Durante agosto el pueblo Aymara celebra el mes de la Pachamama, porque en esta época la tierra comienza a prepararse para la reproducción y la posterior germinación, en una importante fiesta agrícola y de raíces ancestrales que tiene más de tres mil años.
Así, la agrupación Jacha Marka Aru (la voz del pueblo grande) y diversas comunidades Aymara llegaron al Pukará de Chena, cerros que fueron una antigua fortaleza indígena, donde realizaron un ritual para pedir bendiciones a la madre tierra para este nuevo ciclo.
La fiesta estuvo marcada por la necesidad de recuperar sus tradiciones, pero también de recuperar los espacios, partiendo por este mismo cerro, considerado patrimonio andino ancestral.
“El proyecto del ministerio de Obras Públicas donde se está invirtiendo mucho dinero para construir un centro ceremonial en las faldas del cerro no se excluyó. Nosotros como compensación y como reconocimiento al hecho de que es un patrimonio ancestral andino éramos socios de la corporación, ahora nos dejaron fuera, y en el proyecto final están diciendo que los socios son la municipalidad de Calera de Tango y San Bernardo, el Consejo de Monumentos Nacionales y las empresas de la zona. Nos parece que es una usurpación de propiedad ancestral indígena y nos parece insólito”, señaló Ariel León Bacián, presidente de Jacha Marka Aru (la voz del pueblo grande).
Así, pese a que el Pukará es un Monumento Nacional, por lo que está relativamente resguardado, las distintas agrupaciones indígenas están luchando por recuperar el control en términos de administración del cerro y los espacios que se están proyectando.
Hoy existe un proyecto de pre-factibilidad para la construcción de este centro ceremonial que costó 80 millones de pesos, de los que según denuncia Ariel León, las organizaciones andinas no recibieron nada, ya que el dinero se lo llevó la consultora. Pero no es eso lo que les irrita, sino que en el diseño inicial se los contemplara como socios y que al momento de concretarlo se les excluya.
“No puede ser que este lugar pierda la administración del pueblo Aymara, Quechua, Licarantay y Diaguita porque esto un asentamiento andino, incluso pre incaico”, indicó el dirigente.
Es por ello que los Aymara de Santiago recibieron el respaldo desde distintos puntos del país. Desde la comunidad de Carcosa, de Iquique, llegó una delegación a prestar su apoyo.
“Cuando se percibe que no hay necesidad, que no hay interés de las partes, obviamente van a haber actores que van a querer apropiarse de estos patrimonios, pero si el pueblo Aymara y las organizaciones de Santiago hacen un trabajo serio y reclaman esto como propiedad de los antepasados nuestros, yo creo que se tienen que dar las cosas”, indicó Antonio Mamani, presidente de la comunidad y ex miembro de la Conadi.
Mamani criticó la relación que siempre ha existido entre los pueblos originarios y los distintos gobiernos: “No tienen interés de trabajar con los pueblos, nos da mucha pena que vayan haciendo cosas a nuestras espaldas, por lo que necesitamos estar unidos”, señaló. Y la unión fue más allá de las etnias, tanto es así que incluso los mapuches de San Bernardo llegaron a la ceremonia, para trabajar en conjunto con los Aymara en la recuperación del cerro.
Pronto el proyecto será votado en el consejo regional de Santiago, que asignará los recursos para concretar la construcción del santuario, por lo que las organizaciones indígenas llamaron a respetar los derechos ancestrales reconociéndolos y reincorporándolos al proyecto base.
Durante agosto el pueblo Aymara celebra el mes de la Pachamama, porque en esta época la tierra comienza a prepararse para la reproducción y la posterior germinación, en una importante fiesta agrícola y de raíces ancestrales que tiene más de tres mil años.
Así, la agrupación Jacha Marka Aru (la voz del pueblo grande) y diversas comunidades Aymara llegaron al Pukará de Chena, cerros que fueron una antigua fortaleza indígena, donde realizaron un ritual para pedir bendiciones a la madre tierra para este nuevo ciclo.
La fiesta estuvo marcada por la necesidad de recuperar sus tradiciones, pero también de recuperar los espacios, partiendo por este mismo cerro, considerado patrimonio andino ancestral.
“El proyecto del ministerio de Obras Públicas donde se está invirtiendo mucho dinero para construir un centro ceremonial en las faldas del cerro no se excluyó. Nosotros como compensación y como reconocimiento al hecho de que es un patrimonio ancestral andino éramos socios de la corporación, ahora nos dejaron fuera, y en el proyecto final están diciendo que los socios son la municipalidad de Calera de Tango y San Bernardo, el Consejo de Monumentos Nacionales y las empresas de la zona. Nos parece que es una usurpación de propiedad ancestral indígena y nos parece insólito”, señaló Ariel León Bacián, presidente de Jacha Marka Aru (la voz del pueblo grande).
Así, pese a que el Pukará es un Monumento Nacional, por lo que está relativamente resguardado, las distintas agrupaciones indígenas están luchando por recuperar el control en términos de administración del cerro y los espacios que se están proyectando.
