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El terremoto de barro de Punta Arenas: Cuando el boomerang golpea fuerte


Miércoles 14 de marzo 2012 8:12 hrs.


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El manejo de situación de crisis es una herramienta fundamental que se enseña en la carrera de Relaciones Públicas, justamente la profesión de la ex ONEMI de Magallanes, Erika Canales.

El conocimiento de la materia lo aplicó muy bien en los momentos de sus descargos por haber desoído la voz del conocimiento empírico, o sea de los antiguos habitantes de Punta Arenas, que advertían del desborde del río Las Minas. Atribuyó la responsabilidad al ministerio de Obras Públicas y al encargado de obras de la Municipalidad.

Se repetía la manipulación de las recriminaciones en vez de asumir responsabilidades.

Justamente lo mismo que lo ocurrido el 27/F. De Bachelet a paje, todos fueron sindicados culpables; hubo amenazas de querellas y la presunta candidatura de Michelle fue puesta en jaque.

En medio de ese avatar, ocurre lo de Punta Arenas. El Gobierno defiende lo indefendible: haber puesto en el cargo a una recién llegada a una zona complicada desde todo punto de vista, con total desconocimiento de las características de la región.

Pero, tal como lo señaló el alcalde a este medio, Vladimiro Mimica Cárcamo, Canales es tan sólo co-responsable de la tragedia, pues la decisión de asignarle el cargo proviene del Gobierno central.

La administración envía a uno de sus ministros políticos, Evelyn Matthei. Laurence Golborne, ministro de Obras Públicas y ad-hoc para esta situación,  había perdido peso por la crisis del gas de manera que su presencia podía evocar oscuros recuerdos. De manera que el carácter avallasador y ejecutivo de la ministra del Trabajo, sumado a la capacidad política, más el hecho de ser mujer, dio paso a una ejecución más ordenada de la operación limpieza y auxilio que con las tibias actitudes del actual intendente Arturo Storaker Molina -ya cuestionado por su lento proceder en el siniestro de Torres del Paine- clamaban por alguien que golpeara la mesa.

Matthei, una vez más llevada por su carácter, partió criticando al alcalde que estaba a todo terreno desde que advirtió  como buen magallánico lo que sobrevenía. Al día siguiente de su arribo, Evelyn se comió sus palabras.

Con toda la tragedia que el terremoto de lodo lleva encima, sirvió para neutralizar al Gobierno en sus críticas -justificadas de todos modos- sobre la administración  anterior y el 27/F, y tuvo que asumir que otra cosa en con guitarra: “En una tragedia menor a la de febrero del 2010, la reacción de las autoridades fue deficiente”, apunta Mimica.