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En la autocomplacencia y el oportunismo

Columna de opinión por Juan Pablo Cárdenas S.
Sábado 23 de junio 2012 19:38 hrs.


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En otra manifestación de la crisis terminal de la Concertación, un grupo transversal de militantes hace público un documento destinado a reivindicar la tarea ejecutada por esta alianza política, así como en el anhelo de recuperar la mayoría ciudadana que le permitió a este conglomerado gobernar por cuatro períodos presidenciales. Bajo el título “De cara al Futuro” el texto postula una alianza no sólo con los partidos que hoy integran este referente sino con los movimientos sociales del país, sin precisar cuáles, sin destacar tampoco entre los 32 firmantes a personas del mundo gremial, sindical o estudiantil. Por el contrario, la mayoría de los convocantes pertenece al reconocido ámbito cupular de la Concertación, a sus principales operadores políticos y a quienes desempeñaron cargos en el área de la educación, las comunicaciones y las relaciones internacionales, es decir en aquellas funciones en que se cometieron los despropósitos más fatales para la continuidad de los concertacionistas en La Moneda. Nombres, por lo demás, que derivaron rápidamente en las tareas del lobby o el tráfico de influencias, así como de los negocios y la educación privada, cuando no continuaron, incluso, vinculados a cargos públicos de confianza del actual gobierno.

Postulando como estrategia la unidad del centro con la izquierda, lo cierto es que los firmantes ven con desagrado el camino propuesto por el PPD y el Partido Radical de consolidar una relación más estratégica que electoral con el Partido Comunista y otras expresiones. Ello explica que “De cara al Futuro”  haya caído realmente mal a los dirigentes de estas colectividades, recibiendo sin embargo la entusiasta aprobación de demócratas cristianos y socialistas. Dos expresiones resueltas a hermanarse, también en Chile, con el centro político, la aceptación del modelo económico neoliberal, cuanto con el régimen político de rasgos autoritarios y tan poco representativo que nos rige. Sin perjuicio que para capturar votos, ambos referentes suelan emitir un discurso vanguardista, así como consolidar pactos electorales y arreglos parlamentarios a diestra y siniestra, legitimando el sistema electoral binominal y, en general, la institucionalidad heredada de la Dictadura.

Expresión de esto es que, ahora en la oposición, demandan con descarado oportunismo un reajuste del salario mínimo mucho mayor del que ellos mismos le otorgaron a los trabajadores durante sus administraciones, tal como postulan hoy, sin sonrojarse, el rol tutelar del Estado en la educación y la explotación de nuestras reservas mineras.
Cuando fueron sus gobiernos los campeones en privatizar y extranjerizar la explotación de nuestros yacimientos, cuanto en restringir los presupuestos y afectar la calidad de colegios y universidades públicas. No es casual, asimismo, que entre los 32 nombres que suscriben este manifiesto destaquen personas que durante los últimos años del régimen castrense se empeñaran en romper la unidad política y social consolidada en las movilizaciones sociales, provocando (con el manifiesto respaldo de los Estados Unidos) la irrupción de una Alianza Democrática que separara aguas de las organizaciones políticas de izquierda. Las que se vieron obligadas a agruparse en el  Movimiento Democrático Popular (MDP) que, por cierto, no fue parte de la fórmula política que negoció la “salida política” con los militares, los grupos fácticos y el Departamento de Estado Norteamericano.

Lo que no debe sorprender a nadie es que esta iniciativa transversal haya madrugado a todas las directivas partidarias y al conjunto de la política. Reconozcamos mérito a los firmantes de esta declaración  haber permanecido distantes de las reyertas que consumen a la política cupular, como de esa encarnizada disputa por convertirse en candidatos presidenciales a más de dos años de los comicios respectivos. Probablemente es éstos no exista la voluntad de irrumpir en ésta con un candidato ya consensuado y mantenido “bajo la manga”. Se trata, en este caso, de personas cuya trayectoria indica que lo que realmente buscan es formar parte del futuro después del interregno piñerista y tener influencia en la nueva repartición de cupos y prebendas para sí y sus adláteres. Muy probablemente de lo que estén verdaderamente convencidos es que Michelle Bachelet es la mejor carta para retornarlos a La Moneda, siempre y cuando ésta no se avenga a una componenda política tan amplia que la obligue a partir la torta entre muchos advenedizos.

De otra manera, habrían hecho un esfuerzo por sumar a sus revenidos rostros aunque fuera unas pocas figuras del mundo social actual y de los nuevos líderes que buscan el relevo en la calle y en la lucha por una educación y un sistema de salud de calidad para todos; por la recuperación de nuestros recursos estratégicos; para ponerle freno a la extrema riqueza y distribuir con justicia el ingreso;  exigir la protección de nuestra biodiversidad; el término del las AFP y las isapres; el advenimiento de una Asamblea Constituyente y una democracia auténtica. Y, por supuesto, empeñarse lealmente en una política de integración con nuestros países hermanos, que renuncie a la carrera armamentista con nuestros vecinos. Junto con ponerle fin a las antiguas impunidades como a las que favorecen actualmente al duopolio de los políticos y empresarios corruptos.

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El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.