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Si Lennon hubiese nacido en Santiago

Columna de opinión por Julio Hurtado
Lunes 4 de octubre 2010 19:33 hrs.


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John Lennon decía que de haber vivido en la época del imperio romano, habría tenido que habitar en Roma, la capital del imperio. Por eso, al haber nacido en el siglo XX, vivió en Nueva York, la ciudad central del imperio contemporáneo. Tal vez, si Lennon naciera nuevamente, en la segunda mitad del siglo XXI, seguramente viviría en Shangai.

En el transcurso de la historia, la ciudad ha constituido la expresión física y cultural más potente en el desarrollo de la civilización. La ciudad se caracteriza, no por su riqueza ni por sus construcciones, sino por la cantidad y la calidad de sus espacios públicos. Las grandes y mejores ciudades del mundo tienen como característica el prevaleciente uso pluri-clasista de sus espacios comunes. El espacio público refleja la voluntad de la sociedad para promover la igualdad social en el uso y goce de la ciudad.

Esta característica está lejos de la realidad de Santiago ¿Será por eso que muchos, equivocadamente a mi juicio, encuentran a Santiago una ciudad triste, violenta y fea?

La nuestra es una ciudad en la que casi no existen espacios públicos nuevos. Mientras que los espacios públicos tradicionales están tugurizados y cercenados. Incluso, en muchos casos, producto del temor a la delincuencia, fenómeno hipertrofiado y construido por los medios, hasta las calles están privatizadas, a través de las ilegales e ilegitimas rejas.

Es así que las veredas se enangostaron, las plazas se convirtieron en estacionamientos, al igual que los patios de los condominios, y a los parques se les quitaron lonjas para aumentar las pistas para los automóviles. Las esquinas se semaforizaron, los semáforos fueron reemplazados por rotondas, y las rotondas por pasos bajo nivel. Las calles dieron paso a las autopistas, y las autopistas se privatizaron.

El espacio público se caracteriza por ser de uso pluriclasista. No es espacio público aquel espacio común que ha sido diseñado para ser usado por un sólo sector social. Este fenómeno, tan común en nuestra realidad urbana, es más bien una apropiación indebida de una inversión pública.

El espacio público es la expresión de la diversidad, del encuentro social, incluso del conflicto. Para ello, para mejorar la dotación del espacio público en nuestras ciudades,  nuestra sociedad debería promover su construcción y uso y detener el escandaloso cercenamiento y desnaturalización que están teniendo muchos espacios existentes, especialmente parques y plazas, que pasan a convertirse en espacios destinados al automóvil.

En Chile no habrá democracia plena mientras ésta no se exprese en la ciudad. Un instrumento fundamental para ello es la creación y cuidado de espacios públicos.

Lamentablemente, de eso estamos muy lejos. Esperemos que las autoridades y los actores privados se den cuenta que este es un hecho fundamental, antes que la ciudad sea incontrolable e incluso deje de ser un buen negocio.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.