Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 26 de abril de 2024


Escritorio

Análisis Internacional:

El G 20 y la disputa entre restauradores y reformistas

Rafael Ruiz Moscatelli

  Miércoles 30 de junio 2010 19:25 hrs. 
Radio-Uchile

Compartir en

El grupo de los veinte reunidos en Toronto hace poco días postergó para la cumbre que se realizará en Corea del Sur en Noviembre de este año las reformas financieras que habían esbozado en su reunión de Pittsburg hace tan sólo unos meses.

Que ocurre que la política debe hacer tantas fintas y cabriolas frente a las confusiones de los técnicos económicos. Por una parte, los estímulos públicos para salvar la banca y disminuir las consecuencias sociales ahora son cuestionados en Europa por quienes los impulsaron y sin ponerse colorados van reponiendo medidas que originaron la contracción. Sus razones son estrictamente políticas temen que las reformas financieras terminen por debilitar su poder. Por otra, los índices de recuperación económica a nivel internacional son desiguales y no son evidentes  ni en EE.UU ni en Europa,  y las necesidades de equilibrar la economía, termino cada vez mas usado en las declaraciones oficiales, para lograr un despegue, es un asunto de mediano plazo, de mas de dos años al menos.

A los expertos de lo público y lo privado les cuesta transparentar esta situación, mientras que a los líderes políticos les deja un panorama para actuar. Obama, contra los pronósticos, logró aprobar el marco general  de reformas financieras  que aunque tibias son rechazadas por la banca internacional pues al menos cambiará su funcionamiento en relación al que hemos visto en los últimos treinta años. Y Hu Jintao días antes de la reunión de los veinte, anunció una pequeña y flexible apreciación del yuan, descomprimiendo de esa manera las tensiones políticas que se acumulaban en vísperas de la reunión de Toronto.

Aun así la situación es tan confusa que decidieron postergar decisiones para la próxima cumbre esperando que en Noviembre la situación sea más favorable. La ortodoxia debe pensar que todo esto son puras “chapucerías”. Cuando es evidente  que son vectores que apuntan en alguna dirección política entre la ensalada de pronósticos económicos sobre la evolución de la crisis. La política necesita reformas que incidan aunque sea levemente sobre una realidad que inmoviliza y que requerirá de un largo esfuerzo para generar algún grado de prosperidad pues los desbarajustes sociales, especialmente la cesantía y precariedad laboral, son serios, y en algunos países amenazan con ser estructurales.

Paul Krugman, Premio Nobel de Economía, escribió hace unos días: “Gasten ahora que la economía sigue deprimida; ahorren luego, una vez que se haya recuperado. ¿Tan difícil resulta comprender esto? Están ansiosos por privarle de dinero a la economía cuando necesita ayuda, al tiempo que se resisten a abordar los problemas presupuestarios a largo plazo”. Los restauradores con sus ajustes arriesgan todo en una vuelta atrás. Es del todo chapucero sostener que el estado de bienestar es el causante de los males actuales, está demostrado que esta crisis la originó la desregulación en extremo del capital financiero y la ambición sin límites. La restauración de los conservadores europeos augura un mal futuro. Hasta ahora los líderes reformistas ven más lejos, lo sucedido en los últimos tres años en términos económicos,  indica que las reformas deberían responder a las  nuevas necesidades de una población que vive en una desigualdad creciente. Involucionar políticamente profundizará la crisis económica y eso traerá más cambios.

La discusión entre restauradores y reformistas está abierta, la existencia de ambas tendencias es transversal. Aunque a primera vista en la centro izquierda deberían primar los reformistas, nadie con certeza puede asegurar donde va a quedar ubicada cada persona, estamos en un momento de reacomodo del poder a nivel internacional. Y eso influye en nuestras decisiones.

En  su ultima reunión los veinte dieron un paso atrás, la vieja Europa está más vieja que nunca dominada por fuerzas restauradoras y conservadoras busca  frenar  a como de lugar todo lo que huela a gasto social, como si no supieran que donde abundan las dudas se reafirman los fracasos, ahorrar a costa de los derechos de los otros para mantener el poder es una idea del siglo dieciocho muy  difícil de imponer en un siglo en que lo que no funciona se desmorona sin mucho esfuerzo de los contrincantes.

Síguenos en