Ya en el año 2008 un grupo de cercanos le planteó la posibilidad de incorporarse a la carrera presidencial, lo que rechazó porque estaba recién electo como alcalde de Peñalolén. Sin embargo, esta vez se decidió “ante la evidencia de que la clase política había abdicado de proponer un proyecto para conducir al país y estaba resignada a seguir las encuestas”, reclama, mientras agrega que es necesario hacer un proceso de reflexión y de diagnóstico que permita construir de manera conjunta un acuerdo programático antes de las próximas elecciones parlamentarias, que debe incluir una alianza de centro izquierda.
Orrego no rechaza a priori una posible convergencia con sectores fuera de la Concertación, incluso con el PC si se dieran ciertas condiciones. “Debemos construir mayorías, un solo partido o grupos pequeños de partidos no pueden hacer los cambios que Chile necesita, por eso creo que la alianza de centro izquierda es la que garantiza gobernabilidad y posibilidad de hacer las transformaciones que se requieren. Claro que debe ser en torno a programas y de cara a la ciudadanía, no a acuerdos entre cuatro paredes basados en encuestas”.
El precandidato presidencial de la Democracia Cristiana asegura que en Chile terminó un ciclo de desarrollo y que es necesario que en materia social, política y económica el país de un salto para alcanzar una sociedad más justa, más igualitaria, más participativa. “Esto significa reformas de otro nivel, como un segundo piso de cambios”. Esos cambios incluyen una nueva Constitución porque la actual tiene una estructura básica defectuosa, que entre otras cosas le da poder de veto a las minorías: “Chile está maduro para repensar el tipo de organización de Estado que necesitamos para el tiempo que viene”, afirma.
Respecto a la situación actual, valora que la imposibilidad de subir impuestos haya dejado de ser un dogma y que el actual gobierno se atreva a proponer un cambio, “pero comparto que esto es un ajuste más que una reforma tributaria y que con lo que se recaudará no alcanza para hacer la gran reforma que se necesita en educación”, asegura, aunque reconoce que en este último tema también hay señales positivas: “bien las becas, sacar a la banca, reducir los intereses. Pero están pendientes el fin del lucro, el tema de los aranceles, los recursos para la educación básica y secundaria, etc”.
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