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Metas sanitarias del Bicentenario

Columna de opinión por Antonio Infante
Miércoles 1 de septiembre 2010 20:55 hrs.


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El ministerio de Salud dio a conocer una evaluación preliminar del cumplimiento de metas sanitarias 2010. En general, no varían de la tendencia mostrada anteriormente en la evaluación de mitad de período.

El sistema de salud chileno muestra sus fortalezas en el área asistencial con buenos resultados en descensos de mortalidad por cáncer y otras enfermedades. No sucede lo mismo con los temas vinculados a estilos de vida como la obesidad, el sedentarismo y el uso de drogas.

Sin embargo, no todas las cifras son malas en esa área. Aumenta, por ejemplo, de manera importante el uso de condón, más del 50 por ciento de los jóvenes entre 15 y 19 años lo usa. La cifra anterior bordeaba el 20 por ciento. Un resultado atribuible a campañas e iniciativas de cobertura nacional en que el ministerio de Salud jugó un papel importante, a pesar de la oposición de muchos, incluidos la Iglesia Católica y dos canales de televisión.

Otra cifra alentadora es la pequeña disminución de fumadores en 8º básico y también la reducción de 18 por ciento en los embarazos de adolescentes.

Pero el ministro tiene razón, los problemas pendientes son graves, con malas consecuencias a mediano plazo.

Qué bueno escuchar que la máxima autoridad de Salud se preocupe por verdaderos problemas de salud pública, que requieren de voluntad política y mucha energía.

Se necesitan intervenciones del más variado tipo. La educación a jóvenes y sus familias para cambiar estilos de vida es una de ellas pero tal vez las más importantes están en el ámbito de la regulación. Una ley de cigarrillos de verdad, con mayor alza de impuestos y prohibición de fumar en todos los espacios públicos, incluidos bares y restaurantes. Intervenir de una vez por todas en el exceso de consumo de alcohol y ojala esta vez al ministro le vaya bien con ese impuesto, que es lejos la medida más eficaz. Pero también las campañas educativas y el control rinden frutos. Regular la industria de los alimentos fiscalizando contenidos de sal; grasas de mala calidad, aditivos no saludables y una buena rotulación.

El problema de las medidas señaladas es que requieren el visto bueno de los empresarios y de los parlamentarios vinculados a esos distritos y eso es difícil. Por eso la voluntad política es esencial.

Es el momento para que aparezca en escena la subsecretaría de Salud Pública; que quede atrás el ministerio de los enfermos y tengamos directivos y políticos protagonistas en este esfuerzo por mejorar la salud de chilenos y chilenas.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.