Hoy existe un proyecto de pre-factibilidad para la construcción de este centro ceremonial que costó 80 millones de pesos, de los que según denuncia Ariel León, las organizaciones andinas no recibieron nada, ya que el dinero se lo llevó la consultora. Pero no es eso lo que les irrita, sino que en el diseño inicial se los contemplara como socios y que al momento de concretarlo se les excluya.
“No puede ser que este lugar pierda la administración del pueblo Aymara, Quechua, Licarantay y Diaguita porque esto un asentamiento andino, incluso pre incaico”, indicó el dirigente.
Es por ello que los Aymara de Santiago recibieron el respaldo desde distintos puntos del país. Desde la comunidad de Carcosa, de Iquique, llegó una delegación a prestar su apoyo.
“Cuando se percibe que no hay necesidad, que no hay interés de las partes, obviamente van a haber actores que van a querer apropiarse de estos patrimonios, pero si el pueblo Aymara y las organizaciones de Santiago hacen un trabajo serio y reclaman esto como propiedad de los antepasados nuestros, yo creo que se tienen que dar las cosas”, indicó Antonio Mamani, presidente de la comunidad y ex miembro de la Conadi.
Mamani criticó la relación que siempre ha existido entre los pueblos originarios y los distintos gobiernos: “No tienen interés de trabajar con los pueblos, nos da mucha pena que vayan haciendo cosas a nuestras espaldas, por lo que necesitamos estar unidos”, señaló. Y la unión fue más allá de las etnias, tanto es así que incluso los mapuches de San Bernardo llegaron a la ceremonia, para trabajar en conjunto con los Aymara en la recuperación del cerro.
Pronto el proyecto será votado en el consejo regional de Santiago, que asignará los recursos para concretar la construcción del santuario, por lo que las organizaciones indígenas llamaron a respetar los derechos ancestrales reconociéndolos y reincorporándolos al proyecto base.
Durante agosto el pueblo Aymara celebra el mes de la Pachamama, porque en esta época la tierra comienza a prepararse para la reproducción y la posterior germinación, en una importante fiesta agrícola y de raíces ancestrales que tiene más de tres mil años.
Así, la agrupación Jacha Marka Aru (la voz del pueblo grande) y diversas comunidades Aymara llegaron al Pukará de Chena, cerros que fueron una antigua fortaleza indígena, donde realizaron un ritual para pedir bendiciones a la madre tierra para este nuevo ciclo.
La fiesta estuvo marcada por la necesidad de recuperar sus tradiciones, pero también de recuperar los espacios, partiendo por este mismo cerro, considerado patrimonio andino ancestral.
“El proyecto del ministerio de Obras Públicas donde se está invirtiendo mucho dinero para construir un centro ceremonial en las faldas del cerro no se excluyó. Nosotros como compensación y como reconocimiento al hecho de que es un patrimonio ancestral andino éramos socios de la corporación, ahora nos dejaron fuera, y en el proyecto final están diciendo que los socios son la municipalidad de Calera de Tango y San Bernardo, el Consejo de Monumentos Nacionales y las empresas de la zona. Nos parece que es una usurpación de propiedad ancestral indígena y nos parece insólito”, señaló Ariel León Bacián, presidente de Jacha Marka Aru (la voz del pueblo grande).
Así, pese a que el Pukará es un Monumento Nacional, por lo que está relativamente resguardado, las distintas agrupaciones indígenas están luchando por recuperar el control en términos de administración del cerro y los espacios que se están proyectando.
Hoy existe un proyecto de pre-factibilidad para la construcción de este centro ceremonial que costó 80 millones de pesos, de los que según denuncia Ariel León, las organizaciones andinas no recibieron nada, ya que el dinero se lo llevó la consultora. Pero no es eso lo que les irrita, sino que en el diseño inicial se los contemplara como socios y que al momento de concretarlo se les excluya.
“No puede ser que este lugar pierda la administración del pueblo Aymara, Quechua, Licarantay y Diaguita porque esto un asentamiento andino, incluso pre incaico”, indicó el dirigente.
Es por ello que los Aymara de Santiago recibieron el respaldo desde distintos puntos del país. Desde la comunidad de Carcosa, de Iquique, llegó una delegación a prestar su apoyo.
“Cuando se percibe que no hay necesidad, que no hay interés de las partes, obviamente van a haber actores que van a querer apropiarse de estos patrimonios, pero si el pueblo Aymara y las organizaciones de Santiago hacen un trabajo serio y reclaman esto como propiedad de los antepasados nuestros, yo creo que se tienen que dar las cosas”, indicó Antonio Mamani, presidente de la comunidad y ex miembro de la Conadi.
Mamani criticó la relación que siempre ha existido entre los pueblos originarios y los distintos gobiernos: “No tienen interés de trabajar con los pueblos, nos da mucha pena que vayan haciendo cosas a nuestras espaldas, por lo que necesitamos estar unidos”, señaló. Y la unión fue más allá de las etnias, tanto es así que incluso los mapuches de San Bernardo llegaron a la ceremonia, para trabajar en conjunto con los Aymara en la recuperación del cerro.
Pronto el proyecto será votado en el consejo regional de Santiago, que asignará los recursos para concretar la construcción del santuario, por lo que las organizaciones indígenas llamaron a respetar los derechos ancestrales reconociéndolos y reincorporándolos al proyecto base.
