Decenas de miles de mujeres en Francia viven hoy día momentos de angustia. Todas ellas portan implantes mamarios de la fabricante francesa PIP, cuya calidad deja que desear. De investigaciones se ha desprendido que la silicona se fisura prematuramente. También han surgido cuestionamientos luego que una mujer con estos implantes falleciera de cáncer.
Probablemente, el Gobierno francés hará un llamado a todas las mujeres afectadas para, de manera preventiva, extirpar estos implantes. Se trata de unas 30.000 francesas, que optaron por una intervención quirúrgica simplemente por cuestiones estéticas o por haber sido afectadas por cáncer de mama. El problema cruza las fronteras del país galo: se está hablando de “un escándalo de proporciones mundiales”.
La empresa francesa PIP producía implantes mamarios desde hacía casi una década, y había resultado todo un éxito: 10.000 prótesis anuales. El producto se vendía en Francia y en otros 65 países. El principal mercado, con más de la mitad de las ventas, era América del Sur, donde los implantes se vendieron a través de hospitales y médicos en países como Chile, Brasil, Venezuela y Argentina.
Una cuarta parte de las exportaciones fue a Europa Occidental (Holanda, Bélgica, Alemania, Gran Bretaña), pero también a Oriente Medio (Turquía y Siria), y Asia (China y Tailandia, entre otros).
Fisuras
El éxito de la empresa francesa fue de poca duración. En 2010 se constataron los primeros fallos. Resultó que PIP utilizaba otras siliconas que las mencionadas oficialmente; eran más económicas y de inferior calidad: se rasgaban. Más de 2.000 mujeres francesas recurrieron al juez por haber recibido información falsa.
También en otros países surgieron problemas. Por tal razón, las autoridades en Chile decidieron en 2010 retirar estas prótesis del mercado. Lo mismo ocurriría en Venezuela y Brasil, seguidos más tarde por Colombia.
¿Cancerígenas?
En Europa Occidental procedieron a tomar medidas. Las autoridades españolas instaron a abandonar productos procedentes de PIP, y en Gran Bretaña, centenares de mujeres recurrieron a la Justicia.
El “escándalo de las siliconas” adquirió el mes pasado una nueva dimensión al fallecer una mujer de cáncer linfático que portaba estos implantes. Sus familiares afirmaron que la enfermedad y muerte de la mujer eran consecuencia de los implantes de siliconas. Las investigaciones no han logrado hasta el momento establecer un vínculo causal directo, pero esto tampoco evitó que en Francia cundiera el pánico.
Por tal razón, y como media preventiva, el Gobierno en París está sopesando aconsejar a todas las portadoras de estos implantes que se los hagan extirpar. Los costes de tal intervención serán probablemente cubiertos por el Estado, ya que la empresa PIP ha dado quiebra y no puede pagar las indemnizaciones. En Gran Bretaña, las mujeres afectadas han decidido hacer responsables a las clínicas que proporcionaron los implantes.
Decenas de miles de mujeres en Francia viven hoy día momentos de angustia. Todas ellas portan implantes mamarios de la fabricante francesa PIP, cuya calidad deja que desear. De investigaciones se ha desprendido que la silicona se fisura prematuramente. También han surgido cuestionamientos luego que una mujer con estos implantes falleciera de cáncer.
Probablemente, el Gobierno francés hará un llamado a todas las mujeres afectadas para, de manera preventiva, extirpar estos implantes. Se trata de unas 30.000 francesas, que optaron por una intervención quirúrgica simplemente por cuestiones estéticas o por haber sido afectadas por cáncer de mama. El problema cruza las fronteras del país galo: se está hablando de “un escándalo de proporciones mundiales”.
La empresa francesa PIP producía implantes mamarios desde hacía casi una década, y había resultado todo un éxito: 10.000 prótesis anuales. El producto se vendía en Francia y en otros 65 países. El principal mercado, con más de la mitad de las ventas, era América del Sur, donde los implantes se vendieron a través de hospitales y médicos en países como Chile, Brasil, Venezuela y Argentina.
Una cuarta parte de las exportaciones fue a Europa Occidental (Holanda, Bélgica, Alemania, Gran Bretaña), pero también a Oriente Medio (Turquía y Siria), y Asia (China y Tailandia, entre otros).
