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Europa: entre la Austeridad y el Keynesianismo

Columna de opinión por Roberto Meza
Jueves 28 de junio 2012 8:14 hrs.


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Tal como se esperaba, el Gobierno español solicitó formalmente el lunes el rescate financiero a la Unión Europea. Pero en la carta oficial no se especificaba cantidad, no se pedía dinero a un fondo concreto (EFSF o ESM), ni se establecían condiciones de dicho préstamo. Según el diario El Economista, el monto anunciado de 100 mil millones de euros se devolvería en 20 años, con cinco de gracia, durante los cuales se pagarían sólo intereses, mientras la amortización del capital se haría a contar del 2017. Se ignora, sin embargo, la tasa de interés de la operación, aunque todo apunta a que oscilará entre 3% y 4%.

Y es que en los primeros cinco meses del año, el déficit de la administración central del Estado hispano llegó al 3,41% del PIB, es decir, al tope de todo el 2012, con un aumento del 30,6% respecto al mismo periodo del año anterior. Aunque la cifra no parece grande, en términos absolutos implica ingresos por 31.7 mil millones de euros y gastos por a 68 mil millones de euros, es decir, el doble de las entradas. Estos datos apuntan a nuevos recortes fiscales e incrementos impositivos, lo que explica el alza de su prima de riesgo y que el bono español esté cerca de calificar como “basura”, luego que los auditores independientes Oliver Wyman y Roland Berger entregaran su informe sobre las entidades financieras de ese país, llegado a la conclusión que necesitan una inyección de capital de entre 51 mil a 62 mil millones de euros, con una horquilla de “sólo” 11 mil millones.

Según dicha auditoría, los únicos que no necesitarían realizar ampliaciones de capital ni refuerzos de solvencia, serían Santander, BBVA y CaixaBank. El resto está en serios problemas, especialmente las entidades nacionalizadas, ya en manos del FROB, encabezadas por Bankia, CatalunyaCaixa, NovacaixaGalicia y Banco de Valencia. Pero, según el FMI, las entidades financieras hispanas requerirían 90 mil millones y queda pendiente una segunda fase auditora, que realizarán PwC, Deloitte, Ernst & Young y KPMG, y cuyos datos serán publicados en septiembre. En medio de esta confusión de cifras, la agencia Moddy’s ha propinado un nuevo golpe a la banca hispana, justo cuando el gobierno de Rajoy oficializaba el rescate frente a la Comunidad Europea. La agencia rebajó las clasificaciones de 28 instituciones y no salvo ni siquiera a Santander, BBVA y Caixabank.

La agencia Fitch, por su parte, dijo que la calificación de España ha sufrido “un deterioro dramático” en el último año, consecuencia del alto costo de recapitalización financiera y las revisiones al alza del déficit, advirtiendo sobre un potencial contagio de Italia. Fitch cree que esta mala condición permanecerá “hasta que los líderes europeos articulen una hoja de ruta creíble hacia una mayor integración fiscal, financiera y política”. La cumbre europea que se celebra hoy jueves y mañana en Bruselas, constituye una oportunidad para tomar medidas que ayuden a estabilizar el cuadro y avanzar en dicha dirección.

Pero la de España no ha sido la única solicitud oficial de rescate: Chipre también pidió oficialmente ayuda a la UE para sanear su sistema financiero. Fitch rebajó el bono de Chipre a la categoría de “basura” debido a las relevantes necesidades de capital de los bancos chipriotas, muy expuestos a la delicada situación griega. Y aunque Chipre representa sólo el 0,2% de la economía de la eurozona, los ministros de Finanzas de la zona determinaron que debe ser rescatada con un programa de ajuste completo, junto con la ayuda del FMI, y no sólo apoyar a la banca. Aunque no se han dado cifras, se estima que el rescate sería por alrededor de 10 mil millones de euros, a cambio de los cuales Chipre tendrá que comprometerse a recortes presupuestarios y reformas estructurales, así como adoptar medidas para fortalecer su sector bancario.

Pero la canciller alemana, Angela Merkel, ha seguido mostrándose inflexible ante la cumbre europea que comienza hoy en Bruselas, aunque está consciente que se encuentra aislada en su defensa de la política de austeridad y de rechazo a la colectivización de la deuda. Para Merkel, la emisión de deuda común sigue siendo “económicamente errónea y contraproductiva”, recordando que fórmulas como los eurobonos, euroletras o fondos de amortización de la deuda, atentan contra el derecho constitucional alemán. “Debemos hacer ahora lo que no se hizo hace 20 años” cuando se firmó el Tratado de Maastricht, dijo Merkel, para quien la reunión debe servir para dotar de fundamentos estables a la Unión Monetaria y en la que defenderá la ratificación del pacto fiscal y la introducción de una tasa a las transacciones financieras.

Hasta ahora, Europa ha seguido una camino alternativo de los Eurobonos. El Banco Central Europeo (BCE) toma deuda estatal de los bancos como garantía por los préstamos que estos piden al BCE. Pero como estos créditos se usaban de vuelta para invertir en bonos estatales, se centralizaba la deuda de forma indirecta. Ahora, en un nuevo ajuste, se dispondrá de 750 mil millones de euros del European Financial Stability Facility (EFSF) para comprar directamente deuda a los países en problemas y durante una minicumbre en Roma de los mandatarios de Alemania, Francia, Italia y España, el lunes, se acordó un plan de estímulos a la economía europea de 130 mil millones de euros, que equivale al 1% de todo el PIB de la UE.

Las políticas de Hollande han comenzado, pues, a calar Europa, aún con la oposición de Merkel. Algunos mecanismos con los que se busca incentivar el crecimiento son un refuerzo del capital del Banco Europeo de Inversiones, bonos-proyecto para infraestructura o reordenación de los fondos presupuestarios. Europa está comenzando a probar una combinación de economía austera y keynesianismo moderado, estimulado porque de la crisis tampoco se ha salvado Alemania. En efecto, el índice Markit alemán de la industria publicado esta semana descendió en junio a su nivel más bajo desde junio de 2009, completando cuatro meses de caídas continuas. El índice PMI de las ventas industriales, en tanto, que se basa en una encuesta a mil empresas alemanas, cayó a 44,7 puntos. Asimismo, la última Encuesta de confianza de las empresas germanas con el último Índice IFO, realizada a 7 mil empresas de fabricación, venta al por mayor, por menor y construcción, muestra que la confianza ha bajado en junio. Tales hechos aumentan los temores de menor crecimiento en toda la economía mundial y anticipan un segundo semestre en rojo que justifica las aprensiones y los planes de contingencia del Gobierno chileno.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.