Señor Director:
El empresario Orlando Saénz ha concedido una entrevista a vuestra radio que me inspira ciertas observaciones.
Sería necesario recordar en primer lugar que el señor Saénz ha cultivado siempre una manera de actuar que contrasta con la del conjunto de sus colegas empresarios y ya el hecho de que escriba los libros sobre los que fue interrogado ilustra una singularidad en un medio caracterizado por la incultura y por una conducta vulgar cuando no es simplemente brutal.
El señor Saénz habla en esta entrevista , y en los libros que ha publicado, de un periodo en el que ha sido un personaje público con cierta influencia y su testimonio no puede menos que interesarnos tanto más cuanto que el recubre el tiempo de la dictadura.
Antes del putsch, éste entonces muy joven jefe de empresa, que pasaba por ser una prometedora lumbrera, fue considerado en cierto momento como uno de los pocos empresarios con los cuales el gobierno popular podía dialogar, pero esto como se sabe no duró mucho pues muy pronto los energúmenos que siempre han dominado en las organizaciones patronales impusieron la política de la guerra abierta contra Allende.
En los primeros tiempos de la dictadura ésta beneficio de la colaboración del señor Saénz , a quien su cultura e inteligencia nunca le pudo hacer olvidar que era un hombre de derecha deseoso de terminar con la experiencia izquierdista. Sin embargo hay que reconocerle sin duda , pues no fue frecuente, que el señor Saénz no soportó las brutales violaciones de los derechos humanos frente a los cuales en esos tiempos sus colegas y correligionarios preferían mirar para el lado.
Sin embargo, el respeto que se le debe tener no impide que veamos en la entrevista del señor Saénz algunas afirmaciones que son injustas. Así de su opinión de que los chilenos son cobardes y oportunistas una afirmación que no me puede parecer legítima por lo menos a mí que, detenido un día después del golpe, pasé más de un año en los diferentes campos de concentración del pinochetismo, primero con cientos y luego con varios miles de otros detenidos que lo estaban , como yo, por ser consecuentes con nuestro compromiso político. Y qué decir de quienes pagaron con el sufrimiento de las torturas y con sus vidas el hecho de oponerse a la barbarie.
Por lo demás si los trabajadores chilenos hubiesen sido cobardes no se explica como nuestra historia es una larga serie de masacres perpetradas por militares y policías para aplacar las protestas sociales.
Si hay cobardes y oportunistas en Chile ellos se encuentran más bien entre quienes han tratado siempre de sacar las castañas con la mano del gato, como fue el caso en 1973 de quienes se escudaron detrás de las FFAA.
Por último, el señor Saénz trata de disculpar a aquéllos que siendo tenientes en esa época(¿una alusión a Cheyre ? ) no debieran ser procesados, a su juicio, considerando el principio de la verticalidad del mando que prevalece en las FFAA. Grave error de juicio por que no todos los tenientes de ese periodo estuvieron involucrados en esas fechorías y porque había también la posibilidad de demensionar…..
Por fin, se puede tener respeto por el comportamiento que tuvo el señor Saénz en cierto momento de su vida pero por lo esencial sigue siendo el patrón que ha tenido éxito , mucho éxito como él lo dice; y tanto mejor para él.
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