Carta al diputado Fuentes


Sábado 3 de diciembre 2016 15:03 hrs.


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Señor Director:

Usted sabe que no pasó inadvertido cuando los habitantes de Aysén salieron a las calles de ese pequeño pueblo del sur para pedir mejoramiento en sus condiciones de vida. La vida de los sureños nunca ha sido fácil. Basta recordar como allá por los años cuarenta y cincuenta dejaban el territorio para ir a la esquila de las ovejas en la Patagonia Argentina.

El sur siempre ha sido una zona de segunda categoría, pocos hospitales, casi ninguna universidad, pocos recursos….y Santiago tan lejos.

Usted diputado tenía todo su derecho a pedir desde la calle derechos básicos por tantos y tantos tiempos relegados, y miles se alegraron de aquel justo despertar.

Pero de ser un buen líder, de ser una persona creíble se pasó al bando de esa clase de políticos miserables, esos que son en la actualidad servidores de los grandes empresarios. Esa clase política que golpeaba la puerta de bancos y empresas para pedir dinero, sucede que los chilenos no queremos a esos mendicantes para hacer de la política su oficio. Usted recibió dinero justamente de empresas pesqueras para que sea diputado, para que esos empresarios sean defendidos por políticos como usted, cuando haya leyes que los beneficien.

Algo le debió haber ocurrido, algo pasó por su cabeza cuando le llegó un sobre lleno de billetes para hacer afiches, pancartas, para hacer regalos a sus votantes. Y en eso usted no estaba solo, lo acompañó un senador de la República, usted y el partido demócrata cristiano. Le invito a leer y encontrar en la historia jugada por su bandera. Vaya a buscar antecedentes de quienes fueron y son ustedes.

Muchos se alegraron de verlo con su chaqueta colorida y sus papeles bajo el brazo en una foto en La Moneda. Posiblemente alguno habrá dicho que merecía llegar al Parlamento, pero defraudó, no dio la talla de los hombres dignos, pasó sencillamente a ser un político en oferta, un maniquí en época de liquidaciones, con descuentos incluidos por ser de segunda calidad.

Tienen mucha razón los millones de chilenos que no le creen a la clase política, esa a la que usted pertenece. Cuesta verlo a la altura de Moreira, Longueira y de todos los que se abanicaron con boletas falsas, y eso no es una falta, es un delito. Por esa ventana de las boletas se va dinero que les pertenece a todos los chilenos, esos que usted también dice representar.

Lamentable verlo guardar silencio y decir que va a cooperar en todo lo que le pidan. Era tan fácil y de hombre responder las preguntas, verlo así, en la vereda de los mediocres hace más fuertes a los que hablan todos los días. Sentado en el tribunal con ojos asustados dio la impresión de un alumno que la profesora le dice que repitió de curso, eso, usted repitió la clase y lo hace engañando a sus cercanos, a esos sureños que se batieron con las fuerzas policiales….sencillamente usted no dio el ancho, es un fracasado en la política.

La política tiene esa ventaja de mostrar a los traidores, a los sátrapas, a los mercachifles, a los pelagatos, a los mediocres, a los encantadores de serpientes, a esos que se pasean por las ferias dando abrazos y besos y que luego en un ataque sabido, la amnesia se les instala y se queda hasta la próxima elección.

Sano será para la vida política chilena que no se presente de nuevo en las próximas elecciones, deje que otro sureño siga dando la batalla para mejorar las condiciones de vida que se merecen nuestros lejanos chilenos. No siga engañando a esos maestros primarios que enseñan a leer a niños que son felices con lo que tiene en esos rincones de la patria. No siga vendiendo humo a los pescadores que se ganan su pan con esfuerzo y trabajo y que usted los abandonó, fundamentalmente porque le gusta el dinero de los empresarios pesqueros.

Aun así, habiendo personajes como usted, hay también miles que siguen creyendo en un país más justo y solidario, más transparente para ser felices, de eso se tratan todos los asuntos, ser felices en esos cortos tiempos que nos dan.

El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

Envíanos tu carta al director a: radio@uchile.cl

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