Señor Director:
En octubre del 2010 Chile estuvo en los ojos del mundo, culminaba el rescate de los 33 mineros, fueron momentos de intensa felicidad colectiva nacional y mundial. Ese mismo día en el Senado se aprobaba el royalty minero después de varios tiras y afloja. Así, en medio de la alegría se consumaba esta nueva traición al país, nadie estaba en condiciones de preguntar.
Hasta ahora nadie ha preguntado cuánto fue el gasto de tanta maquinaria. Lo que sí sabemos es que no fue gratis, las empresas mineras que colaboraron en este grandioso rescate cobraron en el momento, les llegó un royalty que prolongó el atraco que hacen al país. Así, de esta manera, Sebastián Piñera, presidente de la época, emporcó una de sus más grandes obras, con casi la unanimidad de los senadores, salvo la honrosa negativa de Mariano Ruiz-Esquide y tres abstenciones.
Hoy, con el precio del cobre por los suelos, con el abandono que se hace de la pequeña y mediana minería, con el escaso avance en seguridad minera, cabe la duda si sirvió de algo otorgar y prolongar las granjerías a grandes mineras. Pretender que se hizo esto para favorecer a los damnificados del terremoto 27 F es simplemente una burla.
Atentamente
Iván Cardemil
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