Esta semana se realizó el Foro Medios Públicos y Profundización Democrática, el que tenía como objetivo poner el debate sobre la crisis de los medios de comunicación, en relación con el modelo educacional y la concentración de instancias privadas.
La actividad fue organizada por la Asamblea Coordinadora de Trabajadores de las Comunicaciones y una de sus voceras, Javiera Olivares, remarcó la importancia del rol social de los medios públicos para proteger las opiniones de aquellos que no son representados en medios privados.
Sin embargo, explicó que hoy se está frente a un diagnóstico escandaloso, ya que el Estado debe garantizar los derechos de expresión e información de la ciudadanía y no lo está haciendo: “Entendemos que una democracia que se precie de tal tiene que tener tres sectores bien reconocidos de la comunicación. El primer sector es el estatal, que tiene que ser garantizado por el Estado. El segundo es de carácter privado y el tercero es el comunitario local, que también tiene que ser fomentado por un rol estatal que financie a sectores mucho más vulnerables, que no tienen los medios para establecer sus propios medios de comunicación. Lo que pasa en Chile no tiene parangón con lo que ocurre en la región, donde están reconocidos los medios comunitarios y los públicos. Incluso, en el caso argentino, el papel es propiedad estatal y quien quiera tener una iniciativa mediática lo puede hacer”, indicó.
Uno de los expositores del evento fue el sociólogo y politólogo Manuel Antonio Garretón, quien dijo que un riesgo de este deterioro es la defensa de lo público en sí, problema que se repite en el caso de la educación. “El problema principal es la ausencia de pluralismo, por lo tanto, de distintas visiones. Pero sobre todo, de una visión que rescate y defienda lo público en sí mismo. ¿Cuál es el problema que tiene la disminución de la educación pública? Bueno, el problema es ese: que desaparezca lo público”, afirmó.
Garretón agregó que esto, además, se traduce en la pérdida de identidad de los habitantes de un país. “En general, asistimos a una situación de deterioro de lo público, de la polis, de lo que constituye un país como país y más que un agregado de gente”, precisó.
El especialista lamentó que prácticamente no quedan medios públicos, aparte de las radios universitarias que se consideran como tales, a diferencia de TVN, que es guiada por principios de mercado respondiendo a las lógicas privadas.
La actividad se enmarcó en el caso de La Nación y el anuncio de liquidación de sus activos y participaron en el foro, además de Garretón, el embajador de Ecuador en Chile, Francisco Borja; Manuela Gumucio, de Fucatel; Bárbara Figueroa, presidenta de la CUT; y Fabián Araneda, vicepresidente de la FECH.
Esta semana se realizó el Foro Medios Públicos y Profundización Democrática, el que tenía como objetivo poner el debate sobre la crisis de los medios de comunicación, en relación con el modelo educacional y la concentración de instancias privadas.
La actividad fue organizada por la Asamblea Coordinadora de Trabajadores de las Comunicaciones y una de sus voceras, Javiera Olivares, remarcó la importancia del rol social de los medios públicos para proteger las opiniones de aquellos que no son representados en medios privados.
Sin embargo, explicó que hoy se está frente a un diagnóstico escandaloso, ya que el Estado debe garantizar los derechos de expresión e información de la ciudadanía y no lo está haciendo: “Entendemos que una democracia que se precie de tal tiene que tener tres sectores bien reconocidos de la comunicación. El primer sector es el estatal, que tiene que ser garantizado por el Estado. El segundo es de carácter privado y el tercero es el comunitario local, que también tiene que ser fomentado por un rol estatal que financie a sectores mucho más vulnerables, que no tienen los medios para establecer sus propios medios de comunicación. Lo que pasa en Chile no tiene parangón con lo que ocurre en la región, donde están reconocidos los medios comunitarios y los públicos. Incluso, en el caso argentino, el papel es propiedad estatal y quien quiera tener una iniciativa mediática lo puede hacer”, indicó.
