En primer lugar, deseo a Radio Universidad de Chile y a todos sus integrantes, un 2017 en la senda de la verdad que la ha caracterizado.
Hace unas semanas, dos periodistas señalaron haber sido convocados a las dependencias de El Mercurio en Lo Curro para invitarlos a apabullar a Alejandro Guillier como sea.
Ignoro por quien votaré, si es que lo hago, pero es significativo que pese a los desmentidos de la casa Edwards, la campaña de desprestigio es a todo dar y con la hipocresía típica del medio.
Por ejemplo, alude a la fatiga crónica de la esposa del senador, María Cristina Farga, pero cuando María Cecilia Brinkman la señora de Pablo Longueira tuvo que ser internada por depresión, nada se leyó sobre aquello.
En Lo Curro saben perfectamente que la masonería aun provoca cosquilleo en sectores cristianos que los aprecian como una secta dedicada a la quema de hostias y realiza ceremonias diabólicas y profanaciones. Algo medieval que aún muchos se tragan. Es cierto que la masonería ha perdido poder, especialmente, según palabras de ellos mismos, por cuanto les cuesta captar jóvenes y ya son escasos los que concurren a los talleres. En otros tiempos incluso eran propietarios de medios, como Radio La Verdad, época de Aristóteles Berlendis; asimismo influencia en los directorios de empresas periodísticas.
Ahora es mejor visto, asistir a misas más sociales que religiosas.
Eugenio Tironi señala que los varones chilenos prefieren a un Lagos o Piñera a Guillier por ser más varoniles, e incluso utiliza la palabra “erecto”, seguramente sin connotaciones sexuales pero la palabra conlleva a eso, precisamente.
En lo personal, pienso que ninguno de los candidatos es solución para el país, que aun sigue marcando los pasos y pautas impuestas por Pinochet y sus, aunque duela, muchos seguidores.
Connotados periodistas del pasado, o sea jubilados, cuyos nombres omito, conversan con militares estimulándolos a que por lo menos hagan ruido de sables como si con esos efectos sacaran al país de la corrupción, de la cual las FFAA son parte. Muchos de nuestros auditores saben que es cierto, la histeria por golpear cuarteles está a flor de piel en muchos ciudadanos. Para llorar.
Chile hace noticia en el mundo entero, la machi Francisca Linconao es el titular, en bajada los incendios, la señora Compagnon, la escasa popularidad de Bachelet, a quien El Mercurio en una foto, muestra como una Golda Meir recibiendo al gabinete en la cocina de su casa, con un delantal encima del pantalón. En este caso, la ilustración se ubica en la puerta de su casa, conversando con la prensa.
Finalmente, aunque me disparen, a propósito de Golda Meier (nacida Mabovitch), es curioso que la comunidad judía internacional no critique a Donald Trump por su discriminación. El magnate de pelo color naranja le da con todo a todos menos a quienes le ofrecen su país como base militar en el Medio Oriente y seguramente financiaron gran parte de su campaña. O sea, ¿creerán que en su fuero interno no siente el mismo desprecio por ellos que hacia los musulmanes, los latinos, en fi?
En eso de la discriminación, tampoco estamos lejos, publicando constantemente la cantidad de emigrantes por país que arriban a Chile en circunstancias que el mundo entero nos abrió las puertas en 1973, incluso gobiernos de centro derecha de entonces como Francia.
Pido disculpas por haberme desprendido del tema Guillier, pero con el advenimiento de Trump en dos semanas, era inevitable.
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