Señor Director:
Le deseo los mejores y más fructíferos años de su vida. Todo está por comenzar. Cumplió sus sueños hasta aquí. Eso es lo que me parece a mí. Desde lejos, usufructuando de sus conocimientos y aportes a mi reflexión personal sobre el acontecer del país, principalmente en el ámbito político y desde allí a todos los rincones de la cultura, me fui enterando de lo que hay detrás de la noticia.
Varios miembros de nuestra familia escuchamos Sus comentarios, casi todos los días. Pudimos ver bajo el agua a través de Sus comentarios y, aunque sufrimos con usted, aprendimos a leer cada vez mejor cada noticia. Ha hecho patria, no cabe duda, haciendo los caminos difíciles sin hacer atajos.
Bien por Su familia y gracias por intentar hacer desde Su lugar un mundo mejor para los otros.
Ya sabremos de usted, no me cabe duda, desde otro punto del dial humano, desde donde sea, en cualquier momento, con menos regularidad quizás pero alerta siempre frente a los acontecimientos. Sus libros serán uno de tus quehaceres, habrán otros. Creo que más palabras sobran. Sus amigos, radioescuchas y lectores habrán dicho ya todo.
Con mucha admiración y afecto, le deseo el mejor de los cambios.
Nota: Recuerdo un encuentro de la Juventud Estudiantil Católica JEC, un paseo en el que dijo más o menos esto: “Quiero ser periodista para decir la verdad, siempre”. Ese grupo de jóvenes como muchos otros iba a cambiar el mundo.
El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.