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Año XVI, 10 de mayo de 2024


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Arica, también es Chile


Miércoles 3 de noviembre 2010 13:16 hrs.


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Hace un par de meses, regresé a mi tierra natal, la hermosa ciudad de la eterna primavera, Arica, al recorrer sus calles, al ver sus rincones, iguales a como los dejé al comienzo de los 90,  me he sentido tristemente sorprendido, por el estado de la ciudad, donde al andar y  al mirar los ojos de los ciudadanos, se siente y vive un fuerte e invisible peso, que mantiene adormilada y resignada a la población, ante la dramática realidad económica, en que está sumergida, es preocupante ver sus avenidas con pocos vehículos, sus lugares públicos a medio andar, su comercio reducido a un pequeño paseo, y los negocios cerrados el domingo, porque no pueden competir con una feria popular, que le pasó a Arica, que no ha vivido y recibido las ventajas de ser un país modelo ejemplo para el mundo, como nos reza la propaganda.

Al andar por las calles de Arica, hasta uno empieza a pensar si es que las autoridades centrales no se han dado cuenta de que esta ciudad también es chilena, que en esta tierra que es la entrada norte de nuestro país, también tiene que ser protegida, pero cuando recuerdo las noticias y artículos de la prensa alternativa, que leo permanentemente, me doy cuenta que no somos tan diferentes que el resto del país, porque al andar y conversar con los ciudadanos comunes, de esos que recorren las calles buscando respuestas a las mismas preguntas que se están haciendo en otros lugares ¿Qué es lo que nos ha dejado la Concertación? Es un país que tuvo un sueño y que fue comercializado, dejándonos con 20 años de espera, que sólo nos dio, un número diferente de región y algunos cargos públicos para repartir entre los partidos. Arica sí es igual a Chile. Al andar se conversa con los familiares de los que han sufrido por la contaminación de los polimetales, que tiene en la desesperanza a familias con niños y niñas enfermas con familias destrozadas por el dolor y la indolencia de una autoridad que viene de paseo, y pienso, bueno tal como los que sufren por la Mina Los Pelambres, El Choapa, Chanavayita y tantos que es difícil enumerar a lo largo del país, Arica es igual a Chile, al seguir mi camino me encuentro con los Aymaras, que están defendiendo su tierra ante la instalación de la Minera australiana, que piensa destrozar su tierra en busca de manganeso, y que claro, solo se conoce del proyecto cuando ya todo está prácticamente decidido, tras años de estudios “conversaciones y reuniones” entre autoridades y empresarios, mientras los ciudadanos afectados caminan por la ignorancia y hasta la inocencia, del querer vivir de la tierra entre orégano y tomates, como en tantos rincones nacionales, donde los niños juegan a la espera de la contaminación de su aire y tierra para enriquecer a unos pocos y pagar algunas campañas, Arica si es igual a Chile.

Al continuar caminando y recorriendo, me encuentro con personas conscientes, ciudadanos comunes, me encuentros con padres y madres que marcharon por la defensa de la naturaleza, que recorrieron las calles y llenaron las avenidas, con pancartas y alegría, como un suspiro de vida y de recordatorio de que existen seres que aun viven en esta ciudad, pero con sus imágenes no se llenaron portadas, ni se les dio cobertura en la televisión, no, era más importante darle espacio a la bailarina que venía a ofrecer su “espectáculo” a un pub, o escribir sobre la lesión del delantero del equipo de futbol local, Arica sí es igual a Chile,

En eso, de andar y conversar, me doy cuenta de dos cosas importantes, primero de que lo que pasa, es que este país si es un modelo, pero solo un modelo de fantasía, en el que están convencidos los políticos, quienes gastan más en sus campañas que lo que se invierte en educación en muchas comunas y segundo de que Arica, sí es parte de Chile porque comparte la triste realidad de la despreocupación por parte de las autoridades de las necesidades de sus ciudadanos.

Por esto lo que nos queda como mensaje, es que no nos podemos quedar dormidos, no nos podemos detener, no podemos esperar a que alguien haga algo por Arica, somos nosotros los llamados a actuar, somos nosotros los llamados a despertar a los dormidos y a empujar para caminar a los que se han detenido y por sobre todo, somos nosotros los que vivimos en esta tierra, los obligados a creer que es posible defender el crecimiento de nuestra ciudad, sin esperar lo ya esperado, que son las migajas de la capital.

Felipe Olaechea

Escritor y Documentalista

colectivolienzodeluniverso.blogspot.com

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