“Mercosur será la gran protagonista de este siglo”. Cristina Fernández de Kirchner, defendió el martes la vigencia de la coalición sudamericana en lo que es la última cumbre bajo su presidencia de turno. El optimismo de la presidenta argentina no fue gratuito. Al cierre de la cumbre, Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay llegaron a un acuerdo que llevaban batallando en las negociaciones seis años: el Código Aduanero común.
La medida supone avanzar hacia un mercado económico común, el gran sueño del organismo desde que se creó hace 19 años. “Esta es la mejor reunión en mucho tiempo”, aseguró el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva.
La eliminación del doble cobro del arancel externo común y la creación de un mecanismo de distribución de la renta aduanera eran los grandes objetivos de la reunión. Asimismo, los países firmaron un acuerdo de libre comercio con Egipto.
El ambiente sabía a reunión importante, después de las críticas a Mercosur que ponían en duda la utilidad del organismo. “Estamos ante la oportunidad única de reforzar esta alianza”, dijo Kirchner, mientras la escuchaban sus homólogos de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva; de Paraguay, Fernando Lugo; de Uruguay, José Mujica; de Bolivia, Evo Morales y de Chile, Sebastián Piñera.
No la escuchaba sin embargo el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien ha delegado en su ministro de Exteriores, Nicolás Maduro, para ocuparse de la crisis que le ocupa a su país con Colombia. Esta ruptura diplomática, que no estaba en la agenda oficial, ha ocupado a los mandatarios en la cumbre paralela que no se celebraba en el Centro Cívico de San Juan, sino en sus pasillos. Los presidentes están tratando de movilizar todos los instrumentos diplomáticos a su alcance para mediar entre ambos países, y esta cumbre era una buena oportunidad. Y más ahora que Venezuela está en proceso de una adhesión permanente a este organismo.
Pero los temas de la cumbre eran otros. Argentina debía presentar su informe sobre “el proceso de integración regional” llevado a cabo durante los seis meses que ha durado su presidencia. La presidenta argentina ha destacado entre los logros en ese período el “relanzamiento de las negociaciones con la Unión Europea con el objeto de alcanzar un Acuerdo de Asociación Interregional”.
No obstante, y pese a destacar el papel de Mercosur, Kirchner ha reconocido que el subcontinente se enfrenta todavía a sus problemas tradicionales, admitiendo que pese a los avances económicos y sociales, la región “sigue siendo la más inequitativa en la distribución de los ingresos”.
Por ello, Argentina ha presentado en esta cumbre un proyecto de 794 millones de dólares que buscan beneficiar a Paraguay y Uruguay, en un intento por recortar sus diferencias con las economías más grandes del bloque, Brasil y Argentina.
Los proyectos, financiados por el Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur (FOCEM), serán destinados principalmente a obras de infraestructura para interconexión energética entre estos países.
Aún quedan decisiones por tomar para la profundización de la libre circulación de bienes y servicios, otros de los objetivos de la reunión. “No será fácil sin un abordaje sincero y
amplio sobre las asimetrías entre socios. La integración para funcionar tiene que ser más profunda”, admitió el canciller de Argentina, Héctor Timerman.
Sin embargo, Brasil planteó la necesidad de avanzar en la elaboración “de un cronograma para la instrumentación plena de la unión aduanera”, lo que implica dejar paulatinamente de lado las medidas de excepción que protegen a las economías pequeñas del bloque.