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Fatalismo y oscurantismo chilenos


Lunes 9 de junio 2014 12:41 hrs.


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Que somos un pueblo terremoteado , acostumbrado a que las placas tectónicas desplacen nuestro suelo cada cierto número de años , todos lo sabemos. En cambio, nos cuesta un poco más reconocer esa especie de fatalismo que acompaña la naturaleza sísmica de nuestro territorio.

Esa fatalidad de pueblo terremoteado , y además arrinconado en latitudes extremas, al parecer se ha infiltrado en nosotros hasta aturdirnos , convirtiéndonos en presas fáciles de los depredadores autóctonos y exógenos . Por otra parte, cada vez que saliendo de nuestro aturdimiento hemos tratado de despertarnos a la libertad y a la lucidez hemos encontrado en nuestro camino la reacciòn de los brutos, con o sin cascos, que nos han proporcionado unos terremotos ( 1891,1973) peores que los desencadenados por la pachamama de los aymaràs.

Sin embargo, quizàs màs que las fuerzas de la naturaleza con su dosis de fatalidad pero tanto como la fuerza de los energùmenos del conservatismo, lo que nos ha bajoneado a menudo es el oscurantismo de vastos sectores sociales de nuestra población y en particular de las clases medias. Frecuentemente, éstas han estado dominadas por una ideologìa simplificadora y odiosa donde los resabios de chauvinismo , de sentimientos clasistas o de xenofobia quedaron en evidencia con ocasiòn del ùltimo pustch.

A pesar de lo señalado , hay que decir que en la segunda parte del siglo XIX y , sobre todo, en la primera mitad del XX la clase media chilena fue capaz de engendrar un Partido como el Radical que estuvo, primero, a la cabeza de las luchas por el progreso social y, luego, de unas reformas econòmicas e institucionales decisivas para nuestro paìs. Enseguida , pareciò que el relevo iba a ser tomado por la democracia cristiana, pero este partido se dio ràpidamente vuelta la chaqueta y arrastrò su electorado a la alianza espùrea con la ultraderecha que precediò y preparò el golpe. Las circunstancias nos mostrarìan ràpidamente que los demócratas con una moral de baja intensidad tales Eduardo Frei M.,Patricio Alwyn A. y compañìa tenìan muchas màs similitudes con los golpistas, salidos por lo demàs del mismo sector social, es decir la clase media, que con los verdaderos demócratas.

Por otra parte, uno no puede dejar de pensar que esta evolución ha sido también el resultado de la falta de verdadero espesor intelectual de estos sectores medios de nuestra población cuyo bagaje cultural hasta el 11 apenas sobrepasaba los contenidos reaccionarios, superficiales e insìpidos de una mediocre publicaciòn norteamericana como el Reader Digest, de gran circulaciòn en la época. Esto hizo que en aquellos tiempos esas capas sociales respondieran tan favorablemente a los màs burdos y màs sòrdidos mensajes anticomunistas emitidos por los medios de comunicación y de propaganda de la época. Y aún hoy esos mismos sectores son incapaces de reaccionar frente a unas fuerzas socioeconómicas que, más que cualquier terremoto, pulverizan nuestra nación, e incapaces de reaccionar también frente al mensaje del duopolio de la prensa escrita , y su proyección audiovisual, que busca sumergirnos en el universo pre-mágico de la superstición y la ignorancia, o condenarnos a la necedad y a la vulgaridad, y más bien a todo eso a la vez.

Hoy nuestra juventud se moviliza y otros sectores de la población comienzan a comprender que el sueño neoliberal que cultivan estos sectores medios es más bien una pesadilla. Pero nos falta quizàs un largo camino por recorrer para volver a encontrarnos con uno de esos grandes, aunque raros, episodios de nuestra historia en que nuestro pueblo estuvo a punto de abrir unas grandes alamedas .

José Manuel Aguirre cerda

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