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Comentario de cine:

“Escapes de gas”: Espacios de memoria

La historia del edificio UNTAC III, luego Diego Portales, ahora GAM es el centro de este documental que nos permite rescatar la memoria de tiempos idealistas en donde el obrero era central para la construcción de la nación y el arte podía entenderse, desde los propios artistas, como un ejercicio democratizador.

Antonella Estévez

  Domingo 19 de abril 2015 16:29 hrs. 
escapes de gas documental

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El proyecto Miradoc – impulsado por la organización ChileDoc y que se encarga de estrenar un documental al mes en 17 ciudades a lo largo de Chile- inicia sus actividades 2015 con la presentación de este documental ganador del premio a la Mejor Película en el pasado Festival de Cine de Santiago, Sanfic.

“Escapes de gas” es un trabajo que permite conocer el origen de uno de los edificios más emblemáticos de la capital y que, de alguna manera, grafica los diversos Chiles que se han sucedido en los últimos 45 años.  El documental presenta la construcción del emblemático edificio de la Alameda como el resultado de un país que se veía a sí mismo como un ejemplo para el mundo. Al recibir el encuentro de Naciones Unidas en Santiago, Allende le mostraba al mundo las lógicas de este Chile, en  donde profesionales y obreros inspirados podían concretar un proyecto de esta envergadura en sólo 275 días.

Para recibir a los invitados internacionales el edificio se vistió con lo mejor de la producción de los más reconocidos artistas visuales chilenos del momento. El que se les haya pagado a todos lo mismo que a un maestro carpintero de la faena, da cuenta de los valores que estaban detrás de esta construcción.

El documental muestra como el mismo espacio que fue creado para mostrarle al mundo el éxito de la Unidad Popular es luego del golpe arrebatado por los militares para transformarlo en un edificio central del gobierno dictatorial rebautizándolo como Diego Portales, persiguiendo a las personas que trabajaron en él y haciendo desaparecer las mayoría de 34 obras que habitaban el edificio. El radical cambio que experimenta la obra, es coherente con los oscuros momentos que vive el país.

Y, aunque el documental no se detiene en ello, siguiendo su lógica discursiva también se podría decir que aunque el, ahora GAM, es un aporte significativo a las artes del país y ha recuperado poderosamente este espacio para el público, el que su mantenimiento esté entregado a una gestión que requiere de recursos privados para sus subsistencia también habla de los tiempos que habitamos hoy.

El relato se construye con una mezcla de materiales muy bien musicalizados. Excelente material de archivo y de entrevistas a varios de los protagonistas del origen y construcción de este edificio. Ahí se echa en falta la explicitación del rol de cada una de estas personas ya que puede resultar difícil para el espectador situar a cada una en el proceso. También puede resultar confuso la relevancia que se le da a la figura del escultor Felix Maruenda –a quien está dedicado el documental y cuya obra da título a la película- quien siendo un personaje notable y con una interesante presencia, no termina de presentarse como el protagonista del documental.

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