Baila, septiembre, baila
con los pies de la patria,
canta, septiembre, canta
con la voz
de los pobres…

ODA A SEPTIEMBRE
(Pablo Neruda)

Este mes de dicha y de desdichas comienza ya a deshilacharse como un volantín en las veleidosas brisas de la nueva primavera. Y con él, lo que él encierra: los 4 de septiembre, fecha en la que, durante casi un cuarto de siglo, la anterior República elegía a sus Presidentes, en 1946, 1952, 1958, 1964 y 1970. Pero también la Historia nos dice que, en igual fecha de 1811, ocurría el primer Golpe de Estado en Chile encabezado por José Miguel Carrera, quien, “a nombre del pueblo de Santiago” lograba expulsar a los realistas del naciente Congreso Nacional para imponer su pliego de peticiones: instalar un Congreso con mayoría proclive a “los patriotas independentistas”.

No vamos a hablar del más reciente Golpe de Estado, no. Todos, 40 años después, sabemos de él. Empero, en este septiembre de 2013, con su largo feriado dieciochero de por medio, paliativo de la dolorosa e incurada herida de la semana previa, entre fríos de nieve y soles entibiadores, el tiempo ocioso alcanza para hojear diarios y semanarios. Hay poco que ver, algunos son más de lo mismo. “El Mercurio”, como siempre, ensalzando la fiesta “de los patriotas independentistas”, como si aquí no hubiera pasado nada. Se suceden las fotos oficiales del Te Deum del 18, la Parada Militar del 19, la “última” de Su Excelencia, el Señor Presidente de la República don Sebastián Piñera y su cohorte de políticos-empresarios y empresarios-políticos, vistiendo empaquetados para la foto sus trajes más meritorios junto a esas elegantes esposas, todos ellos apellidos pomposos del remanente aristocrático devenido en alta burguesía adinerada y capitalista. Todos juntos, claro, pero no revueltos, (“bandidos con sortijas y duquesas, bandidos con frailes negros bendiciendo”, nuevamente Neruda), todos ellos posando para la lente mercurial a color sin la más mínima posibilidad de error en nombres, rangos y linajes. Los mismos una vez más posando en el Municipal y en la recepción ofrecida por nuestro ejército, ”siempre vencedor, jamás vencido”… Y aquí no ha pasado nada.

No obstante, también hay tiempo para leer el semanario “El Siglo”, que dedica su edición última justamente a los 40 años de la muerte de Pablo Neruda. Allí, Eduardo Contreras, el abogado defensor de los DD.HH., se refiere a la noche del reciente 11 de septiembre. Lo cito: “más de 5.000 personas aquella noche en el Estadio Nacional, no sólo en la emotiva velatón de la avenida Grecia, el hermoso acto cultural, las instalaciones artísticas, etc., sino además dentro en la escotilla 8, en los camarines donde se torturaba y mataba los primeros días del golpe, los retratos enormes de las víctimas, las canciones de la época y sobre todo el fraterno calor humano del ambiente, son emociones irrepetibles”. El jurista afirma, además, que es magnífica “la noticia de que por fin la Corte Suprema oyó los reclamos de las agrupaciones de familiares de las víctimas y del movimiento de DD.HH. y otorgó dedicación exclusiva a los jueces que llevan procesos por delitos de lesa humanidad” y asevera que “la citación a declarar en los cuarteles de la PDI a Agustín Edwards (el dueño de “El Mercurio”, por si alguien no lo sabe) y a Pablo Rodríguez (ex jefe de “Patria y Libertad”), por ahora, a los que seguirá una larga fila de autores, cómplices y encubridores del golpe del 73, en el marco de la querella de la AFEP y la AFDD, marca la existencia de un tiempo nuevo que hace renacer esperanzas”.

Ante estos dos confrontes de la realidad que suceden en un mismo tiempo y lugar, un lector “albertío” no puede dejar de preguntarse: ¿cuándo los militares torturaban y mataban en el Estadio Nacional, esos señores empingorotados de las páginas sociales de “El Mercurio”… dónde estaban?… ¿Qué sentían?… ¿Cómo actuaban?… Porque tener 20 años -como ha dicho de modo demasiado pueril recientemente una candidata a la Presidencia- no significaba ser faltos de conciencia.

¿Qué pensaban los señores ministros, cuál era la reacción de los señores embajadores del gobierno, la de los actuales intendentes, gobernadores, jefes de servicio…? ¿Acaso sentían una suerte de alivio… o miraban para el lado aparentando “no saber”…? ¿Son ésos los “cómplices pasivos” que lanzó al ruedo el Presidente, pero que luego se niega a explicitar?

Termina también preguntándose el abogado Contreras: “¿Seguirá todo igual después de estas jornadas llenas de vivencias?… ¿No influirán los nuevos libros presentados, los nuevos documentales creados?… ¿No habrá cambios en la sociedad chilena a 40 años del asesinato del gran Víctor Jara o del muy probable asesinato del gran Pablo Neruda?

Preguntas por ahora sin respuesta. Preguntas cuya respuesta debemos buscar en nosotros mismos, preguntas cuya requisitoria sólo podremos encontrar en lo que todos juntos sigamos haciendo para responderlas.

Preguntas de septiembre.