Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 25 de abril de 2024


Escritorio

Agitando desde las páginas culturales

Columna de opinión por Vivian Lavín A.
Domingo 11 de noviembre 2012 8:55 hrs.


Compartir en

“El Partido Popular es el único partido de derechas de Europa que no ha condenado la dictadura. Es inverosímil que un partido democrático, de alguna forma, se reivindique ante la ciudadanía como el defensor de un movimiento armado que acabó con una democracia e instauró una dictadura que duró 40 años…es una cosa que solo pasa aquí”, dice la escritora española Almudena Grandes.

Esta frase la lanzó sin anestesia la destacada narradora española en una entrevista concedida a una revista literaria de su país que le dedicó varias páginas a una mujer cuya pluma y lengua teme cierta derecha que la moteja de “escritora pornográfica” y de “ignorante en materias históricas”.

Y es que esto de la crisis tiene a los escritores españoles bastante molestos y los medios de comunicación les dan tribuna para que agiten las aguas desde las páginas culturales, llamando al paro general y a toda forma de protesta contra una economía colapsada y que amenaza no sólo al trabajo sino que a la democracia misma.

No es sólo Almudena Grandes, lo hace Juan José Millás, Rosa Montero y hasta el conspicuo Javier Marías quien hasta se da el lujo de rechazar el Premio Nacional de Narrativa 2012 que concede el Estado, porque no quiere “ser visto como un autor favorecido por este o aquel gobierno”…postura que en estas latitudes es francamente impensable, como también el que los escritores e intelectuales chilenos introduzcan sus plumas más allá de sus ficciones para meterlas directamente en la carne, lo que significa referirse a la apatía electoral, la crisis de credibilidad de la política, el sobreendeudamiento o la burbuja especulativa que de sobra sabemos está por reventar.

La titánica tarea que ha emprendido Almudena es bastante ilustrativa y permite darnos cuenta del gran vacío que existe entre la ficción y la realidad en Chile, cuando se embarcó hace un años en un proyecto llamado Episodios de una guerra interminable, como ha llamado a la obra que implica revisar la historia del franquismo desde 1944 hasta 1964, y de la cual ya ha publicado dos volúmenes con un extraordinario éxito de ventas. Al mismo tiempo que Almudena se sumerge en la historia reciente de su país alza la voz para proteger lo que a su juicio constituye uno de los pilares de la sociedad hispana actual: “escuela pública, libre, gratuita y de calidad es el primer peldaño de la civilización y creo que destruirla es el primer jalón del camino hacia la barbarie”. Estas mismas palabras en Chile resuenan en boca de estudiantes secundarios y universitarios que son motejados como de sueños imposibles, propios de una juventud que no sabe que el modelo económico imperante no se va a cambiar y punto. Un modelo que sin embargo, en la misma España sí está mutando, y he aquí la alarma que viene desde la intelectualidad de por allá que ve con estupor cómo se está desmantelando un sistema con derechos adquiridos por los trabajadores y por el que tantas luchas dieron.

“Escribir es mirar al mundo y, por lo tanto, tomar posición sobre la realidad. Todos los escritores son comprometidos. Cuando uno dice que le no interesa la ideología, eso es ya un compromiso. Es verdad que ahora la influencia de los intelectuales sobre el poder es mucho más débil, porque el poder no está en la política, está en manos económicas. La influencia que pueden tener los intelectuales o los famosos o los artistas o quien se quiera, ahora tiene más que ver con su relación directa con la sociedad”, dice la que a bien le calza el apellido de Grandes.

Quienes hoy en Chile estando en la primera línea de exposición mediática, y que no son precisamente los escritores aunque sí lo están en menor medida, y dicen reprobar a la política en su totalidad y prefieren obviar comentarla, están inoculando el veneno ideológico de la desidia en las venas del Chile actual. Y muy lejos de pasar por inocentes respecto de un modelo que, por ejemplo se permite pagar un sueldo mínimo de hambre que puede ser hasta 100 veces superado en las gerencias de las empresas, la historia les recordará muy pronto que esa actitud se llama complicidad. Que nuestra derecha tampoco haya condenado de manera abierta la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet de la misma manera cómo el PP no lo ha hecho respecto de Franco nos permite entender con meridiana claridad que el éxito económico no lo es todo, que las sociedades para avanzar requieren de ciudadanos atentos, cultivados y comprometidos, y que para no olvidarlo se necesita la permanente voz de alerta de sus  escritores, artistas e intelectuales.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.