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Hidroaysén: Tarea reprobada

Un estudio realizado por dos científicos que trabajan en la Región de Aysén en un organismo con respaldo de la industria y las autoridades regionales, da la voz de alerta respecto de la inviabilidad que presentan los planes de forestación de los proyectos hidroeléctricos de Hidroaysén e Hidroaustral.

Vivian Lavín

  Viernes 10 de septiembre 2010 19:48 hrs. 
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A partir del “terremoto” medioambiental llamado Barrancones se retomó la discusión pública sobre la urgente demanda de energía que tiene Chile para lograr sus objetivos en torno al desarrollo, desplegándose un intenso lobby reposicionando uno de los proyectos que más polvo ha levantado en la discusión energética de nuestro país en el último tiempo: Hidroaysén.

Las editoriales del duopolio, comenzaron a exhibir argumentos del tipo “si la opción termoeléctrica no es viable, la única posibilidad de nutrir a nuestra matriz energética para el 2020 con los 106 MIL GIGAWATTS/H que se requieren es a través de la energía hidroeléctrica”. Por cierto que también surgieron algunas voces interesadas en torno a la energía nuclear, pero cada vez con menos fuerza cuando se sabe de su enorme vulnerabilidad en cuanto al manejo de deshechos pero sobre todo, respecto del abastecimiento de uranio, un elemento que no está presente en el subsuelo chileno.

La experiencia de Barrancones es relevante y los interesados en que esto no se repita son muchos: el Gobierno que no quiere indisponer nuevamente al empresariado, las mismas compañías que no quieren perder su dinero en proyectos que después serán desbaratados de un plumazo y, también, la comunidad científica, que desea ser útil en un tema que le es tan suyo y cuya voz requiere ser escuchada antes de la toma de decisiones.

“No queremos que se vuelva a tomar decisiones sin peso científico. Lo que pasó en Punta de Choros es paradójico, y hay que buscar la voz de los científicos”, acusa el ingeniero forestal y master en Ecología Forestal de la Universidad de Wageningen de Holanda y doctor en Ciencias Forestales de la  Universidad de Montana en Estados Unidos, Alex Fajardo.

Y es que la comunidad científica está irritada, cuando después de los desastres, se les culpa por no haber dado la oportuna luz de alerta. El terremoto es un ejemplo paradigmático.

“Yo creo que las voces científicas están en los proyectos ambientales pero no son escuchadas hasta que no ocurren los desastres. Y se llama a los científicos para que reparen cuando la gran propiedad de la ciencia es poder predecir”, apunta la ingeniera agrónoma y Licenciada en Aprovechamiento de Recursos Naturales Renovables y doctora en Ciencias Biológicas de la Universidad de Concepción, Frida Piper.

Planes de Manejo: Inviables y poco confiables

Aquí reside la importancia de prestar oídos al estudio que ambos científicos realizaron en torno a los planes de manejo forestal propuestos por las empresas hidroeléctricas que proyectan la instalación de represas en la Región de Aysén, llamado “Los proyectos hidroeléctricos y los planes de forestación en la Patagonia chilena: ¿fracaso garantizado?”.

Ambos científicos señalan que lo que implica para la zona el impacto de la destrucción de más de 12 mil hectáreas de bosque nativo que se establecen en los estudios de impacto ambiental de HidroAysén e HidroAustral, análisis que de manera incomprensible no consideran otra parte que aún no es evaluada  como son las miles de hectáreas que también se verán afectadas por el corredor de 100 metros de ancho que tiene contemplado la línea de transmisión de 2 mil 300 kilómetros de largo desde Aysén hasta la región centro de nuestro país.

La conclusión de ambos científicos es que los planes de forestación que ambos proyectos presentan en sus estudios de impacto ambiental, es decir, la manera de mitigar el impacto que producen, son inviables y poco confiables.

Y no se trata de cualquier par de científicos sino que de profesionales que pertenecen al Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia  (CIEP) un órgano cuya misión es promover el desarrollo de la investigación científica y tecnológica en ecosistemas patagónicos, como también incentivar el desarrollo de actividades productivas sustentables de la región y que preside nada menos que el Intendente Regional de Aysén.

Este estudio, por lo tanto, no debiera pasar inadvertido a la hora de que la CONAMA de la Región de Aysén tome decisiones en relación al proyecto de HidroAysén e HidroAustral. “El gobierno regional es partícipe del CIEP y como tal, para la toma de decisiones debiera tomar en cuenta la investigación que hemos hecho. Esta es una opinión  bastante objetiva, sin sesgo ideológico que debiera ser considerada”, explica el experto en ecosistemas forestales, Alex Fajardo.

