Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 26 de abril de 2024


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Opción presidencial


Viernes 18 de enero 2013 12:01 hrs.


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En el momento difícil por el que está pasando el gobierno de Sebastián Piñera después de la abstención histórica con que se acaba de estrenar en Chile el sufragio voluntario y la consistente derrota del gobierno entre los que sí votamos el 28 de octubre recién pasado, se le abre nuevamente una gran oportunidad al presidente para pasar merecidamente a la historia si se decide a ser el convocante a un nuevo pacto constitucional.

Ello por cierto conllevaría enemistarse con la UDI, la cancerbera de nuestra institucionalidad seudodemócrática de pacotilla contenida en la constitución de 1980 y diseñada por su propio fundador e ideólogo de la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet, Jaime Guzmán.

Pero, a contrario sensu, tal decisión se vería compensada más que satisfactoriamente por el apoyo de otros sectores políticos, como la actual oposición y, específicamente, la Democracia Cristiana encabezada por Ignacio Walker y dejaría en muy buen pie la opción presidencial de Andrés Allamand, si éste se muestra consecuente con su antigua apuesta por cambiar el régimen presidencialista actual y reemplazarlo por un sistema parlamentario, el que, siendo de origen europeo, representa el canon de la democracia occidental y  se aplica con éxito en los cinco continentes, desde Canadá a la India o desde Japón a Israel.

En todo caso, se trataría de un sano reacomodo de fuerzas, que no debiera representar un problema ni un desincentivo para un personaje audaz y proactivo que presume de ser un selfmade-man, como el presidente Sebastián Piñera y que, además, ha debido soportar por demasiado tiempo la humillación que supone la permanente supervisión y veto de la UDI en el ejercicio de su mandato presidencial, el cual, no lo recibió de aquélla, sino de los que lo eligieron.

Por otra parte, lo que el presidente ya no logró con su gestión, sí lo conseguiría con creces mediante la ratificación ciudadana de una nueva Constitución: esto es, pasar a la historia como un real estadista que liberó a su patria del cepo institucional en que la había dejado la dictadura y que se prolongó inaceptablemente para quienes votamos NO en 1988, por un cuarto de siglo. Una iniciativa presidencial de este tenor, contaría con el entusiasta apoyo de todos los demócratas, yo el primero.

Sólo resta que S. E. no demuestre que sí es posible lo planteado.

Rafael Enrique Cárdenas Ortega

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