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Fútbol hiede a ansias de poder

Columna de opinión por Vivian Lavín A.
Martes 23 de noviembre 2010 14:43 hrs.


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Como pocas veces en nuestra historia reciente, quienes no somos fanáticos del fútbol hemos estado pendientes de lo que sucede al interior de la Asociación Nacional de Fútbol (ANFP).  La disputa por la presidencia de este órgano gremial ha concitado el interés nacional como el punto dramático más alto de una larga teleserie en la que este deporte logró hacer soñar a los chilenos de que podían participar en un Mundial con alguna posibilidades de jugar y hacer un papel dignamente competitivo. El paso a la segunda fase de la cita en África hace un año significó que millares de personas salieran a las calles de nuestra capital a celebrar como si hubiéramos ganado el torneo. A esas alturas el entrenador argentino Marcelo Bielsa ya empezaba a adquirir ribetes míticos.

La situación un año después es tan dramáticamente diferente que no deja de causar perplejidad. Sobre todo, para una despistada de las cuestiones futboleras. El presidente de la ANFP y el entrenador que habían cambiado el espíritu de los deportistas tienen que irse para que asuma un empresario del mundo de los negocios educativos que hasta hace cinco años no tenía vinculación alguna con el fútbol nacional. Y aunque la relación entre el intelecto y el deporte viene de antiguo, ya los griegos lo sabían y de ahí que hayan sido ellos los promotores de las denominadas “Olimpíadas”, no es lo que subyace en esta historia.  Esa no es la ecuación que debiera aplicarse para el caso de Jorge Segovia, porque si su interés real fuera el deporte como una cantera maravillosa de virtudes que templan el espíritu y que enseña los valores del “fair play” y del compañerismo, habría optado por estar detrás del deporte en general, y no sólo del fútbol. Sólo a manera de digresión, resulta incomprensible que el país entero siga esta novela por entregas en la que se ha convertido la presidencia de la ANFP y se releguen los triunfos de un Tomás González o de una Kristel Köbrich, quienes de manera silenciosa, pero segura, consolidan sus carreras deportivas a nivel internacional.

Es que el fútbol es “pasión de multitudes” y junto a ellas está la posibilidad de hacer un buen negocio. Esa es la razón por la cual el Presidente de la República es dueño de un importante paquete accionario de Blanco&Negro o de Colo-Colo, para decirlo derechamente, aunque su alma mater haya sido la Universidad Católica y haya confesado ser un fervoroso cruzado.  ¿Habrá sido el ex dueño de D&S, Nicolás Ibáñez desde siempre un fanático caturro como para adquirir más del 50 por ciento de Santiago Wanders en los últimos días?

En el negocio del fútbol no se respetan esos amores, esas pasiones que permiten entender lo que le sucede a la hinchada. Hay quienes sólo disfrutan del circo, mientras dueños de casas de estudio o de almacenes, cortan los boletos.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.