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¿Hasta cuándo persistirán los males (o malles?) en las ciudades de Chile?


Domingo 18 de marzo 2012 18:29 hrs.


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En los hechos concretos, siempre el año comienza en el mes de marzo. Sin embargo, con esta extraña ola de calor que azota a la zona central del país, parece que el año 2012 no quiere comenzar. Es por esta razón que recién nos estamos dando cuenta de los viejos y los nuevos problemas que afectan a las ciudades, que son los de siempre. Es decir, el abuso de los poderosos y el afán de lucro como la principal, por no decir la única, motivación para la construcción de la ciudad.

Así se demuestra con el caso del mall en la ciudad de Castro, en que para perpetrar dicho atentado se recurrió a una vulgar pillería (aprobar una cosa y construir otra), y quizás a cuantas triquiñuelas más (comenzando con un curios y oportuno cambio del Plan Regulador de la ciudad).

Algo similar ocurre con los malls de puerto Montt y Puerto Varas en los cuales, tengo entendido, está involucrada la misma empresa. Además, pronto va a estallar en el corazón financiero de la capital el escándalo del edifico más alto de Sudamérica (y mall por añadidura), el cual se comenzó a construir sin considerar las más elementales normas formales y sin ninguna previsión sobre los diversos impactos que provocará.

Estamos en presencia de un monstruo que construye nuestras ciudades (claras hijas de la dictadura), arrollador, temido, reverenciado y sin escrúpulos para torcer voluntades de profesionales y funcionarios. Proceso en el cual el lucro inmobiliario es la única instancia de planificación urbana.

Como los anteriores, hay muchos cuestionamientos que surgen, y que estarán en la palestra este 2012. Revisemos algunos:

¿Hasta cuándo habrá una calle llamada 11 de septiembre?¿Hasta cuándo habrá un mega monumento en homenaje al arquitecto ideológico-institucional de la dictadura y de la post-dictadura? ¿Hasta cuándo habrá una estatua de un golpista en un recinto de la Armada? ¿Hasta cuándo un barco llevará su nombre?

¿Hasta cuándo, producto de la voracidad del negocio inmobiliario, se destruirá el escaso patrimonio arquitectónico de nuestras ciudades? ¿Hasta cuándo se romperán las redes sociales en los barrios? ¿Hasta cuándo se expulsará a los pobres a la periferia? ¿Hasta cuándo existirán los barrios enrejados?

¿Hasta cuándo los usuarios de automóviles continuarán con la impunidad de llenar las calles contaminando el aire y congestionando? ¿Hasta cuándo las aéreas verdes serán escasas para los más pobres? ¿Hasta cuándo se permitirá que, en los barrios e clases medias, las áreas verdes originales se conviertan en estacionamientos?

¿Hasta cuándo el fútbol seguirá manejado por millonarios sobre ideologizados y con obscenas ansias de figuración?

Por último, cabe preguntarse, ¿hasta cuándo el transporte público constituirá la ultima prioridad? No vale nada invertir ineficientemente millonarias sumas en el Transantiago, si paralelo a ello incorporamos impunemente mil autos nuevos diarios a nuestras ciudades y nuestras autoridades promueven la construcción de carreteras urbanas concesionadas que constituyen un verdadero cáncer, físico y social, para nuestras ciudades.

¿Hasta cuándo?