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Año XVI, 26 de abril de 2024


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Casen revela que sistema educacional en Chile perpetúa la pobreza

Acceso a la educación superior marca la brecha entre los chilenos

Los años de escolaridad que puede alcanzar un chileno hacen augurar cuáles serán sus expectativas en la vida. La encuesta Casen de Educación 2009 arrojó que el ingreso sufre un quiebre sustantivo por cada año adicional de educación a partir de los 12 años de escolaridad. En promedio, quienes alcanzan estudios universitarios reciben un sueldo mensual tres veces mayor a alguien con educación media.

Diana Porras

  Martes 3 de agosto 2010 19:55 hrs. 
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“La clave es el acceso a la educación superior, es lo que hace la gran diferencia”, dijo el ministro de Educación, Joaquín Lavín al presentar, junto a su par de Planificación, Felipe Kast, los resultados de la Encuesta Casen de diciembre de 2009 en el Colegio Rafael Sanhueza Lizardi de la comuna de Recoleta.

Y si bien los ministros utilizaron como ejemplo los resultados obtenidos por este colegio particular subvencionado, con un Rendimiento Alto en la última prueba Simce, lo cierto es que estos nuevos datos de la Casen vuelven a constatar la desigualdad, en todos los ámbitos, en que viven los chilenos, pues es precisamente en los colegios municipales donde se hace cada día más necesario entregar educación de calidad para tener posibilidades de acceder a estudios superiores y así no caer en la pobreza o perpetuar su círculo.

Los datos concluyen la situación de pobreza dependerá de los años de escolaridad del jefe de hogar. Con ocho o menos años de educación, el riesgo de ser pobre es de un 17,1 por ciento.

Asimismo, la encuesta reveló que el total de los jóvenes entre 18 y 24 años que completa educación media aumenta levemente, manteniéndose las brechas de escolaridad por nivel socioeconómico. Del 10 por ciento de los jóvenes con menores ingresos, un 60,7 por ciento completa educación media, mientras que del 10 por ciento de mayores ingresos lo hace el 97,5 por ciento.

Al respecto, el titular de Mideplan, Felipe Kast, dijo que “la única noticia que nos tiene que preocupar es que las brechas socioeconómicas se mantienen. Ahí tenemos un desafío como sociedad muy importante porque vemos que la situación determina la probabilidad de terminar la enseñanza media que sirve para surgir en la vida”.

Por otro lado, la cobertura de educación media aún no alcanza al 100 por ciento en todos los niveles socioeconómicos. Mientras para el primer decil un 84,6 por ciento de los niños entre 14 y 17 años asisten a la educación secundaria, el 99,4 por ciento de los niños que pertenecen al décimo decil, lo hacen.

La tasa de deserción es otro lastre que no se ha superado. Los jóvenes entre 14 y 17 años que no asisten a un establecimiento educacional ascienden a 81.801, lo que equivale al 6,97 por ciento de este tramo etario. Las principales razones declaradas tienen relación con la maternidad y el embarazo (31,7 por ciento), en el caso de las mujeres, y en os hombres es que no les interesa seguir estudiando (21,2 por ciento).

Considerando que el acceso a la educación superior es la clave para mejorar las condiciones de vida de las personas, el ministerio del ramo está estudiando la posibilidad de reformar la entrega de becas y créditos, ampliándolas a Centros de Formación Técnica (CFT) y a los Institutos Profesionales (IP). Sin embargo, existe un fuerte cuestionamiento sobre las acreditaciones de estos establecimientos. Punto que el ministro Lavín resolvió aconsejando: “hay que decirles a las familias que se informen”.

Pero para Mario Sobarzo del Observatorio de Políticas Educativas de Chile (Opech), esta está lejos de ser una buena alternativa. “Los CFT e IP  no tienen claro los estándares de exigencia que se están pidiendo debido a la privatización de la educación en esa área”. En este sentido, Sobarzo agregó que preocupa que “se estén generando recursos públicos para los privados” porque “no se les pide una mejoría en su entrega de un proyecto de enseñanza”.

Por su parte, Loreto Egaña, directora del Programa Interdisciplinario  de Investigaciones en Educación (PIIE), aseguró que esta reforma puede ser positiva si es que se toma en cuenta una verdadera medición de la calidad de la educación que se está impartiendo.

“Va de la mano de que tengamos buenas ofertas de educación superior porque hoy el sistema de acreditación no lo garantiza.  Hay problemas desde el momento en que cada institución tiene que pagar a quien lo va a evaluar y se da una relación perversa. Se debe mejorar el sistema, establecer regulaciones y supervisiones, todo un sistema que asegure que sea efectivo”, indicó la investigadora.

Los últimos resultados de la Casen en materia de Educación llegaron para reafirmar lo que ya todo el mundo sabe y critica: reproduce y es la causa de la brecha socioeconómica y la inequidad en el país. Y si bien existe consenso en todos los sectores en que estamos “mal educados”, no hay coincidencia en las fórmulas para mejorar un sistema que podría ser la base del desarrollo del país y sus personas, pero que, hasta el momento, es la piedra fundacional de la desigualdad.

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