Fue el pasado domingo cuando la secretaria de 42 años Lissette Mery salió a almorzar con su jefe luego de una mañana de trabajo en temas de Presupuesto en el Congreso Nacional. Comieron en un restaurante y luego regresaron. Justo cuando entraban a la oficina, Juan Pablo Durán, abogado de la comisión de Constitución, la habría abordado por la espalda para luego besarla en el cuello y la espalda, pese al rechazo de la mujer. Hubo un forcejeo y el implicado la ingresó violentamente a una oficina contigua, donde le habría realizado tocaciones indebidas en diferentes partes del cuerpo.

El presidente del Senado, Jorge Pizarro, dijo que había un sumario interno, señalando que “es un tema delicado y lo consideramos grave. Nos alegramos de que la funcionaria haya hecho la denuncia correspondiente, así se hace responsable de la acusación y se puede investigar para determinar si hubo o no delito”.

Al día siguiente del episodio, la secretaria denunció el abuso a Carabineros del Congreso, funcionarios que luego remitieron los antecedentes a la Segunda Comisaría de Valparaíso y finalmente llegaron a la Fiscalía local.

El secretario de la corporación, Carlos Hoffmann, comentó que hay registros de grabaciones de las cámaras de seguridad de los pasillos en las que se aprecia a ambos saliendo y entrando a la oficina durante la hora de almuerzo.

“Hasta el momento lo único que yo entiendo es que se ha visto en las cámaras a dos personas que salen y vuelven juntas después de almuerzo. Es todo lo que se ve en las cámaras. No hay nada que comprometa a nadie”, indicó.

El secretario del Senado también informó que la secretaria fue trasladada de sección, pero que el abogado sindicado como el responsable del presunto abuso sexual sigue cumpliendo sus funciones en el Senado en la comisión de Constitución.

Un flanco nuevo del caso abrió la diputada del PPD Adriana Muñoz, quien señaló que no deja de sorprenderse por lo ocurrido, incluso considerando que hay diferentes situaciones parecidas.

Adriana Muñoz acusa que existe un ambiente en el Parlamento que es desfavorable para las mujeres en general, manifestando que “hay una atmósfera y una cultura muy machista en la Cámara de Diputados y en el Senado. Me parece que los funcionarios tienen una actitud bastante arbitraria y discriminatoria hacia las mujeres y que hoy sale a la luz pública con este hecho”.

La parlamentaria recordó que los proyectos de ley en materia de derechos de la mujer demoran mucho tiempo en ser aprobados, como ocurrió en el caso del texto sobre acoso sexual, que su tramitación se extendió sobre los 12 años, lo que a su juicio confirma el ambiente que se genera contra las mujeres en el edificio del Parlamento chileno.