El Consejo Autónomo Ayllus Sin Fronteras denunció que el 28 de enero pasado el cementerio Indígena prehispánico de Topáter sufrió un grave daño como resultado del paso de una motoniveladora para la construcción de un camino. El lugar constituye un centro ceremonial sagrado para las actuales comunidades indígenas de la zona.
Un integrante del grupo indígena que pasaba por el lugar observó, de manera fortuita, que la maquinaria trabajaba haciendo un camino que atravesó y partió en dos el cementerio indígena, actividad que no había sido consultada, ni tampoco informada, ni autorizada por lo que se exigió la detención inmediata de las obras y se le pidió los antecedentes al conductor.
Averiguaciones realizadas por miembros del consejo indígena lograron clarificar que los trabajos se realizaban por encargo de la empresa Aguas Antofagasta, con el fin de construir un camino que permitiera el retiro de material desde sus estanques hasta el sector de limón verde, a un costado del aeropuerto.
El daño, según denuncian desde el Consejo es que el camino siguió una estrecha huella de bicicleta pre-existente en el área, ensanchándola hasta 7,5 metros, afectando fuertemente al Cementerio Indígena de Topáter y parte del Cerro Fundición. Según las investigaciones de los denunciantes, se pudo establecer que el área intervenida alcanzó los 412,5 m2.
Luego de una petición del Consejo Autónomo Ayllus Sin Fronteras, se constituyó un grupo de arqueólogos de la Fundación Patrimonio Desierto de Atacama, con el fin de evaluar el daño. En la revisión superficial del equipo liderado por el Doctor en Arqueología, Gonzalo Pimentel y la arqueóloga Claudia Montero determinó que “La mayor parte de la afección ocurrió dentro de los límites establecidos por la trinchera que rodea el Cementerio Indígena de Topáter, afectando el extremo sureste del Cerro Fundición, observándose la remoción de gran cantidad de restos óseos humanos, además de varios fragmentos cerámicos y textiles, entre otros materiales culturales”.
Desde la empresa Aguas Antofagastas indicaron que la responsabilidad sería de terceros: “Nos hemos enterado que una empresa que presta servicios de movimiento de tierras para diversas empresas de la zona, entre ellas Aguas de Antofagasta, habría realizado trabajos en un terreno no autorizado. Al respecto, queremos aclarar que tales faenas no han sido contratadas por nuestra compañía, pues nuestras obras son al interior del recinto sanitario”.
La preocupación por el Cementerio Indígena de Topater es porque éste es uno de los cementerios preincaicos más importantes de la Región. Tiene una datación de unos 2.500 años AP (Período Formativo Medio). Hallazgos realizados en lugar, dan cuenta de una sociedad compleja, con manejo agrícola, metalúrgico y pastoril, participando de una extensa red de intercambio y conexiones sociales que incluía la costa Pacífica, la región de Tarapacá, el noroeste argentino y el altiplano.
Además del Cementerio, el área de Topáter posee una decena de sitios arqueológicos adicionales, como: Fundiciones de Cobre prehispánicas, talleres líticos, sitios habitacionales, sitios paleontológicos, entre otros, también constituye un verdadero “embudo” donde confluían todas las rutas caravaneras que provenían del oriente de Calama.
Esteban Araya, miembro de la Comisión de Resguardo de sitios arqueológicos de la Mesa Indígena Urbana de Calama y del Consejo Autónomo Ayllus sin Fronteras, señaló: “Encargamos inmediatamente un estudio de daño arqueológico al equipo de arqueólogos de la Fundación Patrimonio Desierto de Atacama y cuyos resultados ya fueron remitidos al Consejo de Monumentos Nacionales, adicionalmente realizamos la denuncia a la Brigada Investigadora de Delitos contra el Medio Ambiente y el Patrimonio Cultural (BIDEMA) de la policía de Investigaciones de Chile y a la Fiscalía de Calama”.