El pasado 17 se celebró en todo el mundo el día contra la homofobia y transfobia. El hito que se conmemora es la eliminación de la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales por la Organización Mundial de la Salud, en 1990. Sin duda, esta medida porta un mensaje significativo, que nos invita a evitar categorías patologizantes al momento de entender la orientación sexual y de género.
La distinción sexo/género tiene un largo recorrido. Se ha conceptualizado desde la psicología y la medicina, pero también ha sido pensada como una categoría sociológica, adoptada por la segunda ola del movimiento feminista. En este sentido, el sexo sería “un artefacto, – fruto de una interacción constitutiva entre categorías sociales definidas colectivamente y una entidad física inaprensible fuera de estas categorías – pero que se vive y se experimenta como un ente ‘natural’ (Patricia Soley Beltran, Revista de Bioética y Derecho).
Desde este punto de vista, no podemos negar la existencia de normas de género que son culturales y cambiantes, pero que se encuentran naturalizadas. La realidad de quienes migran de un género a otro los sitúa de por sí en los márgenes de los discursos hegemónicos que definen qué es normal y qué es anormal; olvidando que la norma es convencional, y que cuya convención la fijan los actores de sociedades y culturas determinadas. Por ello, la transición de género y/o de sexo no debe pensarse solamente como una cuestión individual, sino también grupal, en la medida que son categorías que se definen a nivel colectivo (Patricia Soley.Beltran, Revista de Bioética y Derecho).
El Mineduc y la Superintendencia de Educación presentaron dos políticas públicas para el sistema educativo chileno: la Circular de Derechos de niñas, niños y jóvenes trans en el ámbito de la educación, y las Orientaciones para la Inclusión de Personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersex. Ambos documentos fueron entregados a todos los sostenedores del país. Organizaciones de la diversidad sexual trabajaron en su elaboración: Todo Mejora, Fundación Renaciendo, Fundación Transitar, Organización Trans Diversidades (OTD), Acción Gay, Rompiendo el Silencio, Visibles, Movimiento de Liberación Homosexual (MOVILH), Fundación Iguales, Movimiento por la Diversidad Sexual (MUMS), Frente de la Diversidad Sexual. A este trabajo se sumó el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) y la Organización de Naciones Unidas, representada por UNESCO. (Fuente Mineduc)
Justamente, el valor de estos textos reside en que participan de su construcción diversos actores sociales, entre los cuales deben estar los organismos de derechos humanos y las organizaciones concernidas. Pese a ello, nos preguntamos cómo se asegura que los establecimientos educacionales acojan y modifiquen sus prácticas en función de estas orientaciones.
Durante el día contra la homofobia y la transfobia, la Presidenta señaló que el Gobierno está trabajando para que todos los derechos de las personas se respeten. A pesar de ello, recalcó la situación de discriminación que personas trans, homosexuales e intersex viven a diario. Si bien la Ley de Unión Civil representa un avance, aún queda pendiente la aprobación definitiva de un buen proyecto de Ley de Identidad de Género, además de fortalecer la institucionalidad para evitar toda forma de discriminación. El mensaje de la Presidenta es claro: que en Chile los derechos de toda persona se respeten, independiente de su sexo e identificación de género. Pero si hablamos de palabras, no olvidemos que las estas tienden a perder su fuerza semántica cuando se manosean pero no se aplican; cuando se usan, pero sólo para construir realidades ficticias.
Cabe esperar que el Congreso deje de poner trabas y retrasos a esta ley, que ya cumplió cuatro años de tramitación. Cabe esperar que nuestros congresistas se ocupen más de asegurar el efectivo respeto de los derechos humanos en nuestra legislación y menos de defender sus intereses personales o de partido; que recuerden que son representantes, ojalá voceros, de la sociedad civil, sin discriminación y en igualdad de condiciones.
En la sesión número 162 de la CIDH con sede en Argentina, en el marco de una audiencia sobre los derechos de las personas trans en Chile, se presentaron representantes de la sociedad civil y personeros de gobierno. Nos parece fundamental relevar los cuestionamientos de la Comisión, luego de cada intervención. Respecto del proyecto de ley en estadio parlamentario, preocupa a la Comisión la exclusión de niños, niñas y adolescentes trans. A este respecto, señalan que casos como el de Karen Atala demuestran que personas con un alto nivel de educación tienen una grave comprensión de la situación de las personas en relación a su identidad sexual. Por consiguiente, la Comisión se pregunta si acaso se está capacitando a las personas para cambiar esta visión, sobre todo en el sistema judicial. Si bien la Presidenta se ha comprometido a reponer esta indicación en el siguiente trámite legislativo, la realidad es que hoy ha quedado fuera del proyecto. Estrechamente ligado a lo anterior, la catalogación de la educación sexual por parte del Ministerio de Educación en la audiencia como un tema “delicado” fue cuestionada por la Comisión, preguntándose por qué acciones implementan el Ministerio y el Estado para eliminar esa sensibilidad acerca de la educación sexual, porque este es un aspecto básico del aprendizaje en la vida. En relación con el cambio de nombre, preocupa que este sea un proceso judicial, siendo que bastaría con un proceso administrativo frente al registro civil, ¿por qué tiene que entrar en juego el poder judicial?
La discriminación que viven sectores de la diversidad sexual, especialmente en los ámbitos del trabajo, salud y educación, requiere medidas afirmativas más contundentes. De igual modo, es esencial eliminar prejuicios; quizás sea más razonable partir de esta pregunta: ¿cómo la orientación sexual y opción de identidad de género podría transgredir los derechos de otros?