Los planes de forestación propuestos por las empresas hidroeléctricas de la región de Aysén poseen desde errores ortográficos y gramaticales que dificultan su comprensión hasta otros de fondo que los invalida. Uno de esos gruesos errores tiene relación con que las recomendaciones silviculturales planteadas en los estudios de impacto medioambiental, se basan en su mayoría en “la observación anecdótica y respecto de especies nativas de otras regiones del país”, lo que no daría garantías de que el plan propuesto tenga éxito”, precisan.

“Los planes de forestación están basados en informes técnicos y algunos estudios de mayor envergadura sobre ecología y silvicultura en bosques del centro y sur de Chile y que no cuentan con la rigurosidad científica necesaria para alcanzar resultados concluyentes. Las experiencias silvícolas en las regiones VII a X no son extrapolables a la Región de Aysén debido a las diferencias climáticas”, explican los expertos.

Pero lo que llama a escándalo, incluso para un neófito, es que el método de aproximación propuesto sea el de ensayo-error, es decir, se intentaría un camino y si no resulta, se trataría con otra fórmula de mitigación. “Por definición es un método ineficiente en cuanto al uso de los recursos y lo peor es que no garantiza necesariamente la solución del problema. Prácticamente todos los proyectos de investigación financiados por CONICYT aplican el método hipotético-deductivo”, arguyen.

Ambos científicos reconocen que hay literatura que sí se consideró en los estudios de línea de base sobre la flora pertenecientes a reconocidos científicos y académicos chilenos. Sin embargo, esas mismas investigaciones fueron simplemente, soslayados en los planes de forestación que buscan mitigar el impacto de los proyectos hidroeléctricos en la Región de Aysén, lo que significa un enorme vacío.

Pero no sólo eso, también las empresas realizan una interpretación muy particular de la ley cuando intentan compensar y mitigar el daño ecológico con especies conocidas, pero ajenas a la zona, es decir, exóticas, como el pino, que tiene la gran ventaja de alto crecimiento y porqué no decirlo, de alto rendimiento con su ya probada producción en el área forestal. “La ley exige la forestación con especies nativas y no debieran aceptarse de otro tipo. El problema es que al aplicar el método de ensayo-error, si no se cumplen los objetivos planteados, y al año siguiente hay un porcentaje mínimo de supervivencia de las especies vegetales, va a pasar colado”, explica Alex Fajardo.

Pero la idea es, justamente, que esta información tan relevante “no pase colada” ni para las autoridades ni para la sociedad civil, la que como ya sabemos puede jugar un rol crucial si es que se organiza y es capaz de hacer valer su voz.

¿Qué calentamiento global?

Chile aporta al calentamiento global con la emisión de 16 millones de toneladas de monóxido de carbono al año, a pesar de que cuenta con todas las facilidades para cambiar su matriz energética desde los combustibles fósiles hacia energías renovables no convencionales.

Y si bien el calentamiento global es un tema que preocupa a todo el mundo y es uno de las principales causas de la mortalidad masiva de árboles en nuestro planeta, no está ni siquiera considerada en los cálculos de los estudios de impacto ambiental de Hidroaysén. El porqué se mueren los árboles es desconocida y según los científicos “podrían ser las irrupciones de plagas que por aumento de la temperatura incrementarían su frecuencia y abundancia”.

Otro de los aspectos que llama la atención es la mitigación del  daño que se realice en otras zonas, donde existen otras especies. “¿Dónde ellos pretenden compensar? Hidroaustral contempla la inundación de un bosque lluvioso y la compensación la harán en otra zona muy distinta donde se deben plantar otras especies”, de modo que no se recobraría jamás la variedad ecológica presente en los actuales ecosistemas.

Ambos expertos acusan no sólo falencias como las antes expuestas sino que además, los planes de forestación presentan errores e imprecisiones conceptuales inaceptables para un documento que se dice científico, como también errores e inconsistencias técnicas. Los estudios de estas grandes empresas afirman que el ñire, conocido como “haya antártica”, un árbol caducifolio nativo del bosque andino patagónico del sur de Chile y de Argentina, “alcanzará a los cinco años dos metros de altura, lo que a juicio de los expertos resulta poco creíble y como respaldo bibliográfico a esta afirmación se entrega un referencia incorrectamente escrita y ausente de la bibliografía”, dicen los autores.

También el estudio presenta “desconocimiento y confusión en procesos ecosistémicos fundamentales”, lo que no se entendería cuando el nivel de la ciencia en Chile es reconocido a nivel internacional, como para caerse en errores tan básicos.

Las propuestas del estudio de Piper y Fajardo incluyen la inversión en recursos en la selección de sitios adecuados y acordes a la distribución de las especies en cuestión, ya que en la zona hay una enorme superficie que fue arrasada por incendios desde hace décadas y que requiere se reforestada con urgencia. Pero sobre todo, inversión en capital humano de excelencia, para que lo que le resulte barato hoy a Hidroaysén o HidroAustral, no le cueste caro a todo el país mañana.

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