Luego de constatar  que los 33 trabajadores que permanecen atrapados en la mina San José de Copiapó están con vida, ahora todos los esfuerzos están concentrados en el rescate.

En conversación con el programa RadioAnálisis de nuestra emisora, Miguel Fort, jefe de la unidad de rescatistas que opera en la  faena, detalló los pasos que se están siguiendo para sacar a los mineros y destacó que en este momento lo importante es mantener en buenas condiciones físicas y anímicas al grupo que continúa atrapado.

“Tenemos que continuar con el desarrollo de los sondajes para optimizar la conectividad. Hay que hacer una perforación blindada que llevará la comunicación audiovisual para mantenerlos estimulados en el tiempo. La segunda perforación alternativa que tendrá mayor uso será la que sirva para el envío permanente, dos o tres veces al día, de la alimentación que requieran. Por último, se va a tener que seleccionar otro lugar para efectos de mejor ventilación y ya empezar a definir cuál será la ubicación correcta del escariador (instrumento que sirve para darle mayor tamaño y precisión a los agujeros) para construir una chimenea de 700 metros  de longitud aproximadamente  que conecte a la superficie por los túneles para proceder al rescate”, explicó el ingeniero en minas.

Fort ha participado en trece operaciones de rescate en Chile y el mundo y comentó que esta ha sido una de las situaciones más complejas a las que se ha enfrentado, debido a la profundidad a la que hay que llegar y la cantidad de personas atrapadas.

Es por eso que el experto en rescate aseguró que las labores que se están realizando constituyen el mecanismo más apropiado, pese a las eventualidades que se puedan presentar en el camino.

“Cuando se iniciaron los trabajos en la mina San José, alrededor de 1880m el control topográfico era incipiente y no era muy seguro ni muy confiable. Seguramente hay mucha información que se extravió en el transcurso del tiempo y ese sería un escenario en el cual pudiese presentarse una labor pequeña antigua que no esté considerada en la planimetría actual. Otro factor de riesgo sería  que no se cumpliera con los requisitos mínimos básicos para asegurar la chimenea, pero existe una forma de blindar la chimenea en la cual se van poniendo tubos en la medida en que va avanzando. Hay varias maneras de proteger el evento, pero eso tampoco significa que no vayan a haber improvistos”, dijo Fort.

En ese sentido el experto afirmó que los cuatro meses que se proyectaron como periodo para sacar a los mineros “es un plazo muy conservador y aterrizado que considera algunos imprevistos tanto de la calidad de la conducta geomecánica de la roca y algunas inclemencias del tiempo. Todos esos factores, de alguna u otra forma, son manejables. Pero esperamos que se produzcan condiciones favorables para poder acortar los tiempos”.

Fort hizo hincapié en la importancia de seguir estimulando a los mineros para que las condiciones inhóspitas del yacimiento no derroten su ánimo y fuerza de voluntad para superar esta situación.

“La idiosincrasia minera hace que exista siempre una actitud muy positiva. Ellos están organizados y están preparados para someterse a escenarios complejos como este”, dijo.

A juicio del experto esta tragedia debe marcar un antes y un después respecto de la seguridad que se debe implementar en las minas y, según él,  la mejor lección que se puede asumir es que no se debe improvisar en esta materia.

“Hay que sacar enseñanzas y preparar a las generaciones futuras para las situaciones de emergencia o simplemente podríamos seguir siendo los reyes de la improvisación como somos por lo general los chilenos. En este rubro hay que ser más metódicos y sistemáticos”, concluyó el ingeniero.

Durante estos días los expertos zanjarán todas las condiciones técnicas que se tienen que dar para proceder con el rescate, mientras se intenta recuperar la salud de los 33 hombres atrapados bajo tierra.