Uno de los expositores del evento fue el sociólogo y politólogo Manuel Antonio Garretón, quien dijo que un riesgo de este deterioro es la defensa de lo público en sí, problema que se repite en el caso de la educación. “El problema principal es la ausencia de pluralismo, por lo tanto, de distintas visiones. Pero sobre todo, de una visión que rescate y defienda lo público en sí mismo. ¿Cuál es el problema que tiene la disminución de la educación pública? Bueno, el problema es ese: que desaparezca lo público”, afirmó.
Garretón agregó que esto, además, se traduce en la pérdida de identidad de los habitantes de un país. “En general, asistimos a una situación de deterioro de lo público, de la polis, de lo que constituye un país como país y más que un agregado de gente”, precisó.
El especialista lamentó que prácticamente no quedan medios públicos, aparte de las radios universitarias que se consideran como tales, a diferencia de TVN, que es guiada por principios de mercado respondiendo a las lógicas privadas.
La actividad se enmarcó en el caso de La Nación y el anuncio de liquidación de sus activos y participaron en el foro, además de Garretón, el embajador de Ecuador en Chile, Francisco Borja; Manuela Gumucio, de Fucatel; Bárbara Figueroa, presidenta de la CUT; y Fabián Araneda, vicepresidente de la FECH.
Esta semana se realizó el Foro Medios Públicos y Profundización Democrática, el que tenía como objetivo poner el debate sobre la crisis de los medios de comunicación, en relación con el modelo educacional y la concentración de instancias privadas.
La actividad fue organizada por la Asamblea Coordinadora de Trabajadores de las Comunicaciones y una de sus voceras, Javiera Olivares, remarcó la importancia del rol social de los medios públicos para proteger las opiniones de aquellos que no son representados en medios privados.
Sin embargo, explicó que hoy se está frente a un diagnóstico escandaloso, ya que el Estado debe garantizar los derechos de expresión e información de la ciudadanía y no lo está haciendo: “Entendemos que una democracia que se precie de tal tiene que tener tres sectores bien reconocidos de la comunicación. El primer sector es el estatal, que tiene que ser garantizado por el Estado. El segundo es de carácter privado y el tercero es el comunitario local, que también tiene que ser fomentado por un rol estatal que financie a sectores mucho más vulnerables, que no tienen los medios para establecer sus propios medios de comunicación. Lo que pasa en Chile no tiene parangón con lo que ocurre en la región, donde están reconocidos los medios comunitarios y los públicos. Incluso, en el caso argentino, el papel es propiedad estatal y quien quiera tener una iniciativa mediática lo puede hacer”, indicó.
Uno de los expositores del evento fue el sociólogo y politólogo Manuel Antonio Garretón, quien dijo que un riesgo de este deterioro es la defensa de lo público en sí, problema que se repite en el caso de la educación. “El problema principal es la ausencia de pluralismo, por lo tanto, de distintas visiones. Pero sobre todo, de una visión que rescate y defienda lo público en sí mismo. ¿Cuál es el problema que tiene la disminución de la educación pública? Bueno, el problema es ese: que desaparezca lo público”, afirmó.
Garretón agregó que esto, además, se traduce en la pérdida de identidad de los habitantes de un país. “En general, asistimos a una situación de deterioro de lo público, de la polis, de lo que constituye un país como país y más que un agregado de gente”, precisó.
El especialista lamentó que prácticamente no quedan medios públicos, aparte de las radios universitarias que se consideran como tales, a diferencia de TVN, que es guiada por principios de mercado respondiendo a las lógicas privadas.
La actividad se enmarcó en el caso de La Nación y el anuncio de liquidación de sus activos y participaron en el foro, además de Garretón, el embajador de Ecuador en Chile, Francisco Borja; Manuela Gumucio, de Fucatel; Bárbara Figueroa, presidenta de la CUT; y Fabián Araneda, vicepresidente de la FECH.
