Lo dijo Cristina Fernández de Kirchner ante poderosos empresarios mundiales en un encuentro sobre seguridad alimentaria de la reciente Cumbre del G-20 en Cannes: “Lo que estamos viviendo no es capitalismo, sino un anarcocapitalismo financiero total, donde nadie controla a nadie”.
Y agregó: “Han pasado más tres años y cuando a un enfermo no le dan la solución, cada día se agrava más”, instando a que los miles de millones de dólares que se han volcado a superar los problemas del sector financiero, lleguen a la economía real para crear empleo. “Sin consumo –dijo- no hay posibilidad de crecimiento y no hay capitalismo. Propongo –añadió- volver al capitalismo en serio, a ese capitalismo que crea empleo, porque no hacerlo, terminará por golpear las bases de la democracia y libertad que sustenta la actividad empresarial”.
Como vemos, la cumbre de Cannes no pudo eludir las fricciones entre Europa, Estados Unidos y los países emergentes, en casos como el pregonado impuesto a las transacciones financieras, paraísos fiscales y la regulación a los mercados de capitales. Varios emergentes se manifestaron a favor de la Tasa Tobin, para contener la volatilidad financiera y controlar los jabonosos fondos en paraísos fiscales.
Pero, tras la debacle del Gobierno socialista griego y las revividas amenazas sobre Italia -con renuncia de Berlusconi incluida-, la reunión G20 terminó, como siempre, con un comunicado en el que todos mostraron intenciones de resolver la crisis, entregando más atribuciones al FMI para intervenir, pero sin dar forma a los mecanismos pertinentes, lo que ha impedido apaciguar el nerviosismo de los mercados y ha mantenido a la economía mundial sin una estrategia clara para superar el desastre, provocando un verdadero serrucho de alzas y bajas en las bolsas mundiales.
Los ministros de Finanzas de la Unión pidieron más tiempo para resolver cómo se fortalecerá el Fondo de Estabilidad Financiera –que requiere 1,3 millones de millones de euros- para entrar en acción a fines de noviembre, pero descartaron una pronta definición, porque como dijo el premier de Luxemburgo, Juncker, las negociaciones están “increíblemente complicadas”. Mientras, 60% de economistas europeos consultados por Reuter estiman que la zona va hacia una recesión.
En todo caso, las grandes economías (EE.UU., Japón, China, Alemania) se han comprometido a reactivar la demanda mediante obras públicas, consumo e investigación, poniendo así el foco en la economía real –como insinuara Fernández- y han seguido el paso a la sorpresiva baja de la tasa por parte del Central Europeo de 1.5 a 1,25% la semana pasada. Sin embargo, mientras se formulaban esas propuestas, el BCE compraba la cara deuda italiana y el Gobierno francés anunciaba un fuerte ajuste de gasto fiscal, por 65 mil millones de euros, que implicará alza del IVA, reducción de exenciones tributarias y aumento de la edad de jubilación de 60 a 62 años. Es decir, menos dinero en manos de los consumidores y menos oferta de empleo juvenil.
En Chile, salvada ya la Polar de la quiebra por bancos y bonistas, con un crecimiento del Imacec por sobre lo estimado, aunque con una inflación que también se alza por encima de las expectativas y un dólar que oscila como cardiograma de infartado, las previsiones de una rebaja en la tasa de interés se esfuman, confirmando las perspectivas del último Informe de Política Monetaria del Central, en el sentido que tendremos un último trimestre 2011 de crecimiento lento y un 2012 creciendo a sólo 4%, siguiendo así, inevitablemente, las desventuras del anarcocapitalismo financiero mundial.