Estimado director:
Las próximas elecciones son la oportunidad de votar por la democracia siguiendo el ejemplo colombiano, en el que la movilización ciudadana obligó a la clase política a la aprobación de una nueva Constitución.
Al margen de la respetable preferencia de cada cual entre las diversas candidaturas, los demócratas debemos adherir entusiastamente a la campaña Marca Tu Voto y escribir AC en la cédula electoral, llamando así a la formación de una Asamblea Constituyente que ponga fin al “aliancertacionismo” reinante y elabore una nueva Constitución, legítima en su origen y democrática en su contenido, que nos una y no que nos divida, como ocurre hasta el presente con la espuria e ilegítima Constitución de 1980.
Con ello no se resta validez alguna a la preferencia marcada en la papeleta, ya que la ley electoral establece explícitamente que sólo son nulos los votos que tengan marcada más de una preferencia; no así aquellos en los que, además de la preferencia correctamente marcada, se escriba algo adicional. Consecuentemente:
-sólo se anula el voto marcando más de una preferencia
-si se marca sólo una preferencia, el voto está válidamente emitido, aunque se escriba cualquier comentario
-si no se marca ninguna preferencia, es voto en blanco, aunque tenga escrito cualquier cosa
Por ello y al margen de cómo quiera votar cada cual en la próxima elección -marcando una preferencia, anulando el voto mediante la marca de más de una preferencia o votando en blanco al no marcar ninguna preferencia-, debemos también votar por la democracia, agregando a cualquiera de dichas opciones la leyenda AC, para obligar a la clase política ha respetar la voluntad soberana que exige una nueva Constitución.
Los ciudadanos debemos manifestar clara y contundentemente nuestro rechazo a la camisa de fuerza institucional en que vivimos prisioneros, para deleite y usufructo de una extraviada clase política que a nadie representa, que confunde el ejercicio de la soberanía con el consumo de opio y que profita del poder sin participación ciudadana que le garantiza la institucionalidad ad hoc heredada de la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet, cuya llave maestra es un fraudulento y antidemocrático sistema binominal y que sólo representa un disfraz de democracia.
Hay que rechazar esta democracia de mentira en que vivimos engañados y excluidos y poner fin al aliancertacionismo, mediante una nueva Constitución democrática que devuelva el poder al pueblo soberano, el gran olvidado de nuestra frustrada Transición.
Sin perjuicio de que el slogan inventado por el antipoeta Nicanor Parra hace 40 años -“La izquierda y la derecha unidas, jamás seran vencidas”-, haya resultado premonitorio del régimen aliancertacionista que se nos ha impuesto a partir de 1989 gracias al antidemocratico y fraudulento sistema binominal, surge ahora la esperanza de que los ciudadanos terminemos haciendo propio aquel otro de nuestros hermanos de allende los Andes -“¡que se vayan todos!”-, dando así lugar a una Asamblea Constituyente que dé inicio a una auténtica democracia representativa, fundada en una nueva Constitución, de origen legítimo y contenido democrático.
Rafael Enrique Cárdenas Ortega
El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.