La lucha por reducir la desigualdad y terminar con las injusticias, la discriminación y contribuir a la paz es una tarea simultánea a realizar tanto al interior de nuestro país como en nuestra relación con nuestra América y los pueblos de otras regiones del mundo.
El pueblo saharaui en el África del Norte en el Sahara Occidental sigue luchando en pleno siglo XXI por su autodeterminación y soberanía. Hoy la República Árabe Saharaui Democrática es un país bajo una nefasta ocupación ilegal en parte importante de su territorio por el reino feudal de Marruecos. La represión constante y la brutal violencia a la que son sometidos los saharauis no es reportada en los grandes medios de comunicación ni constituye materia de preocupación de las elites. Los intereses geopolíticos de las ex potencias coloniales europeas en el África como Francia, España y otros países miembros de la OTAN ahogan y bloquean toda salida soberana para la dramática situación que sufre el pueblo saharaui.
Cientos de resoluciones de la ONU y acuerdos internacionales establecieron la necesidad de realizar un referéndum de autodeterminación para que fueran los propios saharauis los que decidieran sobre su destino e independencia. En la actualidad, ese referéndum sigue siendo bloqueado por el ocupante ilegal de Marruecos sin que se avance un milímetro. Se trata de una legalidad internacional pisoteada e ignorada, como tantas otras de muchos pueblos en el mundo de hoy.
Pero el que no se cumplan las resoluciones internacionales no debería llevarnos a la apatía y al inmovilismo pues como bien dice el refrán popular: “mal de muchos es consuelo de tontos”
Ante esta realidad es pertinente la pregunta:
¿Qué puede hacer un país como Chile cuyo peso geopolítico es bastante reducido para ayudar al pueblo saharaui a conquistar su autodeterminación e independencia? Por de pronto se puede hacer algo simple y concreto: Reconocer a la República Árabe Saharaui Democrática y establecer relaciones diplomáticas con los saharauis. Sumándonos a los países latinoamericanos que ya lo han hecho como el Uruguay, México, Ecuador, Salvador, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Cuba y más de 80 países en el mundo. ¿Y para qué?: Para sumar fuerzas internacionales y presionar por una solución pacífica al conflicto, es decir, basada en el cumplimiento de la legalidad internacional mediante la realización del referéndum de autodeterminación para el pueblo saharaui.
El reconocimiento debe servirnos también para apoyar la defensa y promoción de los derechos humanos y el cese de la represión cotidiana y sistemática en contra los saharauis en los territorios ocupados, implementando cooperación en los territorios liberados los que hoy están bajo control y administración del gobierno saharaui.
En Chile hay una mayoría social y política de todos los colores que apoya el reconocimiento de la RASD por parte del Estado de Chile. Así se lo han solicitado en el pasado cientos de intelectuales, dirigentes sociales, artistas y políticos a los distintos gobiernos de turno en los últimos 20 años.
El 2014 la Cámara de Diputados por abrumadora mayoría le solicitó a la presidenta Michelle Bachelet reconocer a la RASD y establecer relaciones diplomáticas en lo inmediato. La misma solicitud le formuló por carta un grupo plural de senadores y senadoras, así como abogados de derechos humanos, ex candidatos presidenciales, periodistas, profesionales, artistas, Centrales Sindicales y representantes de Federaciones estudiantiles. Recientemente a principios de enero del 2015, cientos de personas suscribieron la misma solicitud dirigida a la presidenta de Chile en el marco de la Fiesta de los Abrazos organizada por el Partido Comunista.
En mi opinión, un indicador de política soberana de un Estado moderno y progresista basado en principios como la autodeterminación de los pueblos es el reconocimiento de la RASD sin aceptar presiones o lobbies indebidos de una de las partes en conflicto.
Nuestro país es hoy integrante no permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y si queremos ser un país con políticas soberanas, que influya desde el sur en procesos de descolonización y de paz junto a otros para contribuir a forjar una nueva arquitectura mundial multipolar más justa la decisión de reconocer a la RASD y bregar por la realización de su referéndum de autodeterminación sería un paso y una medida concreta.
El gobierno de la Presidenta Bachelet tiene en sus manos la posibilidad de materializar tal decisión.
Esteban Silva Cuadra
El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.