Fisuras
El éxito de la empresa francesa fue de poca duración. En 2010 se constataron los primeros fallos. Resultó que PIP utilizaba otras siliconas que las mencionadas oficialmente; eran más económicas y de inferior calidad: se rasgaban. Más de 2.000 mujeres francesas recurrieron al juez por haber recibido información falsa.
También en otros países surgieron problemas. Por tal razón, las autoridades en Chile decidieron en 2010 retirar estas prótesis del mercado. Lo mismo ocurriría en Venezuela y Brasil, seguidos más tarde por Colombia.
¿Cancerígenas?
En Europa Occidental procedieron a tomar medidas. Las autoridades españolas instaron a abandonar productos procedentes de PIP, y en Gran Bretaña, centenares de mujeres recurrieron a la Justicia.
El “escándalo de las siliconas” adquirió el mes pasado una nueva dimensión al fallecer una mujer de cáncer linfático que portaba estos implantes. Sus familiares afirmaron que la enfermedad y muerte de la mujer eran consecuencia de los implantes de siliconas. Las investigaciones no han logrado hasta el momento establecer un vínculo causal directo, pero esto tampoco evitó que en Francia cundiera el pánico.
Por tal razón, y como media preventiva, el Gobierno en París está sopesando aconsejar a todas las portadoras de estos implantes que se los hagan extirpar. Los costes de tal intervención serán probablemente cubiertos por el Estado, ya que la empresa PIP ha dado quiebra y no puede pagar las indemnizaciones. En Gran Bretaña, las mujeres afectadas han decidido hacer responsables a las clínicas que proporcionaron los implantes.
Decenas de miles de mujeres en Francia viven hoy día momentos de angustia. Todas ellas portan implantes mamarios de la fabricante francesa PIP, cuya calidad deja que desear. De investigaciones se ha desprendido que la silicona se fisura prematuramente. También han surgido cuestionamientos luego que una mujer con estos implantes falleciera de cáncer.
Probablemente, el Gobierno francés hará un llamado a todas las mujeres afectadas para, de manera preventiva, extirpar estos implantes. Se trata de unas 30.000 francesas, que optaron por una intervención quirúrgica simplemente por cuestiones estéticas o por haber sido afectadas por cáncer de mama. El problema cruza las fronteras del país galo: se está hablando de “un escándalo de proporciones mundiales”.
La empresa francesa PIP producía implantes mamarios desde hacía casi una década, y había resultado todo un éxito: 10.000 prótesis anuales. El producto se vendía en Francia y en otros 65 países. El principal mercado, con más de la mitad de las ventas, era América del Sur, donde los implantes se vendieron a través de hospitales y médicos en países como Chile, Brasil, Venezuela y Argentina.
Una cuarta parte de las exportaciones fue a Europa Occidental (Holanda, Bélgica, Alemania, Gran Bretaña), pero también a Oriente Medio (Turquía y Siria), y Asia (China y Tailandia, entre otros).
Fisuras
El éxito de la empresa francesa fue de poca duración. En 2010 se constataron los primeros fallos. Resultó que PIP utilizaba otras siliconas que las mencionadas oficialmente; eran más económicas y de inferior calidad: se rasgaban. Más de 2.000 mujeres francesas recurrieron al juez por haber recibido información falsa.
También en otros países surgieron problemas. Por tal razón, las autoridades en Chile decidieron en 2010 retirar estas prótesis del mercado. Lo mismo ocurriría en Venezuela y Brasil, seguidos más tarde por Colombia.
¿Cancerígenas?
En Europa Occidental procedieron a tomar medidas. Las autoridades españolas instaron a abandonar productos procedentes de PIP, y en Gran Bretaña, centenares de mujeres recurrieron a la Justicia.
El “escándalo de las siliconas” adquirió el mes pasado una nueva dimensión al fallecer una mujer de cáncer linfático que portaba estos implantes. Sus familiares afirmaron que la enfermedad y muerte de la mujer eran consecuencia de los implantes de siliconas. Las investigaciones no han logrado hasta el momento establecer un vínculo causal directo, pero esto tampoco evitó que en Francia cundiera el pánico.
Por tal razón, y como media preventiva, el Gobierno en París está sopesando aconsejar a todas las portadoras de estos implantes que se los hagan extirpar. Los costes de tal intervención serán probablemente cubiertos por el Estado, ya que la empresa PIP ha dado quiebra y no puede pagar las indemnizaciones. En Gran Bretaña, las mujeres afectadas han decidido hacer responsables a las clínicas que proporcionaron los implantes.
