de la discusión parlamentaría sería uno o dos puntos más a lo que estableció el Gobierno.

Así las cosas, los economistas plantean que, dadas las condiciones económicas, lo más sensato sería establecer un alza moderada, respaldando la tesis de La Moneda que un porcentaje mayor podría afectar al empleo.

Según explicó Juan Carlos Scapini, integrante de la comisión técnica por salario mínimo “un incremento del tres por ciento real va a conducir a una tasa de desocupación superior en un 0,2 por ciento y esto afectaría alrededor de 14 mil trabajadores que en el futuro no podrían encontrar empleo porque el salario mínimo aumentó y podrían haber algunas empresas que consideren que es muy alto. Pero además beneficiará a 900 mil trabajadores que hoy ganan menos. Desde el punto de vista de los ingresos totales que reciben los trabajadores que están afectos al salario mínimo van a tener una ganancia importante y relevante (…) pero todo lo que pueda hacerse para aumentar el salario mínimo sin gravar los equilibrios macroeconómicos y sin tener que pagar costos por el lado del desempleo son positivos”.

Sin embargo, el experto reconoce que los 170 mil pesos propuestos no alcanzan para costear el nivel de vida de una familia chilena promedio.

“Los 165 mil pesos que rigen hoy cubren, de alguna manera, tres veces la línea de pobreza de tres personas, suponiendo que está en 51 mil pesos por persona y eso les permite alimentarse, desplazarse, comprar abrigo y subsistir al nivel mínimo de pobreza. Pero las familias en Chile están constituidas en promedio por 4.3 personas según la Casen, eso implica que el salario mínimo no alcanza para financiar el gasto mínimo de una familia promedio”, afirmó.

Opinión compartida por  la directora del Programa de Economía del Trabajo (PET) Carmen Espinoza quien indicó que “Chile es una economía en la que muchos componentes se pagan. La seguridad social no existe en todos los términos y muchas de las familias deben costear la educación, la salud, no tienen cubierta la vivienda social y el cálculo del ingreso mínimo debería ser debidamente distribuido en todos los aspectos”.

De hecho, si sólo se toma en cuenta la línea de la pobreza – que se mide a través de una canasta básica de alimentos predeterminados de acuerdo a la realidad del consumo en Chile – un hogar con cuatro personas necesitaría, al menos, 204 mil pesos para poder subsistir justo en el límite entre ser pobre y no serlo. Todo esto sin contar los gastos básicos en salud, vivienda, educación y transporte.

En ese sentido, el economista de la Universidad de Chile, Joseph Ramos sostiene que “si se quiere llegar al 2020 a ser un país con el nivel de vida de los europeos, tal como se lo ha propuesto el Gobierno,  uno quisiera un mínimo del orden de 250 mil pesos brutos y para eso habría que subir el mínimo en un cuatro por ciento más cada año para llegar a esa meta”.

Es más, los diputados de la UDI Gonzalo Arenas, David Sandoval y Romilio Gutiérrez se han desmarcado de la posición oficial y manifestaron “un alza de hasta un seis por ciento no afecta, en ningún sentido, los equilibrios económicos que se ha propuesto la actual administración”.

En la comisión técnica sobre salario mínimo se barajó la posibilidad de llegar a un seis por ciento para alcanzar los 175 mil pesos, sin embargo, esta fue una postura minoritaria dentro de los expertos, quienes finalmente se inclinaron por el tres por ciento.

¿Más salario mínimo menos empleo?

El Gobierno ha defendido su postura argumentando que un incremento mayor podría aumentar los índices de desempleo. Es por eso que Ramos planteó que “se puede escapar de eso si se toma en cuenta  la propuesta de la comisión de equidad que proponía que el fisco pusiera la diferencia entre el costo para la empresa de contratar y el ingreso que la sociedad considerara que fuera mínimamente decente para un trabajador. Eso implica un costo fiscal y obviamente es la sociedad la que tiene que determinar si hay recursos suficientes para que en cuatro o cinco años se fuera cerrando esa brecha”.

Para Carmen Espinoza, en tanto, la discusión no toma en cuenta otro tipo de factores. “Siempre se ha dicho que un ingreso mínimo mayor perjudicaría el empleo, pero eso se cae cuando se va a la realidad. Un ingreso mínimo más grande ayuda a los encadenamientos productivos porque eso hace que las personas puedan consumir más y se reactive la economía”.

Por su parte Scapini sugiere que “si estamos en la parte ascendente del ciclo económico se podría subir un poco más y si estamos en la parte descendente frenar la variación del salario mínimo de tal manera de que en un plazo mediano al objetivo de colocar el salario mínimo alrededor de los 250 mil pesos mensuales en términos reales. Todos los años debiera ponerse un piso mínimo considerando la inflación futura e ir cerrando la brecha para que en diez años se pueda alcanzar este salario mínimo que permitiera sustentar los gastos mínimos de una familia media en Chile”.

Los países desarrollados, precisamente, bordean estos niveles, pero además cuentan con sistema de protección social robusto que permite a las personas optar a servicios de calidad, sin pagar más por ello.

Otro de los aspectos a considerar y que también interviene directamente en la determinación del salario mínimo es el nivel de productividad. Los países desarrollados pueden costear tener salarios mínimos elevados, pues los trabajadores son altamente capacitados a nivel educacional, aumentando de manera importante los índices productivos de sus economías.

Una realidad que parece estar lejana en Chile, donde más allá del ingreso mínimo de un trabajador existen deficiencias de fondo que impiden tener un acceso equitativo a un mejor nivel de vida.

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