Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 26 de abril de 2024


Escritorio

El silencio de los inocentes

Columna de opinión por Vivian Lavín
Viernes 3 de junio 2016 8:59 hrs.


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La foto muestra un primer plano de la pared de un edificio que podría ser el Palacio de la Moneda, llena de agujeros producto del impacto de balas y morteros. Apoyado en ella y empinado, se ve a un pequeño niño, de no más de 6 años de edad, tratando de ver qué es lo que hay al interior de uno de los mortales orificios. Otra imagen muestra un grupo de niñas y niños, entre los 3 y los 8 años, sentados en la acera de una calle. Tras ellos, una gran pandereta con leyendas escritas con spray mientras sonríen para la fotografía de Ximena Riffo, que fue tomada en la comuna de La Granja, durante la Dictadura. Son algunas fotos de las muchas fotografías que junto a diarios de vida, cartas, videos y audios producidos por niños entre los 1973 y 1989 dan forma a una exposición. Todos estos materiales surgieron como parte de una investigación académica realizada por Patricia Castillo llamada Testigos y actores (1973-1989) que se sumergió en la cotidianeidad de esos infantes que durante la década del 70 y 80 fueron los niños de la dictadura.

Fragmentos de memorias: no estábamos solos es otra muestra, esta vez de Sandra Piñeiro quien recoge los testimonios de 130 niñas, niños y también jóvenes de Santiago y San Antonio que vivieron en esa época…

¿Por qué han ido a esos retazos de memoria ignorados por la historia oficial? ¿Qué es lo que esconden esos recuerdos familiares, íntimos, que son mostrados como verdaderas piezas de colección y con gran éxito de público en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos? Patricia Castillo responde en el pequeño libro que ha editado, la razón de esta búsqueda y exhibición: “Para hacer accesible el testimonio de las infancias en dictadura, para destacarlo y recuperar aquello que quedó mudo y silenciado, puesto que tales experiencias hoy adquieren importancia como parte del juicio ético que circula entre los adultos (…) Esta exposición se trata de las niñas y niños, de la vida cotidiana de las familias, del terror y también del amor, de la resistencia y la organización del ayer, sin embargo y sobre todo se trata del hoy, es decir del estatuto que le vamos a dar al saber y a las teorías de las niñas y niños, a su voluntad de participar, a las desigualdades de poder en el espacio doméstico”.

La figura de menores inmersos en los tiempos del terrorismo de Estado en el Chile de las últimas décadas del siglo XX nos conducen a quienes fuimos niños entonces, a nuestra propia niñez, y de alguna manera nos vemos retratados en esos niños y niñas.

De la misma manera que nos producen ternura sus voces, cuando vemos fotografías de sus diarios de vida en las que aparecen escritos por la mano de una niña de 12, nada menos que los primeros bandos emitidos por la Junta militar. O la carta de Cristina Alegría, cuando tenía 10 años y le escribió a su padre Juan, quien estaba detenido en el campamento de prisioneros de la Isla Quiriquina y le dice: “…porqué te tienen lejos de nosotros, tú no eres malo, tú jugabas con nosotros, tú eres bueno papito”.

¿Cómo explicar a los niños de hoy cuando le preguntan a sus padres cómo fue vivir en dictadura, en circunstancias que ellos también era muy pequeños entonces? ¿Es que acaso los niños por su calidad de tales no son sujetos históricos y no pueden tener un juicio respecto de lo que sucedió en esos años? Esta exposición une a dos conceptos que por tantos años no han estado relacionados y quizás por eso el título de la muestra INFANCIA/DICTADURA, tiene a estas dos palabras separadas por una diagonal o barra ascendente, para dar cuenta de dos mundos que aun no se encuentran, y no estamos hablando solo del espacio público. Lo  más probable es que quienes visiten esta muestra vuelvan a sus casas a abrir sus cajas del recuerdo donde encontrarán muchos vestigios de esos años con las imágenes y palabras de los niños que eran entonces, y los mirarán con otros ojos, dándoles otro valor. Porque lo que permiten estas muestras que se exhiben en el Museo de la Memoria y de los DDHH es poner en contexto una serie de materiales que han permanecido invisibles, escondidos en nuestras casas, como si hubiesen pertenecido a otras personas pero que al revisarlos calzan, como si de un puzzle se tratara, con piezas que ni siquiera pensábamos faltaban para completar a esos adultos en los que nos hemos convertido.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.