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Escondiendo la pelota

Columna de opinión por Antonio Infante
Miércoles 30 de junio 2010 17:22 hrs.


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El ministro de Salud, contagiado con la fiebre mundialera, se ha dedicado a esconder la pelota. Una serie de afirmaciones para la galería indicarían que merece tarjeta roja.

No se siente capaz de administrar 180 hospitales. La afirmación es provocadora. A él no le corresponde esa tarea. Sí a 29 servicios de salud que él ha descabezado por razones políticas ya que eran todos cargos de alta dirección, elegidos por el Servicio Civil. El es ministro, debe dictar políticas. No es un gerente.

Pero además de declarar su incapacidad, le ha entregado la conducción del sector a prohombres de la privatización. Un gerente de seguros en Fonasa; un gerente de Isapre en la Superintendencia y un gerente de la atención privada en la subsecretaría.

¿En qué dirección va el ministro? ¿Es falta de experiencia o un diseño preconcebido? La respuesta no importa. A mi juicio hay que asumir sus buenas intenciones y ayudarlo en la tarea de cómo fortalecer al sistema público.

Los principales actores en esa tarea son los gremios de la salud. Hasta ahora algunos han mostrado sus reservas y sus intenciones de movilizarse en defensa de la salud pública. Los médicos callados, a la expectativa, haciendo un balance entre salud pública e intereses personales, la disyuntiva de siempre.

La tarea gremial requiere cautela y diseño estratégico. Cualquier oposición clásica será capitalizada para la privatización, igual como ha sucedido en educación con los profesores.

Los gremios deben llegar con propuestas para fortalecer el sistema público; mostrar su voluntad de hacer una alianza estratégica para asegurar la mejor atención de los usuarios de Fonasa. Esa declaración debe ser pública. Convocar al Ministro a una mesa para establecer acuerdos de gobernabilidad del sector. Una mesa para señalarle que los 29 servicios de salud pueden administrar los 180 hospitales, 106 de los cuales son simples consultorios rurales con camas de observación. Señalarle también cómo se ha controlado la deuda hospitalaria en años anteriores. Recordarle que el ministerio tiene que proponer políticas de salud pública y coordinar las redes asistenciales, no gerenciar 180 hospitales.

En suma, acompañar al ministro en su proceso de maduración, de descubrimiento de las fortalezas del sector público, de su insustituible rol en asegurar equidad para la población chilena. Los gremios deben hacer lo que no harán sus asesores ya que ellos tampoco conocen el sector ni menos su cultura.

Ministro Mañalich, mire hacia adentro, a los miles de funcionarios con años de experiencia en cómo responder a las necesidades de salud de chilenos y chilenas. No se deje marear con los cantos de sirena de sus asesores empresariales; la salud pública chilena sobrevivió a Pinochet y le ofrece a usted oportunidades para ser recordado como un eslabón más en esta carrera de excelencia o como una anécdota entre los que quisieron liquidarla.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.